
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La Sierra de Béjar es uno de esos paraísos escondidos -o no tanto- de la geografía castellano y leonesa. El baluarte montañoso salmantino que separa Castilla y León de Extremadura dispone de decenas de rutas para disfrutar de la naturaleza en cualquier época del año.
Si buscamos una otoñal y con 'algo' de complicación, la Subida al Pico del Águila desde la Garganta del Oso, cerca del bonito pueblo de Candelario, se antoja una buena opción. Será la mejor forma de poner la guinda a una escapada de fin de semana, por ejemplo, a una zona rica a nivel turístico y gastronómico.
Para llegar al punto de salida de la ruta tomaremos la autovía A-66, la de la Ruta de Plata, en dirección a Béjar. Tomaremos la salida hacia el Barco de Ávila (N-630), y a poco más de dos kilómetros el desvío a Navacarros. Desde esta localidad, nos dirigiremos en dirección a Candelario, pero sin llegar a este municipio.
A tres kilómetros, desde Navacarros, vemos una pista forestal con un cartel que señala 'Garganta el Oso'. Es aquí donde comenzaremos la actividad y aparcaremos el vehículo.
La primera parte de la ruta transcurre por esta pista, en la que divisaremos no muy lejos un chozo para albergar el ganado. En esta zona, el trayecto es al descubierto, pero en poco tiempo nos internaremos en un bonito bosque de robles.
Seguimos caminando, ya con mayor dificultad al enfrentarnos a una pendiente ascendente, para llegar hasta el puente de la Garganta del Barquillo, que cruzaremos. Este es un bonito lugar para sacar las primeras fotos o vídeos de la ruta -aunque tendremos tiempo para hacerlo en la zona más alta, con las mejores vistas de la sierra-.
Seguimos por la pista sin complicación, ni pérdida, hasta que a nuestra izquierda aparecera un hito de piedra que marca un sendero que viene de Candelario, y que será el que nos meta de lleno en la sierra de Béjar.
Esta senda trascurre paralela a un pinar que dejaremos en esta ocasión a nuestra derecha, y que, poco a poco, se irá convirtiendo en una hilera muy fina en la que es necesario andar de uno en uno.
La vegetación se volverá más cerrada, con abundantes escobas -llevemos ropa larga, independientemente de la época del año-. Dejaremos la vegetación atrás para cruzar el llamado Arroyo del Oso, y emprender el ascenso por la ladera que terminará en el Pico del Águila (2.063 metros).
Estos dos últimos kilómetros de ascenso son los más complicados, con una pendiente importante, pero bien señalizados por hitos.
A más de dos mil metros, las vistas son el mejor regalo. Ahora, si la meteorología lo permite, podemos realizar las fotografía que queramos de Candelario, del Pantano de Navamuño, Peña Negra, o de las misma Béjar. Si es día está despejado, también se podrá ver en el horizonte la Sierra de Francia.
Desde el pico emprenderemos el regreso, pero lo haremos hacia el aparcamiento de la Estación de Esquí de La Covatilla -uno de los lugares más conocidos de la sierra-.
Una vez en el aparcamiento, seguiremos unos 500 metros por la carretera hasta una puerta que nos permite de nuevo irrumpir en la naturaleza. Pasaremos por la portela, y nos encaminaremos al Pico Alaiz (a casi dos mil metros también) y reconocible por la virgen que lo corona.
En esta otra cima también las vistas son impresionantes y merece la pena parar a coger aire y fuerzas -es recomendable llevar algo de comer, pues la ruta se nos puede ir en función del ritmo a las seis horas de marcha-.
El descenso lo haremos por la parte derecha, siguiendo de nuevo los hitos, los cuales nos bajaran al Pico Colorino (o Alto de los Quemados) de 1.636 metros. Aquí el sendero adquiere bastante pendiente y el terrenos es inestable.
Tras poco más de un kilómetro de bajada, enlazaremos nuevamente con la pista por la que subimos, y ya solo nos queda seguir esta, en una cómoda bajada, que nos dejara donde aparcamos nuestro coche.
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