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Arribes del Duero desde el Mirador del Cura, en Pinilla de Fermoselle. DELA FOTO

El Gran Cañón de Arribes del Duero

Pinilla de Fermoselle y su meandro presentan una ruta sencilla de cuatro kilómetros con miradores al río y apta para ir con niños

Juan J. López

Valladolid

Jueves, 7 de octubre 2021, 07:48

Aunque no estemos en Arizona, ni haya los llamativos viajes en helicóptero o avioneta por el Gran Cañón, en Castilla y León también hay desfiladeros ... de los que disfrutar con unas vistas inmejorables.

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No se podrán contemplar desde el aire -al menos de momento-, pero si permiten una escapada a pié, e incluso en canoa, con los que zambullirse en una estructura geológica que separa España de Portugal, con el río Duero de frontera natural.

Aunque existen decenas de rutas en el Parque Natural de Arribes del Duero, os proponemos un plan sencillo de senderismo, que se podrá realizar sin complicaciones y con toda la familia.

Más vistas del meandro del Río Duero desde Pinilla de Fermoselle. DELA FOTO

Apenas cuatro kilómetros con epicentro en Pinilla de Fermoselle, en un ruta circular que finalizaremos en el mismo sitio.

Para llegar a Pinilla, tomaremos la carretera provincial ZA-L-2215, que se coge directamente en Fermoselle.

Una vez en la localidad, y cogiendo la plaza de la iglesia del pueblo como referencia, comenzaremos la actividad en dirección suroeste para salir del municipio entre huertos y superar algunos canales de regadío, para coger una pista forestal.

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En tres palabras

  • Miradores. El del Cura es uno de los más de sesenta miradores habilitados en el parque.

  • Saltos Aldeadávila, Saucelle y Castro, antiguos poblados para los obreros de las presas.

  • Castillos. Sobradillo, San Felices de los Gallegos, Fermoselle y Vilvestre.

La pista forestal, por la que la pisada es muy cómoda y de una anchura por la que pueden entrar vehículos, la seguiremos durante aproximadamente un kilómetro, dejando siempre a nuestra derecha el meandro del río Duero, del que podremos disfrutar sin problemas.

Merece la pena hacer más de una parada y realizar alguna fotografía del meandro del río. Después de ese primer kilómetro iniciaremos un descenso en zig-zag señalizado entre las terrazas en las que se divide el cañón.

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Conviene recordar que estas sendas -ya mucho más estrechas- eran las que utilizaban los contrabandistas entre España y Portugal para introducir la mercancía sin ser controlados. De hecho, algunos de los miradores del parque, a lo largo del cañón, se llegaron a establecer para controlar el tráfico de mercancías ilegal, y que era controloado por los carabineros -la casa de estos por ejemplo se ubicaba en el bonito Mirador de las Escaleras, a tres kilómetros de Fermoselle-.

Seguiremos el camino mucho más estrecho, en claro descenso hasta la orilla del río, hasta que este se pobla de olivos, ya que es una zona rica en estos árboles y también merece la pena probar el aceite de la comarca.

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Caminaremos un poquito junto a la ribera, para posteriormente emprender una subida, que puede parecer muy empinada al principio, pero que enseguida se convierte en una pista que nos dirigirá hasta la base del Mirador del Cura.

Desde este, y por un camino de tierra fina, paralelo a la carretera, regresaremos a Pinilla de Fermoselle.

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