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El castillo domina Peñaranda de Duero
Secretos de monasterios
EDADES DEL HOMBRE

Secretos de monasterios

Con el nexo común de la oferta monacal, pero con un mayor trasfondo histórico, patrimonial y natural se erige un itinerario turístico que recorre tres bellos municipios de la Ribera del Duero: La Vid, Peñaranda de Duero y Caleruega

Susana Gutiérrez

Viernes, 30 de mayo 2014, 11:36

Con el nexo común de la oferta monacal, pero con un mayor trasfondo histórico, patrimonial y natural se erige un itinerario turístico que recorre tres bellos municipios de la Ribera del Duero: La Vid, Peñaranda de Duero y Caleruega. La Nacional 122 sale de Aranda en dirección a Soria y lleva, tras completar una veintena de kilómetros, hasta La Vid, donde irrumpe el majestuoso monasterio de Santa María. De allí, parte una carretera comarcal que después de un trayecto de ocho kilómetros adentra al visitante en Peñaranda de Duero, donde se avista en lo alto su castillo y a ras de suelo un escenario que retrotrae a la época medieval.

Esta segunda parada deja todavía tiempo y ganas para que, diez minutos después, el viajero irrumpa en Caleruega, la cuna de Santo Domingo de Guzmán, cuyas raíces todavía continúan muy vivas.

La ruta permite disfrutar también de otros atractivos como la riqueza y variedad paisajística, que va cambiando desde las orillas del Duero del municipio de la Vid, plena Denominación de Origen, pasando por los páramos y serranía castellana de Peñaranda de Duero para llegar a Caleruega, última localidad ribereña y primera de la Sierra de la Demanda donde se levantan encinares centenarios y robledales.

Santa María de la Vid

La espectacularidad del monasterio de Santa María de la Vid se vislumbra desde la carretera de acceso a este pequeño municipio de apenas un centenar de habitantes, que queda engullido ante lo imponente de la construcción. El complejo monacal ha sido protagonista en más de una ocasión en la gran pantalla, la última de ellas de la mano de José Luis Garci, en la película Canción de cuna. La historia cuenta que en el siglo XII, el rey Alfonso VII, en el transcurso de una cacería, encontró una imagen de una virgen de la época de los godos debajo de una parra o vid y de allí surgió el inició de la construcción y su nombre.

Los edificios son obras de diversas épocas que se superponen en un perfecto ensamblaje exterior, mientras que la iglesia, el claustro viejo y claustro del pozo, el refectorio, la sacristía, el museo sacro y el de filatelia, el panteón y la escalera principal se convierten en visitas obligadas.

Peñaranda de Duero

La orden agustina de La Vid deja paso a la concepcionista en Peñaranda de Duero, un edificio con artesonado mudéjar y un patio renacentista que queda eclipsado por la belleza de un casco antiguo que retrotrae al visitante a la época medieval. A través de un arco se accede a la Plaza Mayor, donde se levanta la Excolegiata de Santa Ana, custodiada a escasos metros por un rollo jurisdiccional del siglo XV. Enfrente le hace sombra el Palacio Ducal de Avellaneda, con portada plateresca, patio renacentista y artesonados góticos mudéjares. En el paseo por Peñaranda de Duero aparecen algunas casas blasonadas y un bello conjunto de casas solariegas, además de la botica más antigua de España, del siglo XVII, que conserva la botica, rebotica, laboratorio, jardín de plantas medicinales y el ambiente de antaño. Y en lo alto, silencioso, vigila el castillo una gran fortaleza que domina de forma clara el caserío.

Caleruega

Caleruega presume de ser la cuna de Santo Domingo de Guzmán, donde nació en el año 1170 y allí todavía, en la actualidad, está presente a través de los dos monasterios de la orden, el convento de los dominicos y el monasterio de las dominicas. Ambos han marcado también la estética de un municipio donde se levantan exclusivamente fachadas de piedra. El Real Monasterio de Santo Domingo tiene como impulsor a Alfonso X El Sabio, que en el año 1266 levantó una iglesia gótica en el lugar de nacimiento del santo.

Por su parte, el convento de los Padres Dominicos rodea al Torreón de los Guzmanes, bastión de 17 metros del siglo X, símbolo de defensa en la Reconquista que quedó presidiendo el patio del convento.

Los más atrevidos podrán incluso ampliar la ruta y empaparse de patrimonio romano, pues a escasos kilómetros se encuentran el yacimiento de Clunia Sulpicia, en Peñalba de Castro, y la villa de Santa Cruz, en Baños de Valdearados.

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