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LUIS GONZÁLEZ
Domingo, 14 de mayo 2006, 02:00
Los vecinos y los representantes municipales de la población burgalesa de Villela, colindante con Alar del Rey, han vuelto a manifestar su malestar y preocupación con el cada vez más lamentable estado que presenta el puente sobre el río Pisuerga, que sirve de nexo de unión a esa localidad y a otras próximas, con la carretera nacional N- 611.
El mal estado que presenta el paso no es algo novedoso. El pasado mes de agosto, aprovechando el desarrollo del Descenso Internacional del Pisuerga, cuyos participantes tienen que pasar por debajo de este puente, varias decenas de personas se manifestaron pacíficamente para demandar a las autoridades presentes en esa fiesta deportiva la imperiosa necesidad de acometer el arreglo de esa infraestructura ante su paulatino e irreversible deterioro, algo que pone en constante peligro al gran número de usuarios que registra, tanto habitantes de la comarca como visitantes que acuden a ver y disfrutar de los encantos paisajísticos y monumentales de los pueblos del entorno.
La respuesta que circuló entonces por la comarca es que había un pequeño problema de competencias sobre la parte del puente que pertenece a las provincias de Burgos y de Palencia, pero según la alcaldesa de Villela, María Teresa Díez Aparicio, a raíz de aquella reivindicación popular ella fue informada de que se había llegado a un principio de acuerdo.
Cada día más temor
Ese acuerdo significaría que la Diputación palentina se encargaría de los correspondientes arreglos, mientras que la institución provincial burgalesa sufragaría el pago de la parte del puente que se asienta en esta provincia, incluso hasta del 50%, pese a que el puente se ubica casi en su totalidad en la provincia de Palencia.
Sin embargo, nueve meses después de aquella manifestación ciudadana, la situación continúa como entonces, y el estado del puente resulta cada día más preocupante, sobre todo en lo referente a sus sencillas y obsoletas barandillas metálicas, que se mueven profusamente y que no aguantarían el más mínimo impacto.
Así las cosas, la alcaldesa de Villela ha realizado nuevo llamamiento a las autoridades competentes, «ya que lo que pedimos no es un capricho ni algo que pueda esperar indefinidamente, porque el peligro de que suceda algo grave está presente cada día», considera la regidora. «Me gusta ser optimista y espero que en las próximas semanas se acometan esos arreglos, porque de lo contrario nos veríamos obligados a volver a salir a la calle como ya hicimos el pasado mes de agosto», añade María Teresa Díez.
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