Secciones
Servicios
Destacamos
Mi querida España, esta España mía, esta España nuestra, que cantaba Cecilia, parió un programa de radio que acabó durando más años que los que vivió la cantante. Entre 1947 y 1984, el 'Consultorio de Elena Francis' fue el paño de lágrimas de mujeres que, ... necesitadas de consejo, de consuelo o de desahogo, enviaban al programa cartas en las que contaban sus penas. Y la respuesta a esas mujeres que sufrían infidelidades, abusos, malos tratos o todo junto siempre era la misma: tenían que aguantar y sufrir en silencio.
Esa fue parte de la ¿educación? sentimental de un país pegado a la radio hasta que comenzó a pegarse a la televisión. Curiosamente, en ella ya no había sitio para las tragedias conyugales, solo para el arquetipo empalagoso y almibarado de un matrimonio feliz y perfecto que solucionaba los problemas, si los había, con un extra de azúcar. De 'La casa de la pradera' a 'Cosas de casa', todo era ideal. Pero, como según Tolstói, todas las familias felices se parecen unas a otras, nos aburrimos pronto de esas parejas intachables y preferimos reírnos con las peleas a tumba abierta de 'Los Roper'.
Tuvo que llegar 'Canción triste de Hill Street' para mostrarnos una relación entre adultos contada de forma adulta, la del capitán Furillo, divorciado con problemas, con la abogada Joyce Davenport. Ver a una pareja no casada metiéndose en una bañera o terminando el capítulo en la cama charlando acerca de cómo les había ido el día no era habitual en los 80. Menos mal que ahí estaba Steven Bochco, abriendo puertas para nuevos modelos de ficción más ásperos y auténticos. Y la cosa comenzó a cambiar.
Pero lo hizo lentamente, que en esto, como en trastear los móviles, los adolescentes nos llevan ventaja: convertidos en el público más codiciado para las cadenas, pasaron de instruirse leyendo la 'Súper Pop' (y la mucho más atrevida 'Nuevo Vale', aunque ahora nos parezca la hoja parroquial al lado de 'Élite') a hacerlo viendo infinidad de series. Mientras, los que ya habíamos vivido el primer amor para quedarnos con el segundo (o con el tercero, o con el cuarto), no encontrábamos nuestro reflejo en la ficción: si no tenías granos, o no eras un veinteañero que ligabas como un perro loco o no tenías una tensión sexual no resuelta con un compañero de curro, poco podías rascar ahí. Costaba encontrar series que abordaran la vida en pareja con una mirada realista y atinada. Que trataran sobre la forma de hacer en compañía el camino que va de la madurez a la vejez. O sobre la monotonía, la decepción, el cansancio, la indiferencia, el letargo. O sobre el fin de una relación y el principio de otra. O sobre por qué se deja de amar lo que antes se amaba.
Ahora, y como cada familia infeliz lo es a su manera (volvemos a Tolstói y a 'Ana Karenina'), hay una serie para cada caso. Para aquel que se pregunta si hay alguien ahí fuera esperándole, o si podría encontrar una pareja mejor que la que tiene, está 'Soulmates' (Prime Video): situada en un futuro a la vuelta de la esquina, una empresa consigue encontrar tu media naranja con un simple escaneo genético. El ligar se va a acabar porque haces 'match' fijo. Pero ¿y qué sucede si tu alma gemela es un psicópata?¿O ha muerto? ¿O es del mismo género que tú, que eres heterosexual perdido? ¿O si estáis casados? Se abre una cantidad casi infinita de posibilidades que se exploran en seis historias independientes. Irregulares, eso sí.
Si lo de tu media naranja no da resultado y estás en plena crisis matrimonial, lo mejor es ir a terapia de pareja, aunque ni siquiera aparezcan las sesiones: 'State of the Union' (HBO Max) se centra en la conversación mantenida por un matrimonio antes de entrar a la consulta; diez capítulos de diez minutos de charla ácida frente a una pinta y un vino blanco. En la serie se junta todo lo bueno de este mundo: la brevedad, la escritura de Nick Hornby, la dirección de Stephen Frears y las interpretaciones de Chris O'Dowd y Rosamunde Pike. Y una segunda temporada con los descomunales Brendan Gleeson y Patricia Clarkson.
En el caso de que la terapia no funcione, siempre puedes llamar a una de las Defoe, la familia de abogadas especializadas en divorcios de 'The Split' (Filmin). Posiblemente le haga falta a más de uno: cuando Bergman narró la descomposición de una pareja en 'Secretos de un matrimonio', lo hizo con un realismo y una crueldad tan insoportables que, tras su emisión en la televisión sueca en 1973, se duplicaron las rupturas. Y la versión protagonizada por Jessica Chastain y Oscar Isaac (HBO Max) está a la altura de su predecesora.
Será por eso, y por lo que me gusta comer, por lo que prefiero 'Julia' (HBO Max), la serie sobre Julia Child, la Elena Santonja de la televisión norteamericana. Al fin, un matrimonio feliz que no provoca hiperglucemia. Que se apoya, que se respeta, que se quiere, que se gusta, que se comprende. No lleva razón Tolstói: tampoco todas las parejas felices se parecen.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.