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No llega a los 3 kilos y apenas mide 34 centímetros, pero representa el reconocimiento más importante de los compañeros de profesión a los mejores trabajos del año. Y eso es mucho. Tanto que Albert Solé, al que le robaron el Goya obtenido por 'Bucarest, ... la memoria perdida' en una fiesta posterior a la ceremonia, pasó las 24 horas más amargas de su vida hasta que se lo restituyeron. Robos con final feliz aparte, los ganadores del Goya con los que hemos hablado lo tienen a buen recaudo, ya sea en sus propias casas o en las de familiares y amigos.
'Vivir es fácil con los ojos cerrados' fue la gran triunfadora de los Goya 2014: obtuvo seis premios, dos de los cuales fueron a parar a manos de David Trueba. Aunque no por mucho tiempo: el de Mejor Dirección se lo regaló a la hija de unos amigos que nació, precisamente, durante la gala, y el de Mejor Guion se lo entregó, durante la clausura del Festival de Cine de Cartagena (FICC), a Juan Carrión, el profesor de inglés que inspiró el personaje de Javier Cámara. Posteriormente, Carrión donó el Goya a la Universidad Politécnica de Cartagena. «Tenía sentido para mí dárselo a Juan porque lo conocí cuando ya había escrito completamente el guion. Se lo dejé leer y su reacción fue estupenda, aunque nunca me había planteado hacer un biopic, ya que concebí la película como una ficción en la que incorporaba muchas cosas inventadas por mí y asociadas a otras historias personales que había recogido», indica el cineasta.
La noche en la que David Trueba fue premiado, tenía el récord de ser la persona más veces nominada (13) que nunca había ganado un Goya. «Estaba curado en salud, y sabía que ganarlo era más una cuestión de que decidieran en ese momento que tú eras el adecuado, no tanto por la valía de los trabajos». «Cuanto más tarde llegan los premios, mejor para ti; te da más tiempo aprender a vivir sin ellos y a seguir luchando por hacer las cosas bien y no por tener el reconocimiento que crees merecer. Eso es siempre un accidente», añade.
En 2021, Luis López Carrasco ganó el Goya a la Mejor Película Documental por 'El Año del descubrimiento', que también obtuvo el premio al Mejor Montaje para Sergio Jiménez. Aquella fue una gala atípica marcada por la pandemia a la que solo acudieron de forma presencial los presentadores, los protagonistas de las actuaciones musicales y Ángela Molina (Goya de Honor). Los nominados, por el contrario, asistieron por videoconferencia. «A pesar de ello, sentimos que era la mejor manera de vivir esa experiencia. Pudimos reunirnos diferentes personas del equipo y la productora y fue, en ese sentido, más familiar, más cálido. Nos pudimos apoyar y acompañar en un momento donde se arrastra también mucha tensión y agotamiento. La celebración fue apoteósica precisamente por ese motivo», confiesa el realizador.
Pero el premio de Luis López Carrasco es itinerante: «Todavía en 2021, el Goya a Mejor Película Documental se otorgaba a la empresa productora (ahora se otorga a las personas físicas que hayan producido la película), así que pasa temporadas de visita en las casas de Luis Ferrón, Ricard Sales, Pedro Palacios (productores) y yo. Ahora duerme en casa de Luis».
La cineasta Belén Funes se alzó con el Goya a la Mejor Dirección Novel por 'La hija de un ladrón' en 2020. Desde entonces, el premio «lo tengo en mi comedor, encima de mi estantería de Ikea. Te dan un premio, pero tus estanterías siguen siendo las más baratas del mercado».
Funes cree que ganar un Goya debe ser algo parecido a subir una montaña. «Si llegas a estar nominada con una película que has hecho, sientes que estás subiendo una montaña, porque cuesta mucho producir una película, dirigirla, rodarla, montarla; es un 'tour de force'. Hay algo de alivio y de mucha alegría individual, pero también colectiva, porque las películas se hacen porque a mucha gente se le mete en la cabeza, no solo a ti. En mi caso fue una alegría compartida con mucha gente», explica la directora.
El compositor y director Roque Baños es un viejo conocido de los Goya: nominado en 15 ocasiones, ha obtenido tres galardones: uno a la Mejor Canción Original ('Sevillana para Carlos', de la película 'Salomé') y dos a la Mejor Música Original ('Las trece rosas' y 'Los crímenes de Oxford'). «Uno de ellos está en mi vivienda de Madrid. Lo tengo allí porque ese es mi hogar y, al verlo, me recuerda que el esfuerzo siempre tiene su compensación, y que para que uno pueda realizarse y seguir dando lo mejor de sí mismo es fundamental el apoyo de la familia, especialmente si te dedicas a una profesión absolutamente creativa en la que, para sumergirte en la composición, es requisito imprescindible tener momentos de soledad y silencio», cuenta Baños.
Otro Goya está en Jumilla, «como homenaje a mis raíces y especialmente a mis padres, que me apoyaron incondicionalmente para emprender esta carrera y que siempre se han sentido más felices, incluso más que yo, de que me concediesen un Goya». Y el tercero está en su estudio de Madrid, «porque es el lugar donde creo, donde si no llega la inspiración la busco hasta que aparece». Pero también hay otros motivos: «al ser los compañeros de profesión los que te otorgan un premio de estas características, es importante que mis clientes, al acudir a mi estudio, sepan que está ahí porque me siento orgulloso por recibirlo de la Academia de Cine. No por ego, sino por compañerismo. Y, por supuesto, porque ese galardón no es sólo mío, sino que una parte también es de mi fiel y leal equipo».
Aunque estaría nominado posteriormente en dos ocasiones más, el actor Antonio Resines consiguió el Goya a la Mejor Interpretación Masculina Protagonista en 1997 por 'La buena estrella' con su primera nominación. Hoy, su Goya está sobre una librería abarrotada de CD y DVD encima de la televisión, y flanqueado por la Espiga de Oro de la Seminci, el premio de un festival argentino, dos premios de la Academia de la Televisión y dos Fotogramas de Plata. «Entras en casa y lo ves. Si te fijas, claro. Ahí veo yo la tele, y lo miro de vez en cuando y me acuerdo de cosillas», relata el intérprete.
Resines reconoce que sintió asombro cuando oyó su nombre. «Estaba nominado con Jordi Mollà por la misma película, y siempre se divide el voto, y con Javier Bardem. El nivel ese día era altísimo. El Goya me lo dio Penélope Cruz. Fue maravilloso. Ese día 'La buena estrella' también ganó, entre otros, Mejor Película y Mejor Dirección. Fue una noche redonda. Nos fuimos a celebrarlo por, ahí, y la cosa acabó a altas horas de la madrugada. Me fui con mi hijo Ricardo y, con los nervios, se lo dediqué malamente. «El tonto de mi hijo, creo que le llamé. Cariñoso, pero me salió esa bobada. Fue un día estupendo».
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