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Javier Fesser (Madrid, 1964) aterrizó en el cine español en un ovni con forma de Seiscientos. De él descendían dos marcianitos, uno macarrilla y chuleta, el otro cándido y juguetón. El protagonista de 'El milagro de P. Tinto', encarnado por un Luis Ciges de ... quien nunca se supo dónde terminaba el actor y comenzaba la persona, los aceptaba sin más, como los hijos que nunca tuvo. En la ópera prima del director se mezclaban 'Sonrisas y lágrimas' y el No-Do, el cine de Berlanga y los 'cartoons' de la Warner. Dos cortometrajes multipremiados, 'Aquel ritmillo' y 'El sedcleto de la tlompeta', y algunos de los anuncios más celebrados de los 90 constituían el bagaje del hermano de Guillermo Fesser, mitad del dúo radiofónico Gomaespuma y coguionista de algunas de sus películas. Veintitrés años después, Málaga homenajea con la Biznaga de Honor a uno de los directores más inclasificables de nuestro cine.
Javier Fesser siempre ha ido a su bola. Después del pelotazo de 'Campeones', que ganó el Goya y tuvo más de tres millones de espectadores, rodó un corto documental en Filipinas sobre la desnutrición infantil. La secuela de otro taquillazo, 'La gran aventura de Mortadelo y Filemón', tardó una década en llegar y lo hizo en forma de dibujos animados. Su último largometraje, 'Historias lamentables', estaba previsto que se presentara en el Festival de Málaga el año pasado antes de llegar a los cines el 30 de abril. La pandemia trastocó todos los planes. El filme se estrenó en Amazon Prime Video hace seis meses, pero Fesser puso la condición de que también lo hiciese en salas, tal como ha ocurrido este fin de semana en unas pocas pantallas de varias ciudades. «No podíamos permitirnos económicamente que la película estuviese un año en el cajón», explica el director. «Vivimos una situación cambiante, un nuevo modelo de distribución y exhibición. No vamos a volver al lugar de donde veníamos. Podemos quedarnos parados a verlas venir o participar de ese cambio. No todos los distribuidores han entendido este experimento que nos puede salir bien o mal pero que servirá a los que vienen detrás».
Según Fesser, «habrá sitio para todos», películas y series, cines y plataformas. 'Historias lamentables' consta de cuatro episodios conectados entre sí con personajes desquiciados que remiten al humor de dibujo animado de sus primeros trabajos. El germen del filme es un guion que escribió en 1986, del que no se acordaba en absoluto y que encontró cuando hacía una mudanza en su casa. «En aquel entonces no tenía ni idea de escribir, pero el guion desprendía la inocencia y la ingenuidad de ese momento en el que crees que todo es posible», cuenta. «Son personajes que vienen todos del mismo tebeo, de la misma tribu. Los llevamos al límite para reírnos de ellos y de nosotros mismos». La película siempre se concibió para verse en un cine, «con las risas del público».
nuevo modelo de distribución y exhibición
'camino'
Fesser nunca ha dejado de hacer publicidad y asegura que no distingue entre anuncios y películas, cortos y largos. «La publicidad tiene una rapidez que te hace vivir experiencias muy intensas», describe. «Te saca de tu zona de confort y te hace mantenerte en forma. Además, así conoces a profesionales y estás al día de los avances tecnológicos». Su mejor escuela, asegura, han sido los tebeos de Ibáñez, donde aprendió «el lenguaje del gag, del color y del movimiento». Cuando presentaron el proyecto al dibujante, este se quedó tranquilo: «Vio que yo conocía y quería a los personajes».
Una de las mayores satisfacciones de su carrera se la proporcionó 'Campeones': «Sus protgonistas eran personas que normalmente no salen en las películas y que nos regalaron su propia vida. Si transformó la mirada de algunos espectadores hacia un colectivo de personas diferentes, ya me doy por satisfecho». De 'El Milagro de P. Tinto' se queda con su amistad con Luis Ciges, de quien se celebra este año el centenario de su nacimientos. «Luis era tan irrepetible que no sabía repetirse: rodabas doce tomas y las doce eran distintas. Manejaba el humor, la ternura y el surrealismo como nadie, con humildad y una humanidad tremenda».
Su película más arriesgada y personal, 'Camino', la historia del martirio médico y la beatificación de la niña Alexia González-Barros, le originó deudas que terminará de pagar en 2025 y la animadversión del Opus Dei: «Era previsible que no les iba a gustar. Hoy la volvería a hacer de la misma manera. Mi recuerdo no es de una polémica, sino de todo lo bonito que trajo. Era una historia que tenía pensada antes de 'El milagro de P. Tinto', cosas que había vivido muy de cerca. Por primera vez abordé la realidad desde la documentación y no desde la imaginación».
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