El cine de género engrosa la cartelera

'Vermin: La plaga', de nacionalidad francesa, se antoja un cruce entre la vibrante 'Attack the Block', sin tanto humor negro, y algunos títulos galos de reciente trayectoria que se preocupan por los problemas sociales que agitan el país -y el mundo-, como la magnífica 'Los miserables'. Los protagonistas deben sobrevivir a una plaga de arañas venenosas dentro de un edificio, pero también a sus rencillas y problemas personales, como mandan los cánones. Entretenida y desvergonzada por momentos, con algunos efectos visuales memorables, no alcanza el tono de la reivindicable 'Arac Attack!', pero, afortunadamente, no se pierde entre títulos de serie B a medio gas, o más bien Z, como 'Aracnophobia' o la delirante 'Lavalántula'. El joven casting plural funciona, hay tensión y acción, bajo la dirección del debutante Sébastien Vaniek, y la coartada social no ahoga el relato, con algunos momentos escalofriantes sin la necesidad de acudir al manual del susto fácil.

'Concrete Utopia' también pudo verse en Sitges, donde cosechó buenas vibraciones. Estamos ante una distopía con el sello de Corea del Sur, país especialmente interesado, como gran parte de la cinematografía asiática, con el cine de ciencia-ficción y catástrofes, el marco ideal para las metáforas, como es el caso. Un terrible terremoto destroza la ciudad de Seúl, hasta el punto de que únicamente queda un edificio en pie, una idea que veíamos también recientemente en otra propuesta coreana, 'Cazadores en tierra inhóspita', estrenada directamente en Netflix. El bloque pasa a ser el centro neurálgico de un vaivén de situaciones extrapolables al mundo de hoy. Los inquilinos de los apartamentos ven sus hogares amenazados por el presencia de extraños y gente ajena al lugar que busca cobijo. El paralelismo con la problemática de la emigración es evidente. El instinto de supervivencia, propio del ser humano, vuelve a aflorar en un relato fantástico rodado con buen pulso por Um Tae-hwa ('Vanishing Time: A Boy Who Returned').

Una buena ambientación y efectos, con algunos hábiles giros en el guion, convierten a 'Concrete Utopia' en una buena opción para los amantes del género. Curiosamente, el hecho de que la historia tenga como principal escenario un edificio hermana el proyecto con 'Vermin: La plaga'. El suspense es continuo y el horror irrumpe cuando los habitantes de los apartamentos se cierran en banda y no admiten forasteros en su territorio pero explotan igualmente los conflictos entre ellos. La tercera en discordia en esta selección, cerrando el trío de recomendaciones, se aleja de este tipo de producciones, con una premisa muy diferente. 'Misántropo' ('To Catch a Killer') es un thriller poderoso, con un comienzo espectacular. En la noche de año nuevo una terrible tragedia ocurre en Baltimore. Un francotirador dispara sin un emotivo aparente a diestro y siniestro, matando a 29 ciudadanos anónimos. El asesino no deja ni una sola pista sobre los homicidios a distancia y deja abierta la posibilidad de volver a atentar contra la vida de inocentes. Una policía con poco recorrido, algo tímida pero con un claro olfato, es reclutada inesperadamente por un agente del FBI especializado en este tipo de casos difíciles de resolver.

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'Misántropo', una reinterpretación del título algo dura del inglés al castellano -aunque algo tiene que ver con lo que veremos-, cuenta con varios alicientes, al margen de su llamativo punto de partida. Detrás de la cámara está el cineasta argentino Damián Scifrón, al que conocemos por la estupenda 'Relatos salvajes'. En su salto al cine estadounidense deja cierto signo autoral en un policiaco que intenta alejarse de lo obvio, de ahí su interés. Además, cuenta con un elenco destacable. Shailene Woodley, de la saga 'Divergente' -pronto en 'Ferrari'-, encarna a la investigadora de bajo rango protagonista del relato criminal y Ben Mendelsohn ('Invasión secreta') al agente especial que le acompaña. La relación entre ambos, los propios personajes, evolucionan a medida que avanzan en la búsqueda y captura de un asesino con el cual podemos llevar a empatizar como espectador. Sus causas invitan a la reflexión, no sin cierta ironía. Un buen cierre para un programa triple, ideal para los amantes del cine de género.