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No ha dejado de ser buscado con miradas de lince o con objetivos de cámaras desde que su existencia se destapara por casualidad hace tres meses. Los teléfonos móviles siguen también inmortalizando la famosa cabeza, ya bautizada como el 'Ecce Homo' de Palencia, que domina la Calle Mayor a la altura del número 9. Las imágenes capturadas del desastre estético de ese rostro simplón de ojos grandes y separados han dado ya media vuelta al mundo –la polémica cara llegó hasta el diario británico The Guardian– desde que en noviembre fuera avistada en la fachada del singular edificio, diseñado por Jacobo Romero e inaugurado en 1923, siendo inicialmente la Federación Católica-Agraria.
Actualmente, el inmueble, que solamente cuenta con una protección estructural en el Plan de Urbanismo, pertenece a propietarios particulares, que pretenden arreglar el problema que ha derivado en tres pequeños desprendimientos de la fachada en los últimos diez años. Los técnicos evalúan ahora los años para trasladar el informe a la comunidad de propietarios para que decida la empresa que ejecuta la obra posteriormente.
Con la aparición casual de este 'Ecce Homo', que parece datar de la última remodelación, en 2010, el análisis y diagnóstico previo a las obras de restauración se está haciendo de forma más concienzuda. Una grúa elevadora llevó ayer a dos técnicos hasta cerca de la famosa cabeza, que si bien aún no está determinado si será objeto de la próxima intervención, sí que al menos devolvió el rostro deformado a la memoria de muchos palentinos.
La última remodelación de la fachada y toda la decoración de las figuras actuales se llevó a cabo en el año 2010. Estas figuras creadas en yeso, escayola y arena no han sido retocadas desde entonces, según señalan desde el propio inmueble, y ahora aún está por decidir si el 'Ecce Homo' será reemplazado en las obras previstas para mayo para solucionar los problemas de los desprendimientos. Mientras, que aprovechen los ojos de lince y los teleobjetivos, todos tras la estela del pintor Antonio Guzmán Capel, quien, desde cuyo estudio en el edificio de enfrente, descubrió la polémica restauración, difícil de observar a simple vista, dado que se encuentra situada en la parte alta del inmueble. Todo apunta, según asevera el propio pintor, a que en una de las reformas del edificio se desprendió una cabeza ornamental y fue sustituida por una deforme reconstrucción, sin que hasta ahora nadie se hubiera percatado de ello.
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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