«Ahora sé lo que este virus duele, te fatiga y te limita»
Testimonio ·
Javier Calaveras, médico palentino en Urgencias, padeció una neumonía que le impedía incluso dormir tumbado, pero solo ansiaba recuperarse para volver a su trabajo en el hospitalSupo que quería ser médico desde niño, desde que pasaba horas y horas en el patio del colegio con los guantes de portero. Por eso, porque lo lleva muy dentro desde siempre, solo quería recuperarse para volver a su trinchera, a las Urgencias del Hospital Río Carrión en Palencia y ayudar a todo aquel que lo necesitase. El médico Javier Calaveras supo que se había contagiado de covid-19 a finales de octubre, concretamente el 30. Ese día, estaba trabajando y a las dos de la madrugada comenzó a encontrarse mal, con sensación de tiritona, malestar general y una fiebre, que le subió a 39 en un momento. Ya sabía lo que era. Una compañera le hizo la prueba y dio positivo. «Cinco días antes atendí a un paciente que no se valía por sí mismo y durante la exploración hubo un contacto físico», explica. «No sabía bien lo que hacía, no era una persona autónoma», subraya.
A pesar de que estuvo menos de quince minutos y salió en cuanto pudo, se contagió. «Lo hice muy rápido y todo eso, pensé que no había habido problema», reconoce. En cuanto supo su diagnóstico, se aisló en su casa e inmediatamente los rastreadores se pusieron en contacto con él para estudiar su entorno. Su esposa, sus hijos y sus padres también dieron positivo, pero el que peor estuvo fue él, el resto fueron prácticamente asintomáticos.
«Me empecé a encontrar peor a las 48 horas de haber dado positivo. Tenía mucha fatiga, mucho dolor en el pulmón y tenía que dormir sentado», rememora, muy recuperado, aunque aún tenga dolores diarios en la zona del pulmón. La imposibilidad de conciliar el sueño tumbado le hacía apoyarse con almohadas en el cabecero. Lo peor de todo era que sabía el diagnóstico antes de que se lo dijeran. «Intuía lo que tenía por el dolor, que era una neumonía, pero también tenía miedo a saberlo», reconoce.
«Sientes empatía, pero también fragilidad. Era algo que tarde o temprano sabía que iba a llegar, pero aún así sientes la incertidumbre de cómo va a evolucionar», asegura. Claro que sabía que iba a pasar. Estaba en la primera línea de esta batalla pandémica, por eso, desde el mes de marzo, hacía compra para quince días. Por si pasaba algo. «Ni me siento héroe ni mucho menos, ni tampoco el resto de mis compañeros. Y este es un momento que siempre he querido vivir, poder sentirme útil en una situación tan difícil. Pero esto es algo en equipo, es algo de todos, desde los de limpieza, los cajeros, todos juntos...», afirma.
A pesar de tener asma alérgico y padecer neumonía -no bilateral-, no requirió de ingreso. Fue tratado con antibioterapia y un nebulizador que tenía en casa. Hubo un día que se fatigaba al dar simplemente quince pasos, y luego fue mejorando. «Mi percepción de la enfermedad ha cambiado respecto a que sabía que era muy dura y ahora sé lo que duele y lo que te limita e incluso te fatiga. Vivirlo por dentro te hace enfatizar más con el paciente», señala. «Ya lo hacía, siempre intento dar cariño a los pacientes, pero me ha hecho ser más paciente y empático con ellos», añade.
Desde el primer día, a pesar de dormir sentado, de los pasos limitados o el dolor, Javier Calaveras tenía una meta. Volver. «Desde el primer momento quería volver. Volver ahí, volver a ayudar, era como una obsesión. Solo quería estar lejos el menor tiempo posible», explica. Por este motivo, el 18 de noviembre se puso de nuevo el pijama de trabajo rojo y volvió a Urgencias.
«Me lo han preguntado varias veces, pero no vuelvo con más miedo. Hay pacientes que no lo entienden y también hay que ayudarles y explorarles, ya sean niños o no autónomos. Ellos se merecen la misma atención. También es algo que yo elegí, hacer esto y ahora es el momento de dar el do de pecho», asegura.
Durante los días duros de la covid, su entorno fue clave en esa recuperación. «Me ha ayudado un montón el cariño de la gente. Creo que el apoyo de todas las personas que te quieren te hace sentir muy especial, aunque no lo sea. Lo importante es que esta enfermedad tiene que sacar lo mejor de cada uno, de esta situación tenemos que darnos cuenta de que lo más esencial es el cariño y el abrazo», afirma con seguridad.
Le preocupa, como a muchos, la Navidad, qué incremento de casos habrá en enero. «Este es el año del espíritu navideño, es el año de la solidaridad y el amor aunque no podamos estar juntos para que al siguiente más gente pueda estar con nosotros», relata.
El 'Chapuzón Solidario'
Javier es conocido por muchos por su buen corazón. Por eso, el Día de Navidad será uno más en apoyar el 'Chapuzón Solidario' en la Dársena del Canal, este año como padrino del evento solidario. El dinero recaudado será para la joven palentina Lucía Cítores, superviviente del sarcoma de Erwing y un ejemplo a seguir. Javier fue uno de los primeros médicos que la atendió cuando comenzó todo hace dos años. Siempre en primera línea, siempre ayudando al que lo necesita.
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