Además de las reliquias de San Antolín, en la Catedral confluyen numerosas curiosidades. De dar por cierto los registros capitulares, Palencia tuvo que ser un punto fuerte en la geografía de este tipo de materia eterna. Según recoge una publicación del profesor e historiador Arturo ... Polanco, se cuenta con la cabeza de san Bonifacio, un pedazo de carne de san Alejo, la quijada de san Albino, el espinazo de san Almachio compañero y buen amigo del patrón de la ciudad, el sudario de san Gandulfo, las uñas de san Guillermo, las cenizas de san Llorente y hasta un trozo de la cruz de san Pedro. En el caso de las santas y vírgenes, los registros son menos numerosos. Se dice que están los aceites de santa catalina, la cabeza entera de santa Córdula, el velo de santa Margarita, un hueso largo de santa Prisca y hasta cabellos de María. También se pueden encontrar restos de los famosos panes y peces, los que Jesús de Nazaret multiplicó para felicidad de la multitud de comensales que acudieron a aquel famoso convite. También se pueden encontrar cabellos de San Juan Evangelista, una manga del sayal del Bautista o la cabeza de una de las Once Mil Vírgenes.
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Y entre la iconografía sorprendente, se puede observar un trasplante de pierna, realizada por los santos Cosme y Damián, hermanos gemelos, nacidos en Arabia, que estudiaron Ciencias en Siria y llegaron a distinguirse como médicos.
Otra historia curiosa está en los sepulcros situados en la capilla del Sagrario. En el primero yace una mujer y una doncella a sus pies, peinada con una larga y gruesa trenza. La señora es Inés de Osorio, dama de linaje, viuda sin familia, rica, que hizo a la iglesia abundantes donaciones con cuya ayuda se hizo la mayor parte del crucero de la catedral. Falleció en 1492. Encima de este sepulcro existe otro de madera dorada y pintada perteneciente a Doña Urraca, hija de Alfonso VII, reina de Navarra por ser mujer del rey García Ramírez, del que enviudo. Murió en Palencia en el año 1189.
La leyenda dice que hace años, las jóvenes casaderas venían a tirar de la coleta de Doña Urraca porque decían que tirando de la trenza se casaban dentro del año. Y es aquí donde existe la confusión, porque no es la coleta de Doña Urraca, ni tan siquiera la de Inés de Osorio, sepultada debajo, sino la de la criada de esta última, que está postrada a sus pies. Los favores mágicos de la trenza se extendieron y cuando los exámenes se acercaban, muchos estudiantes iban a tirar de la coleta.
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Otro elemento es su 'papamoscas' (ubicado en el triforio, a la derecha de la capilla mayor), un autómata conectado al reloj de la torre que permite conocer las horas dentro del templo. Lo componen tres personajes: un león pasante, un negro con chistera y un soldado con un escudo ilustrado con un autómata. El león y el soldado tocan sendas campanas, dependiendo de si tocan los cuartos o las horas, y son figuras probablemente originales del reloj que fue contratado por el cabildo en 1524. El personaje central es el que resulta más característico del conjunto y que le da el nombre, es un hombre de color con sombrero alto que al abrir la boca para contar las horas se le dice 'papanatas', lo que presumiblemente deriva en 'papamoscas'.
Fuera del templo, entre las habituales figuras de gárgolas que adornan la Catedral de Palencia, caracterizadas por tomar forma de seres mitológicos y monstruosos, se alza una que llama especialmente la atención de los transeúntes, no solo por su aspecto humano, sino porque porta una cámara fotográfica entre sus manos. Muchas son las leyendas urbanas que han especulado acerca del origen y la identidad de este misterioso habitante de 'La Bella Desconocida'. La explicación más racional sostiene que la gárgola encarna al fotógrafo José Sanabria, encargado de retratar los trabajos del arquitecto Jerónimo Arroyo, con quien mantenía una estrecha amistad. De este modo, Arroyo se habría permitido la licencia de hacer un homenaje a su amigo durante las obras de restauración de la Catedral tras los estragos causados por el terremoto de Lisboa de 1755.
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En el exterior también, dos figuras enfrentadas coronan la arquivolta exterior de la puerta de los Reyes. Rafael Martínez, historiador del arte y académico de la institución Tello Téllez de Meneses, que lleva medio siglo dedicado al estudio de la catedral, explica que en 1995 Carlos Clemente y Fernando Díaz-Pinés planificaron un proyecto para restaurar esa portada, de acuerdo a la puerta ya existente, su decoración y a la normativa. Se restauraron los volúmenes con piedra artificial y todo el conjunto escultórico se reinterpretó para que tanto por su iconografía como por su factura, se pudiera identificar que eso era algo añadido, que pertenece a una restauración posterior.
Los alienígenas al fin y al cabo son una licencia que se permitió Díaz-Pinés, igual que Arroyo con la gárgola del fotógrafo, puntualiza Martínez. El arquitecto quiso dejar su huella, algo que tuviera que ver con su afición a la ciencia ficción y al cómic. En esta misma puerta se pueden observar más detalles ajenos a una portada de la Edad Media. Las figuras que enmarcan la arquivolta exterior por un lado, se pueden apreciar profetas con su filacteria y, por otro, unos personajes con instrumentos. Para distinguir los que ya existían de los que no, en vez de llevar el bonete correspondiente al siglo XV, portan un casco de obra.
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