Victoria ya está junto a Emeterio

El domingo se reencontró con su marido, con Emeterio, después de 58 años separados. Nunca quiso conocer a otro hombre, a pesar de quedarse viuda con 27 años. Ella siempre dijo que estaba casada y que se reuniría con su esposo cuando le llegase la hora. Victoria de los Mozos Salas falleció en el Hospital Río Carrión, a los 85 años, víctima de coronavirus. Vivía en la residencia San Bernabé desde hace tres años, aunque no estaba en la zona de grandes dependientes, donde han fallecido más de la mitad de los usuarios, sino en asistidos, en la zona intermedia. Después de unos días con décimas, la ingresaron en el Hospital Río Carrión, con el peor pronóstico posible. Pero aguantó la primera noche y también la segunda. Hasta dejó de tener fiebre y le subió la saturación. Pero el domingo no se despertó de la siesta.

La abuela del concejal de Deportes, Víctor Torres, era una luchadora incansable. Crió sola a sus tres pequeñas, sus tres hijas, de 5, 3 y 2 años. Trabajó en lo que pudo, para sacar adelante a su familia, que siempre fue lo más importante para ella. Y su vida se completó con sus nietos, siete en total, y sus biznietos, nada más y nada menos que seis.

Residió durante casi toda su vida en el Paseo de los Frailes, yendo muchos días sus nietos a comer a su casa, ya que estudiaban muy cerca, en Angelinas. Los últimos años, los que estuvo en San Bernabé, estaba contenta, hasta más animada. Le encantaba recibir la visita inesperada de algún nieto para tomar un café, dar un paseo o salir a comer si era domingo. Sus hijas iban con mucha frecuencia a verla y a pasar el tiempo con ella, que disfrutaba pintando cuadros, cosiendo y haciendo repujado en estaño.

Era una mujer muy devota y viajó fuera de España por motivos religiosos. Así conoció a Juan Pablo II en Roma, estuvo en Jerusalén y visitó Lourdes. Con mucha vitalidad, también estuvo haciendo teatro siendo ya mayor.

Le gustaba tomar chocolate en invierno y horchata en verano y el último año siempre quería hacerse fotos con los suyos. 'Hazme una foto con mis nietos'. No detenía el tiempo en una imagen para ella. Ni siquiera tenía móvil. No quería la foto para ella, sino para ellos, para que la tuviesen y la recordasen.

La COVID-19 impidió, como en tantos otros entierros, que toda su familia pudiera darle el lunes el último adiós, pasando el luto y la pena con el cariño de los suyos. Las pantallas de los móviles y los ordenadores suplen, en estos momentos, los abrazos. Ahora, además de aferrarse a las videollamadas, todos los suyos miran al cielo y se consuelan al saber que Victoria está de nuevo con Emeterio.