El viaje por las víctimas de covid

Nació de una idea inocente durante el confinamiento por el coronavirus. Las personas no podían salir de su municipio, pero las cosas, sí. Podían pasarse de una zona a otra. Y la mochila, sin duda, es el símbolo por excelencia de los peregrinos. Y el Camino de Santiago, el escenario. Al igual que rendir un homenaje a todos los fallecidos de la pandemia era la finalidad de todo. Ese era el principio y el fin. Partir de la colegiata de Roncesvalles el 19 de junio y entrar hoy en Santiago de Compostela, un día antes de la festividad del apóstol. Un total de 790 kilómetros. Y así surgió 'La Luz del Camino'.

La idea partió del navarro Jesús Ciordia e inmediatamente se la propuso a su amiga –ambos son peregrinos– Mariló López, malagueña que vive en Madrid. «Fíjate qué tontería se me ha ocurrido», le dijo un día Jesús a Mariló por teléfono. «Esto no es ninguna tontería. Esto es algo bonito, que tenemos que darle vueltas», respondió ella, convencida de lo que iban a llevar a cabo. El nombre de la mochila, 'La Luz del Camino', tenía un significado profundo. «Teníamos muy claro que lo queríamos hacer por las víctimas de la covid, por las directas y por las indirectas. Esta pandemia ha hecho que muchas personas perdiesen su luz», afirma, con pesar, Mariló.

La mochila, roja y negra, partió –sin mucho peso, pero con mucho corazón– con dos vieiras. Una, de su amiga Ara Peregrina, que ha recorrido siete caminos. Y la otra, de su amigo Ramón Vilanova, por las víctimas. «Tiene unas velas encendidas, corazones, una estrella y pone 'Covid-19. In Memorial'. Y por detrás, 'La Luz del Camino'.

Una foto de Antxon González 'Bolitx', peregrino que escribió el libro 'El gran caminante' y que falleció en 2012 de ELA, acompaña a la mochila, en la que dentro viaja una piedra de Ramón con una flecha, que es el símbolo que guía a todos los peregrinos. Y un cuaderno para que los que porten 'La Luz del Camino' narren sus momentos durante el trayecto. «Y también un saco que estaba vacío para que se llene de intenciones y deseos, para que los peregrinos y no peregrinos, todos los que quieran, guarden el suyo. Y se van a leer –hoy– todas las notitas en la plaza del Obradoiro. Me da igual las que sean, se van a leer todas», asegura, con firmeza, Mariló.

Cuando se pusieron manos a la obra con esta iniciativa, utilizaron las redes sociales –Facebook– para darla a conocer. Necesitaban muchas espaldas para portar 'La Luz del Camino' y esta vía era, sin duda, la idónea. Viendo la respuesta de la gente, tuvieron que trazar un plan delimitando las etapas, con el fin de que los peregrinos se fuesen apuntando a un tramo determinado de la ruta establecida. La mochila partió desde Roncesvalles y llegó a Palencia. Entró el 3 de julio por la localidad burgalesa de Castrojeriz. «Quedamos en la esclusa de Frómista y ya fuimos hasta la iglesia de San Pedro, donde bendijeron la mochila», recuerda José Luis Vaquero, vallisoletano y peregrino que portó 'La Luz del Camino' durante una etapa, hasta Carrión de los Condes. Junto a él, realizaron su trozo de camino Pepe, que vive en Villalcázar de Sirga, e Iván David, invidente e íntimo amigo de José Luis. Entre los tres, por turnos, llevaron la mochila los 19,5 kilómetros. «Fue algo muy entrañable, fue increíble», reconoce José Luis, mientras hace las rutas jacobeas en Portugal.

José Antonio Sánchez vino desde País Vasco a realizar dos etapas palentinas con 'La Luz del Camino'. «Yo soy sanitario y lo hemos pasado muy mal, así que en cuanto me lo ofrecieron dije que sí», reconoce. Le hizo el relevo a José Luis en Carrión de los Condes, durmiendo ese día 'La Niña' –como han bautizado a la mochila– en el albergue del monasterio de Las Clarisas. A la mañana siguiente, esperó que llegase Rebekah Scott, una peregrina estadounidense que decidió quedarse en la provincia palentina en 2004, y juntos emprendieron el camino.

«Me sorprendió mucho porque yo no pensé que iba a tener tanta repercusión, pero la gente cuando nos veía con la mochila nos paraba. 'Yo quiero llevar la mochila', 'Déjamela un poco'», recuerda José Antonio. «Hay un señor muy conocido en el Camino de Santiago, que es José 'El Malagueño', que insistió e insistió y se la dejamos porque tampoco es tan importante quién la lleve, es más el motivo», agrega el vasco.

Esa noche llegaron a Terradillos de los Templarios, donde Marisa les abrió el albergue Jacques de Molay –cerrado desde la pandemia–. A la mañana siguiente, le hizo el relevo Patricia Asensio, a la que cedió la mochila después de desinfectarla –lo hacen en cada relevo– y la acompañó por los últimos pueblos palentinos. 'La Luz del Camino', con su linterna por fuera –a la que cambian las pilas cada poco tiempo– durmió en Sahagún sin apagarse.

Jesús Ciordia y Mariló López viajaron ayer hasta Santiago de Compostela. Para entrar hoy con ella a la catedral. «Hemos conseguido que nos la reciban en la catedral de Santiago. La llevaremos hasta los pies del apóstol y podremos leer diez peticiones o deseos del saquito. Hace muchos años que está prohibido entrar con mochila, pero por deferencia meteremos a 'La Niña'», afirma Mariló López con emoción. Hoy, por fin, llega a su destino después de 33 etapas, de 36 días, y de ser portada por un número incontable de peregrinos. Iban a ser cien, pero ya han perdido la cuenta. 'La Luz del Camino' por las víctimas de la pandemia brilla hoy más que nunca en Santiago de Compostela.

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