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LAURA LINACERO
Palencia
Martes, 31 de mayo 2022, 00:07
Veinticinco años después de que la Azucarera de Venta de Baños dejara de molturar remolacha, aunque la actividad en la alcoholera se mantuvo hasta 2008, ... y una década detrás de un mismo objetivo, el de mejorar el aspecto de la zona. Pero ya por fin arrancó ayer lo que el alcalde del municipio, José María López Acero considera «un sueño cumplido», que es la retirada de residuos. Las persistentes demandas de los vecinos durante estos catorce años por el olor que provocaban los restos sobre todo en temporada de verano y la necesidad de aprovechar las treinta hectáreas existentes han hecho del saneamiento de la zona una prioridad. A pesar de los años que han pasado desde que la Azucarera suprimió su actividad completamente, aún permanecen cascotes, gravas, tanques de combustible, depósitos de melazas y vinazas además de otros residuos derivados de la producción. «En una primera fase de la limpieza, se quitarán todos los productos que puedan ser peligrosos o contaminantes», destacó ayer el alcalde venteño a pie de obra.
La primera etapa durará aproximadamente dos meses, y después seguirá el estudio del suelo para comprobar su estado. «Si vemos que está contaminado, habría que limpiarlo y una vez que esté limpio, ya se puede desarrollar un plan futuro», adelantaba el alcalde del municipio.
Tras la definitiva desaparición de la empresa, los terrenos fueron vendidos a fondos inmobiliarios y por parte del Ayuntamiento se planteó la urbanización de estar parcelas. Esta sería una de las posibilidades de futuro que se plantea. «Están proyectadas unas 990 casas unifamiliares en principio porque contamos con mucho terreno», añade José María López.
No es la única propuesta que tienen en mente, ya que dotar de un valor turístico y social a algunas de las edificaciones que aún se mantienen en pie es otra de las iniciativas. «La iglesia, la casa del director o las escuelas están cedidas al Ayuntamiento y entendemos que pueden ser patrimonio histórico y que se pueden acondicionar», apuntaba. De hecho, ya tienen enfocadas las utilidades de una de las instalaciones. «Para la casa del director hemos hablado de hacer un centro juvenil pero tenemos que plantear la forma de llevarlo a cabo una vez se hayan concluido los trabajos de limpieza y ver con qué subvenciones contamos», aseguraba el edil. Una idea que estaría bien acogida por los vecinos al ver, por fin, una propuesta real sobre la mesa. «Todo lo que sea limpiarlo y hacer algo para el pueblo es bienvenido, porque es una pena tener tanto terreno desaprovechado», apuntaba María Pérez, vecina de la localidad, que pasaba por la zona en la jornada en la que arrancaron los trabajos.
Por el momento, la prioridad es que la limpieza se desarrolle con normalidad después de haber superado distintas trabas para ponerlo en marcha. En 2016, se firmó un convenio con la Junta de Castilla y León, quien cofinanciaría esta actuación pública; sin embargo, fracasó debido al reducido presupuesto con el que se contaba. En la actualidad, tras el cambio del sistema de gestión urbanística y constituirse los propietarios de los terrenos en Junta de Compensación, será «la que se encargue de asumir los gastos y los que van a llevar a cabo todo lo que se va ha hacer». Así, la primera fase estaría en torno al millón de euros y la segunda fase en torno a los 300.000 euros.
Un objetivo que se empieza a ver cumplido después de varios intentos. «Ha habido cambios de los gestores, de las empresas y el tema administrativo y las adjudicaciones siempre llevan mucho tiempo», apuntaba el alcalde. Sumadas estas trabas a los dos años de pandemia en los que se han visto paralizadas todas las gestiones, parecía que no iba a llegar nunca este momento. «Es una satisfacción plena para todos los vecinos. Como diría Calderón de la Barca, al final los sueños se hacen realidad», señalaba. Un alivio por parte de los vecinos, que verán al fin suprimidos «los fuertes olores y un desagradable impacto visual». Es una de las motivaciones de la obra, acabar con ese escenario desolador que, según la venteña Mercedes Sánchez, «da muy mala imagen porque la gente que viene de Palencia es lo primero que ve».
Por ello, se toma como una segunda oportunidad que se ha hecho de rogar. De hecho, muchos vecinos conocían la noticia con incredulidad después de tantos años y aún recuerdan el momento en el que se cerró la fábrica. «Mucha gente de los pueblos trabajaba aquí, y a Venta de Baños le mató quitar la Azucarera», recuerda José Luis Pérez, que trabajó durante once años en la fábrica. De igual manera, lo recuerda Mercedes Sánchez, que vio cuando era niña una producción en pleno apogeo, y terminó viendo el cierre de la empresa donde trabajaba su marido. «Llevaba más de veinte años trabajando, y de repente nos vimos sin ingresos. Es una pena que, de tanto, pasara a nada. Se podría haber dado vida a la empresa porque fue un palo muy gordo para el pueblo», apuntaba.
Ahora temen volver a vivir la misma historia con Grupo Siro, con la amenaza de un cierre encima. «Sería como vivir otra vez lo mismo casi veinte años después. Es una faena porque trabaja mucha gente, no solo de Venta de Baños sino de toda la provincia», explicaba Mercedes Sánchez. Una preocupación que manifiestan los vecinos porque, igual que pasaba con la Azucarera, rara era la familia en la que ningún miembro trabajaba en la empresa. «No hemos aprendido nada», lamentaba la venteña.
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