Venta de Baños anda soliviantado tras el anuncio de Cerealto Siro Foods del cierre de la planta de galletas del pueblo. No se trata solo de solidaridad emocional, de empatía ante las dificultades que se plantean para los trabajadores, que se ven entre la ... espada y la pared a la hora de escoger entre la recolocación en otras plantas que el grupo tiene en la región (la empresa dice que 50 personas en el centro especial de empleo y El Espinar de Venta de Baños y el resto, en las plantas de Toro y Aguilar, con las condiciones salariales actuales de la planta de destino o bien con una indemnización de 45 días por año trabajado, sin tope de mensualidades, si hubiera diferencias salariales), o bajas voluntarias con 33 días por año y un máximo de 20 mensualidades. También se trata, según opinan los vecinos, de un «mazazo» para el municipio, pues ese cierre de la planta y la marcha de trabajadores a otras de Siro redundará de una forma muy negativa en «la vida esencial» de Venta de Baños, según apunta el alcalde, el socialista José María López Acero.
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«Cerrar la fábrica de galletas es un palo grande, primero porque hay trabajadores que se pueden recolocar y otros no, pero hay que tener en cuenta además que la fábrica mantiene muchos puestos de trabajo indirectos, como proveedores, transportistas, electricistas, fontaneros...», apunta López Acero. «Cerrar la fábrica no hunde solo a las familias que dependen de esos trabajos, sino a la vida industrial del polígono de Venta de Baños y a la vida esencial del pueblo y comarca. El tema es muy preocupante. Venta de Baños es un pueblo que ha sufrido el cierre de la azucarera, la disminución de trabajadores del ferrocarril, ahora esto...», agrega el regidor venteño, que incide en que la mayoría de los 197 trabajadores afectados «son de Venta de Baños».
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Ricardo Sánchez Rico
«Nos ha extrañado muchísimo la reacción del consejero Carlos Fernández Carriedo diciendo que apoya a Siro, cuando para el grupo los trabajadores son un número que puede ir y venir para un lado y otro. El Ayuntamiento está con los trabajadores, la empresa tiene sus objetivos, pero estamos hablando de un cierre, que no nos planteábamos nadie, no podemos estar de acuerdo», añadía López Acero. «En la legislatura anterior, Siro nos estuvo explicando un poco cómo compraron todo el Puerto Seco, lo que tenían planificado, y de buenas a primeras hemos pasado de estabilizar el empleo o incluso crear más al cierre de la fábrica. No entendemos nada», afirmaba el alcalde de Venta de Baños, que critica a la Junta al respecto. «Me parece bien que se hagan polígonos y que salga en la televisión, pero al final lo importante es mantener lo que tenemos en la comarca. Me consta que el comité de empresa ha pedido una reunión con la Junta para que les expliquen qué es lo que está pasando», apuntó López Acero, que incidió en que este domingo, a las 12:00 horas, habrá una concentración en la Plaza de la Constitución (Ayuntamiento) de Venta de Baños convocada por el sindicato UGT en protesta por el cierre de la planta de galletas.
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«Este pueblo estaba ya medio muerto, porque es como una ciudad dormitorio, y ahora con esto de Siro se va a terminar de morir. Si la gente decide irse a trabajar a las fábricas que les dan de opción, se van a ir a vivir fuera, y los que no, se van a quedar en el paro y tampoco van a poder consumir como ahora», comentaba este miércoles por su parte Raquel Marín, presidenta de la Asociación de Comercio de Venta de Baños y propietaria de dos negocios de hostelería en el pueblo, el Café Español y La Terraza.
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«Da pena, soy de este pueblo de toda la vida y lo he visto bien, y poco a poco se va muriendo. Va a quedar la gente mayor y poco más», aseguraba Raquel Marín, que pronostica efectos muy negativos para todo el municipio con el cierre de la planta. «Yo tengo dos bares y la gente no va a seguir alternando, lo primero que se van a quitar es el ocio. Y con el comercio, que es un poco más caro en el pueblo, la gente se va a ir más a comprar a las grandes superficies. Los daños colaterales del cierre nos van a salpicar a todos, pero a Siro el pueblo le importa bien poco, ellos tienen su dinero y ya está, se lo llevan a otro lado y siguen fabricando», apostillaba.
«Es que parece que pagamos el pato los mismos de siempre. Todos los golpes van a los que menos tienen y menos pueden hacer», se lamentaba Carlos Calvo, un sanitario de Venta de Baños, «de aquí de toda la vida», entre cuyas amistades figuran muchos trabajadores de la fábrica de Siro. «Va a ser un palo muy gordo para todo el pueblo, porque ya me dirás, o se quedan sin trabajo o se tienen que marchar del pueblo, y son muchas familias con toda la vida hecha en Venta de Baños», lamentaba este hombre que durante años regentó también el bar Nuevo Paco, con lo que conoció a muchos clientes trabajadores de la factoría galletera.
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Todo el sector de la hostelería se une en estos momentos para expresar su preocupación por el futuro de la fábrica de galletas de Siro en Venta de Baños, con un lamento también unánime por sus propios establecimientos, ya que son conscientes de que el cierre de una empresa con casi 200 trabajadores supondrá un varapalo para todo el tejido económico de la localidad.
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«Va a ser muy duro, la gente tenía su vida hecha, su nivel económico, y de golpe y porrazo se les quita. Y eso lo vamos a notar todos. Porque además ha pillado a familias completas, porque siempre ha sido una fábrica muy familiar. Y en muchos casos es muy difícil que se quieran marchar. No es nada bueno, desde luego, si viene aquí una fábrica cualquiera, aunque sea con 40 empleos también se notaría, pero va a ser muy duro. Hemos visto ya cerrar azucarera, butano, la Renfe… Es muy duro», explica Melchor Vega, empleado en el bar Vega.
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La preocupación por el declive del municipio parece asentado entre todos los profesionales del sector, no solo para quienes Venta de Baños no es su pueblo natal, sino también para quienes decidieron convertirlo en su hogar. Es el caso de Malwina Dudzik, que trabaja en la Cervecería Lekus, originaria de Polonia pero asentada en la localidad desde hace quince años. «Es otro palo más para el pueblo, pero también para la hostelería, y mira cómo lo hemos pasado en los últimos años con esto de la pandemia. Son muchas familias, muchas personas que vienen todos los días a los bares, y eso lo vamos a notar», lamenta esta camarera, cansada de los continuos cierres de empresas. «Después de la mala temporada que hemos pasado, nos quieren cerrar ya hasta las fábricas», señalaba.
Como ella, Carlos Barrigón, propietario del bar Quira, reconocía que la hostelería volvía a ser uno de los sectores más castigados. «Nos cae todo. El cierre nos va a afectar mucho, porque la economía es circular y también seremos perjudicados. Son muchas familias que van a ver cómo desaparece un sueldo en casa o que tienen que optar por marcharse del pueblo para seguir trabajando. E incluso si vuelven los fines de semana, nos van a faltar de lunes a viernes, y eso lo vamos a notar», indicaba el hostelero, que recalcaba el perjuicio para todo el municipio. «Es un palo económico para todo el pueblo. Cualquier cierre es negativo, pero este es muy grave, y hay que sumarle el de la azucarera y luego la Renfe. El polígono nunca ha sido lo que esperábamos», lamentaba.
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La decisión también ha sorprendido a los hosteleros más próximos al polígono industrial, como los propietarios de La Tapería, de reciente apertura pero ya asentados en la vida social del municipio y especialmente cercanos a la fábrica de Siro. «Al final ha sido toda una sorpresa, porque siempre esperamos que se solucionasen las cosas. Lo que menos podíamos imaginar es que iba a cerrar, porque Siro siempre ha dado la imagen de ser una empresa muy fuerte, muy consolidada. La verdad es que yo esperaba un acuerdo y esto es un auténtico mazazo», explicaba Celsa Pardo, al tiempo que reconocía que el cierre será seguramente un fuerte golpe para su negocio. «Aunque no dependemos de ellos, Siro tiene muchos trabajadores en todos los turnos y nosotros les dábamos también un servicio, y claro que lo vamos a notar. Una fábrica al lado siempre es bueno, pero si está cerrada... Esperemos que al final todo esto sea reversible, como ya ha ocurrido en algunos sitios, y alguien decida invertir y recuperar la fábrica», concluía Celsa Pardo.
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