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Los jardines, los patios y los famosos balcones han sido claves para soportar la cuarentena derivada del coronavirus. Sin poder salir de casa, salvo para lo imprescindible, eran la gran ventana al exterior, a la realidad más allá de las paredes de cada vivienda. Después ... de dos meses de confinamiento, el prototipo de casa ideal para vivir ha cambiado.
–¿Ha cambiado el confinamiento la idea de cómo tiene que ser una casa?
–Sí, porque todo el mundo se ha tenido que ver dentro de su casa y ha descubierto tanto lo bueno como lo malo. Se ha dado cuenta de todo lo que ha echado de menos más allá de salir al exterior y ha descubierto todas las carencias o ha pensado 'si viviera en tal sitio' o 'si hubiera un balcón' o 'si las habitaciones estuviera más comunicadas'. Esa flexibilidad de usos de quiero hacer deporte y a ver dónde me pongo. Hay un montón de planteamientos que la gente ha tenido que hacer.
–¿Se modificarán las construcciones a partir de ahora?
–La gente cuando busca una casa en inmobiliarias y en la oferta, ya se ha visto que en los portales inmobiliarios, que se quiere más casa con jardín o con terraza. Los arquitectos tenemos muy claro los temas de balcones, aperturas y la luz desde hace mucho tiempo, lo que pasa es que los promotores son los que invierten en la construcción, sobre todo para la venta, y tienen que tener en cuenta que por mucho que piensen que van a ganar más por hacer cajas de zapatos, más pequeñas y cuantas más mejor, pues a lo mejor esas viviendas no van a tener ningún tipo de salida o van a tener menos.
–Los balcones han estado, sin duda, muy cotizados...
–Y tanto. Con lo bueno que ha sido, incluso cuando estaba lloviendo, sacar la cabeza a que te dé el aire, a poder sentarte fuera. Al final, un balcón es un poco del exterior metido en tu casa. Tener un ventanal que llegue de suelo al techo y que, cuando abres, parte de la calle se convierte en tu propio espacio. Eso es algo de lo que siempre he intentado convencer, porque es multiplicar la sensación espacial. Se habla siempre de calidad de materiales, ahorro energético... pero no de la propia arquitectura, que es el volumen, el espacio que tienes, la altura, las sensaciones que te da el exterior, la luz...
–¿Entonces un balcón se aprovecha más de dos meses, aunque sea en Palencia?
–Claro. No se trata solo de cuánto tiempo estás ahí con la silla, sino de cuánto abres, cuánto te multiplica la luz, tu propio sentido del espacio, es muchísimo más que dos meses.
–Al igual que ¿cómo de importante es poder tener un patio en casa?
–Es importantísimo porque eso lo que te permite ya es tener actividad fuera. Si luego además, tienes tu salón volcado al patio con ventanales que abran, pues ya has duplicado el exterior. Es lo mismo, pero mucho más grande y te permite hacer otras actividades o tener tu propio jardín si es posible, o animales. Los que tienen mascotas no es lo mismo tenerla encerrada que con un patio, que pueda explayarse y andar o correr.
–El teletrabajo ha modificado la estructura de las casas...
–El que tú puedas tener una cierta independencia en una parte de la casa. Esto es poder tener un poco de flexibilidad, poder aislar una parte en el tiempo que usas el teletrabajo pero que luego la puedas abrir para que forme parte del lugar común, cuando no tienes la posibilidad de estar en una habitación independiente. Pero todo con unas condiciones buenas de espacio y de luz, igual que en los trabajos, que siempre se ha buscado las condiciones de luminidad y que no te pongas en sitios muy cerrados y te hagan perder visión por estar tantas horas al ordenador.
–¿Y ese espacio cómo se puede conseguir en los pisos?
–Con soluciones de mamparas, paneles móviles de tabiques correderos, que puede en un momento cerrarte una parte y luego desaparecer, que sean plegables o móviles y tú los puedas adaptar, hablando de no disponer de una habitación propia para ello. Está visto que somos tantos, tan diferentes, que la flexibilidad en una vivienda es fundamental y, si esa flexibilidad viene desde un principio, te permite, opciones para todos los gustos. Es una cuestión de pensar que el usuario pueda participar en su configuración o que pueda mover los paneles en el tiempo y que tu propia vivienda pueda variar a lo largo del tiempo, según tus necesidades.
–¿El confinamiento ha señalado la diferencia entre ricos y pobres por las construcciones?
–Sí, en ese sentido sí, porque el tipo de viviendas tiene que ver con el nivel adquisitivo, sin duda. Pero también creo que, a veces también, además de eso, tiene que ver con los que se han preocupado del carácter de su vivienda cuando la han buscado y quien no ha tenido nada en cuenta. Quien no está casi en casa se ha buscado una sin más planteamiento que la distancia a la que se encontraba de su trabajo y el económico, sin buscar otras, porque algo importantísimo es la orientación, por ejemplo. Dos pisos en el mismo bloque, depende de en qué fachada estén, son bastante diferentes. Y muchas veces eso no se piensa o incluso se compra sobre plano. Hay que ver las vistas, la orientación, si te da la sombra... Hay que mirar algo más que si el suelo es de mármol, que eso no quiere decir que el piso sea de primera calidad.
–¿El alfoz de la ciudad crecerá con el tipo de adosados?
–Yo creo que sí que va a crecer. El tema de tener tu casa con jardín o tu casa con espacio, esa es la tendencia. Ha cambiado la tendencia, ahora vemos las casas como algo más que para comer y para dormir sino para vivir, para hacer actividades en ella. Es un poco lo que siempre había sido, pero nos habíamos olvidado porque estábamos metidos en nuestra propia vorágine.
–¿Los pueblos de alrededor como Grijota, Villalobón o Villamuriel saldrán reforzados tras esta crisis?
–Yo espero que salgan reforzados todos los pueblos en general, no solo esos. Si algo ha quedado demostrado aquí, aunque Palencia no deja de ser una ciudad pequeña que tiene bastante de esa calidad de vida de la que gozan los pueblos, es la calidad de vida de las casas, los patios y el corral de los pueblos. Con unas buenas condiciones de teletrabajo, es un lugar idílico en el que vivir. Desde luego, muchos madrileños deberían estar planteándose el volver a lo rural. ¿Vas a seguir en un piso de sesenta metros, que puede que ni te dé el sol, que sea un bajo, ahora que no tienes que desplazarte al trabajo? Una casa en el pueblo, donde salir a correr, hacer deporte... Se abren muchas posibilidades con la vida en el pueblo. Ahora mismo tener un pueblo para vivir es tener un tesoro.
–¿Repercutirá la crisis en los pisos de Palencia?
–Creo que va a repercutir en la venta de todo en general. Ahora mismo, las situaciones de incertidumbre a la hora de invertir siempre han afectado. Yo ahora mismo lo que plantearía es que desde las propias administraciones plantear programas de apoyo a las viviendas para adaptarlas a las necesidades actuales.
–¿Qué tipo de programas?
–Programas que se hicieron hace años de áreas de rehabilitación o ayudas a la rehabilitación. Yo lo plantearía para zonas rurales, sobre todo. Porque en los pueblos, una de las estrategias que hemos visto contra el tema de la despoblación, es que cuando la gente quiere irse a vivir al pueblo, no encuentra viviendas. Tener un apoyo a que las viviendas se puedan adaptar o rehabilitar ayudará a que la gente emprenda, se meta a ello, esté adaptada para las necesidades actuales. Y esta podría ser una buena oportunidad para plantear esa ayuda territorial, de vaciar esas grandes ciudades donde están los grandes problemas de masificación y facilitar que la gente pueda vivir en el territorio, con el teletrabajo, que los desplazamientos estén medidos, para volver a habitar el territorio, que tanta falta hace. También ayudaría a los mayores, a que puedan seguir habitando en su casa y no tengan que ir a residencias tan pronto.
–Sin duda, eso ayudaría a activar el sector económico...
–Sí, eso puede activar el sector económico, que genera mucho empleo y es toda una cadena porque son arquitectos, empresas constructoras, albañiles, materiales, empresas de instalaciones... Es un sector muy grande y apostar por incentivarlo es una forma de crear empleo que es absolutamente necesaria, con la situación que nos viene. Habría que verlo como una oportunidad.
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