
«Di el último adiós a mi madre por videollamada»
Pilar González Martínez ·
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Pilar González Martínez ·
Murió por coronavirus en el Hospitaln Río Carrión de Palencia y su aislamiento impidió a sus familiares estar a su lado durante sus últimos díasLa pandemia está dejando regueros de dolor en todo el país y la familia Caballero González ha vivido ese sufrimiento en primera persona. La covid-19 está obligando a muchas personas a decir adiós por última vez a sus seres queridos, pero esas despedidas están siendo mucho más frías de lo habitual, despojadas en la mayoría de los casos de ese cariño que reconforta tanto al que se va como al que sufre una pérdida. «Di el último adiós a mi madre por videollamada», afirma un apesadumbrado Humberto Caballero, que realizó esa llamada el 6 de abril, dos días antes de que su madre, Pilar González Martínez, fuera ingresada en el Hospital Río Carrión, donde finalmente falleció el 17 de abril a los 91 años por las complicaciones que le generó el coronavirus.
A Humberto le duele que la última vez que habló con su madre fuese a través de una fría pantalla, pero reconoce que esa videollamada fue un alivio para él, ya que llevaba días sin poder hablar con ella. «Se valía por sí misma para todo, pero casualmente se cayó, se rompió el brazo y no podía casi coger el teléfono. Me dio la vida poderla ver y saber algo de ella con esa videollamada. Ese fue el último día que la pude ver. No hemos podido ni acompañarla. Ha sido lo más duro que hemos tenido que pasar en toda la vida. Ha sido inhumano», reconoce.
Aquella videollamada del 6 de abril permanecerá por siempre en la memoria de Humberto, aunque prefiere recordar a su madre de otra manera, como la gran luchadora que fue, como esa mujer que sacó tres hijos adelante con una sonrisa siempre en la boca. «Aquel día no se la veía muy bien y pensamos que, al estar encerrada en la habitación tanto tiempo, estaba con el ánimo bajo. Me decía que estaba cansada de estar tanto tiempo encerrada y yo le dije que aguantara, que nos teníamos que ver, pero ya no la volví a ver más», se lamenta Humberto que al menos pudo dar y recibir cariño en un momento muy complicado emocionalmente. «Me dijo que tenía ganas de vernos, que nos quería mucho y que esperaba que acabara todo esto. Le dio mucho alegría vernos», añade el hijo de Pilar González Martínez.
Las residencias de ancianos están siendo los lugares más vulnerables durante esta pandemia y Pilar residía en una de las que más ha sufrido por el coronavirus en Palencia: la residencia San Bernabé y San Antolín, un centro en el que Humberto asegura que su madre se sintió querida. «Yo sé que mi madre ha sido muy feliz en la residencia. Falleció mi padre, ella quiso ir y siempre ha estado encantada, por eso no me imaginaba esto. Nadie esperaba que pudiera haber habido tantos contagios y fallecidos», explica Humberto Caballero, que tiene dudas sobre la gestión que realizó el centro en los momentos más complicados de la crisis. «Yo me he enterado de lo que pasaba dentro por las redes sociales y por los medios de comunicación. Luego he ido hablando con gente que me ha dicho que todo empezó en la zona de dependientes y se extendió por toda la residencia», explica.
El mediano de los tres hijos de Pilar González asegura que la falta de comunicación sobre el estado de su madre le generó una gran impotencia y le ha agravado el dolor por la pérdida de su madre. «Me quejo de la falta de información que yo personalmente he tenido. A mí no me han llamado para decirme nada. Mi madre ha estado ingresada diez días en el hospital, no hemos podido ni ir a verla y no hemos tenido ni una sola llamada de San Bernabé. Llamé yo a la residencia para ver cuándo podíamos ir a recoger las cosas. Al día siguiente me llamó la asistenta y le dije que entendía que estuvieran desbordados, pero que nosotros necesitábamos sentir calor humano. Estoy muy disgustado con la dirección por la falta de información», asegura.
Pilar ya no volverá a preparar sus famosas hojuelas y esta Nochebuena será la primera en la que falte su buena mano en la cocina, pero aquellos que la conocieron esperan olvidar pronto aquella fría despedida por las exigencias del aislamiento para recordarla solo por lo que fue. «Era una mujer muy participativa y no solo la vamos echar en falta los de la familia. Las chicas de la residencia seguro que lo han sentido tanto como nosotros porque era una mujer muy querida», concluye Humberto.
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