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Carmen Aguado
Ampudia
Lunes, 19 de febrero 2024, 07:12
Huele a lechazo asado, pan de mosto, mantecados y otras cosas ricas. Antes de oler Ampudia, se ve de lejos su castillo sobre un altozano que, en estas llanuras, es un auténtico Everest desde el que se avizora, a más de 100 kilómetros, la Montaña Palentina. Esta hermosa fortaleza del siglo XV, que fue propiedad del duque de Lerma y lugar de asueto de Felipe III, estaba hecha puré cuando la compró en 1960 el empresario galletero Eugenio Fontaneda, quien la restauró y la llenó de curiosidades: la piel de una anaconda, un anillo-pistola, un cráneo de tigre, otro de una bruja encerrado en una jaula… Además de mil objetos 'kitsch', atesora valiosas antigüedades, como la Tessera hospitalis, de Herrera de Pisuerga: un pasaporte del año 14, grabado sobre una lámina de bronce con forma de jabalí.
Ampudia forma parte ya de los ciento dieciséis pueblos que están considerados como los más bonitos de España. De esta forma, la localidad se ha incorporado a esta asociación (del mismo nombre), que nació en 2011 con el objetivo de promocionar, difundir, fomentar y preservar el patrimonio cultural, natural y rural en áreas geográficas con menor nivel de industrialización y población. Se convierte así en el primer municipio palentino que es incluido como tal, tras superar una exhaustiva auditoria en la que se analizan diferentes parámetros como el patrimonio, la oferta cultural, la gastronomía o las fiestas con las que cuenta la localidad. Todo ello le ha valido esta distinción que el recogió su alcalde, José Luis Gil, en Fitur.
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Carmen Aguado
El presidente de la asociación 'Los Pueblos más Bonitos de España', Francisco Mestre, explica como los pueblos que entran en la red mejoran en aspectos como la calidad de sus propuestas turísticas, se incrementa la desestacionalización de sus visitantes, fomentan un entorno más sostenible, mejoran la digitalización y aumenta el turismo internacional.
La asociación afirmaba durante el acto que la incorporación de Ampudia responde a que «sus calles y plazas porticadas evocan al visitante a los tiempos del medievo en los que la localidad ostentaba el merecido protagonismo de toda esta comarca de Tierra de Campos». También sostenía que en «el conjunto histórico-artístico hay constancia de restos arqueológicos, que nos indican que la zona fue habitada ya en la Edad del Bronce. Su larga historia, con etapas de gran prosperidad, ha legado un extenso y valioso patrimonio digno de visitar».
El corazón es la plaza Vieja, donde hay mercado franco los jueves desde 1606. De allí parten, cual arterias, las calles principales, Corredera y Ontiveros, ambas con casas de dos alturas de entramado de madera y adobe y soportales sostenidos por 256 postes, 41 de piedra y el resto de negrillo (o sea, olmo). La primera conduce al antiguo convento de San Francisco, hoy el moderno Museo de Arte Sacro, y a la vecina colegiata de San Miguel, cuya torre de 63 metros es lo más alto y vistoso de Ampudia, después del castillo. 'La Giralda de Campos', la llaman.
Dar un paseo por Ampudia es como realizar un viaje en el tiempo en el que diversas épocas históricas aún se muestran como parte de lo que fueron. De hecho, en la actualidad, el municipio organiza anualmente diferentes citas en las que recrea ciertos hechos históricos de relevancia como la firma que tuvo lugar en la villa para devolver a Madrid la capitalidad del reino. La localidad era entonces uno de los centros neurálgicos del comercio y así lo recuerdan en diferentes mercados como el regional de la flor o el barroco.
Tres son los puntos más relevantesa. Sus calles porticadas, Corredera y Ontiveros, son quizá lo más característico que este pueblo ha preservado desde el siglo XVII. En ellas, las casas reposan en rústicos troncos de árboles o columnas de piedra formando esta estructura. Estos soportales han servido para resguardarse del frío y de las inclemencias meteorológicas.
El suelo de estas dos calles ha sido recientemente cambiado por baldosas que absorben el dióxido de carbono. En apariencia son iguales que cualquier otras, pero estas cuentan con un novedoso dispositivo que ya está funcionando en ciudades como Bilbao. «No hemos querido modificar el nivel del suelo así que solo hemos sustituido unas por otras», aclara José Luis Gil.
Siguiendo por sus calles se llega hasta otro de los emblemas de Ampudia, su castillo. Este es el más importante y mejor conservado de toda la provincia. Fue construido entre los siglos XIII y XV, siendo declarado Monumento Nacional en el año 1931. Es de arquitectura gótica y presenta tres torres, aunque llegaron a ser cuatro, una se hundió. Actualmente, alberga una gran y variada colección de antigüedades.
La Colegiata de San Miguel es otra de las joyas de Ampudia. En ella coinciden tres estilos diferentes, románico, gótico y renacentista. Su altísimo campanario ha sido recientemente restaurado por lo que luce en todo su esplendor.
Por la oficina de Turismo pasan anualmente unas 12.000 personas. Todas ellas acuden hasta aquí para solicitar horarios de visitas de los diferentes puntos de interés y también historia de la villa y qué se puede visitar. «La mayoría de la gente viene a pasar el día, ven dos o tres cosas por la mañana y otra por la tarde», explica Raquel Cantera, responsable de esta oficina. El perfil de los visitantes suelen ser parejas o matrimonios de mediana edad con niños. Lo que más les llama la atención son las calles con soportales, asegura Cantera, aunque también se quedan impresionados con el castillo y la colegiata.
«La colegiata es el centro de reunión para los vecinos de Ampudia. Hemos restaurado diferentes puntos de ella como las capillas que lo han sido hace poco», señala el alcalde de la localidad. Por su parte, David Pérez, párroco del templo, asegura que «se conservan piezas del siglo XII y retablos de gran valor de diferentes siglos, XVI y XVII».
Dentro, la colegiata guarda un gran número de obras, aunque la mayoría de ellas fueron desplazadas hasta el Museo de Arte Sacro donde ahora se guardan y son expuestas al público. La pieza más importante es la talla de Nuestra Señora de Alconada, románica del siglo XIII y Patrona de Ampudia. De hecho, el Monasterio de Nuestra Señora de Alconada se encuentra situado a pocos kilómetros.
«En el Museo de Arte Sacro se pueden ver piezas que han estado mucho tiempo guardadas, es tanto patrimonio que era imposible exponerlo todo aquí en la colegiata. Aún ahora nos cuesta mucho encontrar un sitio donde mostrarlo porque en todas las paredes tenemos algo», afirma el sacerdote David Pérez.
El espacio en el que se ubica hoy este museo era una antigua nave perteneciente al convento de San Francisco que estaba ubicado en esta parte de Ampudia y que ha sido restaurado para poder ser utilizado como lugar de exposición de estas obras. Además, se ha acondicionado de forma que se han habilitado dos pisos para dividir todo con lo que se contaba.
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