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Los hermanos Ramón (a la izquierda) y Luis Ángel Roldán, durante una misa. ÓSCAR BARBA
Coronavirus en Palencia: Tres curas en la familia y ninguno pudo oficiar el funeral de Joaquín

Tres curas en la familia y ninguno pudo oficiar el funeral de Joaquín

Testimonio ·

Los párrocos Luis Ángel, Juan Manuel y Ramón Roldán no asistieron al entierro de su hermano, positivo en covid, porque guardaban cuarentena tras reunirse con él

Marco Alonso

Valladolid

Sábado, 2 de enero 2021, 08:15

El reguero de dolor que está dejando la covid a su paso no solo tiene a la muerte como responsable. También las formas de afrontar esos fallecimientos por las exigencias que marca la pandemia aumentan el desconsuelo de familiares y amigos de los finados. Los hermanos Luis Ángel, Ramón y Juan Manuel Roldán saben bien las sensaciones que recorren el cuerpo de un familiar que no puede despedir a un fallecido afectado por el coronavirus, ya que las vivieron en carne propia el pasado día 23. Su hermano Joaquín falleció tras arrojar un resultado positivo en una PCR y no pudieron si quiera asistir a su entierro en la localidad palentina de Baños de la Peña, ya que se encontraban en cuarentena, precisamente por haber estado en contacto con su hermano mientras estaba contagiado.

Joaquín Roldán de Arriba vivía en Madrid y hace unos ocho años se vio obligado a jubilarse. Un problema cardíaco le apartó del trabajo y esa circunstancia le llevó a pasar la última etapa de su vida entre la capital del país y Baños de la Peña, una pequeña localidad de la Montaña Palentina que ahora solo cuenta con unos doce habitantes. «Tenía revisiones de vez en cuando en Madrid. Se hizo la última el 8 de marzo y como se olió lo que nos venía encima le dijo al médico que se venía al pueblo. El médico no le puso problemas y aquí ha pasado la pandemia entera, menos un día que tuvo que ir a Madrid a una ITV, que es como él llamaba a las revisiones del corazón», explica su hermano Luis Ángel.

La vida de Joaquín durante la pandemia fue de lo más sencilla. En Baños de la Peña se distraía dando de comer a las gallinas, cuidando a sus perros y hablando con los pocos vecinos que aún quedan en el pueblo. Pero esa tranquilidad se vio interrumpida de forma abrupta. «Casi no salía del pueblo. Solo una vez por semana con el vecino a Guardo a hacer la compra. Por eso nos ha sorprendido a todos que se haya contagiado porque en Baños casi es imposible, pero sucedió», relata su hermano Luis Ángel.

Joaquín era el tercero de cinco hermanos en una familia llena de vocaciones religiosas. Luis Ángel y Ramón son párrocos en la zona de Saldaña, mientras que Juan Manuel también es cura, pero en Salinas y Cervera de Pisuerga. Los sacerdotes solían acudir cada domingo a Baños de la Peña a compartir una conversación y una comida con su hermano Joaquín y desconocen si en esos encuentros fraternales se pudo producir el contagio familiar. «No sabemos si le contagiamos nosotros a él, él a nosotros o si nosotros nos hemos contagiado por un lado y él por otro», explica Luis Ángel Roldán.

Las alarmas saltaron cuando Joaquín comenzó a presentar síntomas y tuvo que ser trasladado al hospital. Una PCR reveló que estaba contagiado y, por ser contacto estrecho, a Luis Ángel, Juan Manuel y Ramón se les hizo la prueba también. Luis Ángel y Ramón, que comparten casa en Saldaña, arrojaron un resultado positivo, mientras que Juan Manuel dio negativo. No obstante, los tres tuvieron que guardar cuarentena.

La peor de las noticias llegó en torno a las 23:30 horas del día 23, cuando una llamada comunicó a los tres hermanos confinados que Joaquín había fallecido en el hospital. «Hemos vivido todo por teléfono. Si siempre nos cuestan las despedidas, cuando se dan de esta manera son aún más difíciles de describir», explica Luis Ángel que, al igual que sus dos hermanos Ramón y Juan Manuel, no pudo despedirse de Joaquín. «Dentro del dolor, lo lógico hubiera sido que cualquiera de los tres hubiéramos oficiado el funeral. Casi es inimaginable que de tres no pudiéramos estar ninguno», se lamenta Luis Ángel.

Al final, fue Javier, el cura del pueblo, el que ofició el funeral, al que solo pudo asistir Milagros, la otra hermana de la familia, junto a los sobrinos de Joaquín y a los vecinos de Baños de la Peña. Mientras tanto, Luis Ángel, Ramón y Juan Manuel solo pudieron rezar por él. «Hemos tenido que centrarnos en la esperanza que nos da la fe. Pensamos que estos años que ha vivido después del problema cardíaco han sido un regalo. También nos hemos podido ver mucho más por la pandemia porque ha estado más cerca de nosotros», argumenta Luis Ángel quien, pese al dolor por la pérdida de un hermano en estas circunstancias, quiere que en su memoria solo permanezcan los numerosos buenos recuerdos que conserva de Joaquín. «Tenemos que pensar en positivo a pesar de todo», esgrime con una mezcla de dolor y esperanza.

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