Oliver Marcos posa con el cartel del cortometraje 'Soy visible', en la Fundación Díaz-Caneja. Manuel Brágimo

Oliver Marcos, contagiado con el virus

«Tras un diagnóstico de VIH, hay un impacto emocional y una fase de aceptación»

Protagonista del corto 'Soy visible', que se proyectó en la Caneja, quiere mostrar esta realidad con total normalidad

Carmen Aguado

Sábado, 2 de diciembre 2023, 00:20

La Fundación Díaz Caneja acogía este pasado martes el documental 'Soy visible' en el que, en formato de cortometraje, se recogían diferentes testimonios de personas que participaron en el primer 'Pride+' celebrado en Madrid el año pasado y con el que se quería visibilizar a las personas con VIH ... . A este encuentro, protagonista de la cinta, acudieron más de dos mil personas, que no dudaron en dar un paso al frente y encontrarse con más gente en su misma situación tratando de hacer visible esta enfermedad en un tono alegre y divertido, muy alejado de la imagen que en muchas ocasiones se ha dado. De Palencia fue una única persona, pero en 2023 esta cifra ya aumentó hasta las siete.

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Tras su emisión, intervino ante el público el salmantino Oliver Marcos, quien no dudó en compartir su experiencia como enfermo y lo que supone «salir del armario del VIH». Este joven de treinta años no solo protagoniza una parte de este corto, sino que también formó parte activa en su preparación como miembro de la entidad Cesida, la Coordinadora Estatal de VIH y Sida.

La principal motivación para participar en él fue dar testimonio como persona joven e infectada de VIH, ya que no es habitual encontrar este perfil de forma pública. «Para mucha gente la opción más cómoda es no contárselo a nadie, y es muy respetable, pero lo que no deberíamos permitir como sociedad es que el VIH produzca sentimientos de vergüenza en la propia persona», señaló.

Y eso es, precisamente, lo que quiere enseñar este documental, poder mostrar esta realidad con total normalidad tal y como lo hizo en su día Oliver Marcos, cuando le fue diagnosticada la enfermedad. Tras un ingreso hospitalario, con veinticinco años se le comunicó que estaba infectado de VIH. Tras conocer la noticia de forma individual, recuerda, no tardó ni treinta segundos en contárselo a su madre.

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«Me costó mucho asimilar mi sexualidad como hombre gay, durante muchos años viví en un armario, y cuando ya conseguí las herramientas suficientes para verbalizar mi sexualidad, llegó el diagnóstico y de alguna forma sentía que había otro motivo por el que me tenía que meter en otro armario diferente», señala.

Tras su progenitora, Oliver también informó a su círculo más íntimo y cercano pero no fue hasta después de un año cuando decidió hacerlo público a través de sus redes sociales. «Un diagnóstico de VIH supone un proceso psicológico muy fuerte, hay un impacto emocional, una fase de aceptación y de duelo que en el momento en el que yo fue superando los primeros impactos no quise callarme porque tenía la sensación de que cuanto más tiempo pasase más me iba a costar verbalizarlo», sostiene.

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Tras dar el paso, comenzó a impartir diferentes conferencias y charlas con las que pretende visibilizar esta enfermedad entre el público general y también ayudar en cierta forma a las personas que ahora mismo se encuentren en el mismo momento en el que estuvo él hace cinco años.

«Yo he contado con el apoyo de mi familia desde el primer momento. No me considero valiente porque creo que en ese momento se lo conté a mi madre desde un impulso, pero en ningún momento me arrepiento y fue un apoyo incondicional. Nos dimos cuenta de que nos faltaba mucha información y que teníamos muchas ideas anticuadas. Al final fue un aprendizaje conjunto que también es más bonito. Personas de generaciones diferentes y, en el caso de mi madre, que empezó a madurar cuando esta enfermedad estaba matando a tanta gente», recuerda.

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Actualmente, cuenta con el apoyo también de su pareja, quien le acompaña en un activismo y pedagogía. «No existe una educación sexual que nos informe de que esta enfermedad depende de lo que hagamos y no de quién seamos. Y esto es lo importante», concluye.

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