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«Os invito a que veáis y preguntéis lo que queráis. Y también que consumáis en productos de cercanía porque crea riqueza y trabajo. Y esto hace que vayamos hacia arriba», afirmó Israel Tapia, presidente de la Plaza de Abastos, a los 56 estudiantes de segundo de ESO de La Salle, que pusieron punto y final a un proyecto con un trabajo de investigación sobre esta emblemática instalación, que ya cuenta con 126 años de historia.
El proyecto en cuestión se titulaba 'Saborea' y estudiaba las distintas culturas, ya fuera cristiana, judía, musulmana... Y no solo eso, también su historia, sus tradiciones o su gastronomía. Y ahí entraba de lleno la Plaza de Abastos de Palencia, donde poder comprar los productos frescos para elaborar las consecuentes recetas.
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«Reunieron a todos los comerciantes que vendían en la Plaza Mayor o en Abilio Calderón, que está aquí detrás, y los juntaron aquí. El proyecto lo hizo Agapito Revilla, que se terminó en 1898. Antiguamente había hasta 176 puestos, eran pequeños y de madera, y se ocuparon todos. Esa es la máxima extensión que ha tenido la Plaza de Abastos», continuó explicando.
Con las reformas, cada ubicación ha ido ampliando su espacio y se han ido reduciendo el número de puestos. «Actualmente quedamos 38 comerciantes. Trabajamos para revalorizar esta Plaza de Abastos e incrementar el número de vendedores», agregó su presidente, Israel Tapia.
Por su parte, la concejala de Impulso Económico, Judith Castro, animó a que todos los alumnos se acercasen hasta ese mercado cualquier día con sus padres o familiares. «Estos comerciantes nos ofrecen una selección de la mejor alimentación de productos frescos, de carne, de pescado, de hortalizas, de frutas, de pan... Ellos escogen los productos para que nos llevemos lo mejor a nuestra mesa porque la alimentación es muy importante, vosotros lo sabéis. Cuanto mejor comemos, estamos más descansados, tenemos más energía, hacemos mejor deporte. Y yo creo que este es uno de esos sitios donde mejor vamos a escoger lo que meter en nuestro cuerpo», aseguró.
Todos los estudiantes, carpeta en mano y con un folio lleno de preguntas, escucharon atentamente todo lo que les contaban de la historia y de la importancia de este mercado palentino en el exterior del mismo, ya que al ser días de intensas compras, los pasillos estaban llenos de clientes con bolsas, listas de la compra o con el móvil en mano, haciendo llamadas de última hora para decidir si comprar una cosa u otra.
'Recordad que es un lugar de trabajo', les señalaron sus profesores, justo antes de que los alumnos se separasen en grupos de trabajo por los distintos puestos para conocer de primera mano la instalación y los productos que se vendían en la misma, y así responder correctamente al cuestionario, que tenía preguntas como '¿cuántas puertas tiene el mercado?' o '¿cómo se llama el bar?', y así sacar buena nota en el proyecto.
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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