El mayor problema agronómico que han tenido los agricultores, en un año que en lo meteorológico se ha portado bien, sin duda han sido las superpoblaciones de topillos, sobre todo en comarcas como la de Tierra de Campos, donde han causado daños generalizados y en ... algunas parcelas muy importantes.
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En zonas de Fuentes de Nava, Mazariegos o Castromocho, los daños causados por los roedores se observan siguiendo con la vista los rodales que dejan en la tierra por donde pasan. De hecho, en estas zonas ha habido parcelas muy afectadas, donde la producción ha quedado en la mitad, entorno a los 2.500 kilos, porque la otra mitad se la han comido los topillos. Sobre todo en parcelas de siembra directa, que ha sido la gran perjudicada por los roedores, ya que «según nacía la semilla se la comían directamente», explica el secretario de UPA, Blas Donis.
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Todas las organizaciones agrarias han estado advirtiendo desde octubre de la situación que se les venía encima con estos animales, y una vez más se quejan de que «las administraciones no hayan hecho nada» y que tampoco hayan dejado actuar al sector para poder mitigar las superpoblaciones que se comen su trabajo.
«Hemos podido tratar los hongos causados por el exceso de lluvias y solucionar el problema, pero con los topillos estamos atados de pies y manos», afirma el presidente de Coag Palencia, David Tejerina.
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Con el campo cosechado, se aprecian daños generalizados en la comarca de Tierra de Campos, pero también se advierte que los topillos no han desaparecido, siguen estando ahí, aunque ahora, con el cereal cortado, se están trasladando a las alfalfas, pero también a los jardines y las piscinas de los pueblos en busca de alimento.
Para el presidente de Asaja Palencia, José Luis Marcos, sin duda la nota negativa de esta campaña, al margen de los precios del cereal, la han puesto estos roedores y la inactividad de las administraciones para atajar el problema con soluciones reales.
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Precisamente, el último día de julio se reunió el grupo de coordinación para el control del topillo, presidido por el viceconsejero de Política Agraria Comunitaria y Desarrollo Rural, Jorge Llorente. En este encuentro se insistió en la importancia que tiene actuar de forma integral en las vías de dispersión, en base a las recomendaciones del Observatorio de plagas y enfermedades agrícolas de Castilla y León, para minimizar el riesgo de propagación de los topillos, haciendo un especial hincapié en reducir al máximo las zonas donde puedan encontrar alimento y protección, aprovechando el período de cosecha y la preparación para las siembras.
Se volvieron a recordar las principales pautas que deben seguir para prevenir y controlar los posibles reservorios, como la destrucción mecánica de huras y galerías, favorecer la presencia de rapaces, el incremento de la frecuencia del riego o el uso controlado de fitosanitarios autorizados si las condiciones lo aconsejan.
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Para el presidente de Asaja Palencia, estas reuniones son más de lo mismo y suenan a tomadura de pelo. «Llevamos 30 años con un problema y nadie busca una solución seria y efectiva. Están riéndose de los agricultores», sostiene Marcos, que insiste en la necesidad de que se paguen los daños a los agricultores en lugar de «gastar dinero» para hacer recomendaciones poco efectivas.
También critican que, precisamente, desde la Consejería se solicite a los representantes de las organizaciones agrarias, a las diputaciones provinciales, a la Delegación del Gobierno, al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), a la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), a Agroseguro y a SEO Bird Life, que actúen de forma prioritaria y que, después, nadie haga nada. «Los agricultores hacemos lo que nos dicen, pero hay muchas zonas de dispersión, cunetas, terrenos de Adif, orillas de ríos y arroyos de la Confederación, donde no se controlan», sostiene el presidente de Coag, David Tejerina. Son zonas en las que los agricultores no pueden hacer nada y tienen que ser las administraciones las que se pongan manos a la obra con labores de limpieza para que el topillo no tenga refugio y que las rapaces puedan cazarlos. Los agricultores nos sentimos impotentes, las Opas les pedimos que limpien, pero nadie hace nada, parece que no es problema suyo, se queja el presidente de Coag.
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Además este año, como apunta Blas Donis, de UPA Palencia, a la inactividad de las administraciones se ha sumado una climatología que ha acompañado su proliferación, lo que sin duda va a complicar también la sementera.
Y así, año tras año, las organizaciones agrarias trasladan la sensación de impotencia que tienen los agricultores ante unos roedores que han venido para quedarse, unas administraciones que parecen mirar para otro lado y unos agricultores que se encuentran sin herramientas efectivas para solucionar el problema. «Nosotros hacemos todo lo posible para combatirlos, pero casi tenemos que resignarnos a que se extingan ellos solos», concluye Tejerina.
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