Nuqui Fernández, actriz
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Nuqui Fernández, actriz
«El teatro sirve para entender la vida, es una herramienta para cambiar el mundo»Nacida en Badajoz (1982), Ana -Nuqui de nombre profesional- Fernández vivió durante varios años en Cáceres hasta que se quedó embarazada, momento en el que ella y su marido, Pedro, decidieron mudarse a la ciudad natal de la actriz para que su familia les ayudaran ... con su hijo, de dos años. «Necesitaba tener tribu para poder conciliar mi vida laboral con la familia. Gracias a ellos pude representar 'Menina: soy una puta obra de Velázquez'», explica la actriz, licenciada en Arte Dramático por la ESAD de Castilla y León, con más de veinte años en la profesión y que este jueves, a las 20:30 horas, se meterá en la piel del personaje en el marco del 'Teatro de cerca' del Principal de Palencia.
–¿Nuqui viene de Anuqui, Ana, su nombre?
–Sí. Cuando empecé coincidió que la actriz Ana Fernández ganó el Goya por 'Solas', y luego salió otra Ana Fernández en una serie y me dije: 'Hay que cambiar mi nombre profesional'. Mi hermana me llamaba Anuqui y en un grupo de teatro en el que estuve me llamaban Nuqui, así que finalmente opté por este nombre.
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–Se licenció en la Escuela de Arte Dramático de Castilla y León.
–Sí, estuve viviendo de 2011 a 2015 en Valladolid, una ciudad muy especial para mí. Fue un momento de transición en mi vida. Yo era ya actriz y trabajaba con compañías profesionales de Extremadura. Por circunstancias de la vida, necesitaba cambios y no quería ir a Madrid porque no me veía allí y me recomendaron la Escuela de Arte Dramático de Valladolid y no me lo pensé dos veces. Valladolid me encanta.
–Palencia no le será desconocida…
–No, para nada. Allí estuve rodando un cortometraje. Conozco Palencia, incluso tengo amigos palentinos, como la actriz Alba Frechilla, una de las fundadoras de la compañía vallisoletana Valquiria Teatro. Y en la Escuela de Arte Dramático coincidí con Mercedes Herrero, de Pez Luna Teatro, y he ido varias veces a su espacio cultural para ver sus montajes. Por otro lado, mi padre, que es de Feria, en Badajoz, tiene familia en Aguilar de Campoo.
–El Teatro Principal de Palencia acoge 'Menina: soy una puta obra de Velázquez' este jueves en el marco del apartado 'Teatro de cerca'.
–El nombre del apartado me parece maravilloso, muy acertado. Y más que el nombre me encanta la propuesta: hacer el montaje con el público al lado, donde escuchas su respiración y ellos escuchan la mía, donde ves su mirada... Aparte de eso, para mí como actriz es un reto porque este formato me pone en otra tesitura. No puedes mentirles ni escaparte de ellos. Es un lujo y un placer sentirles tan cerca; estoy deseando hacerla.
–¿Este montaje narra su biografía?
–No, para nada. Es la historia de muchas mujeres y está escrita por tres dramaturgos: J. P. Cañamero, Sergio Adillo y Pedro Luis López Bellot. Yo no he sufrido 'bullying' como tal, pero la mayoría de nosotros en algún momento de nuestra vida ha sufrido cierta violencia psicológica o médica por nuestro físico. Muchos hemos sido foco de la mofa del resto.
–Este texto desgarrador denuncia el acoso escolar y la 'gordofobia'.
–Sí. Es un espectáculo que habla, sobre todo, de la belleza de los cuerpos, de la diversidad. Es un viaje de la oscuridad a la luz, como así lo expresa muchas veces el autor y director de la obra. El personaje sufre 'gordofobia' en el instituto y en una visita al Museo del Prado la comparan con Mari Bárbola, una de las meninas del cuadro de Velázquez, y todo eso le pesa en su vida como una losa hasta que descubre que los cuerpos son bellos por el mero hecho de existir. Esta obra reivindica la diversidad de los cuerpos y la sexual y denuncia la violencia escolar y la estética. Todos debemos ser libres para ser quienes somos y no tenemos que justificarnos por nuestro físico.
–Este monólogo es un canto a la autoestima y al empoderamiento frente a la tiranía de los cánones estéticos.
–Totalmente, y el público sufre una especie de catarsis, un darse cuenta de sus actos, que siempre es un pasito para cambiar ciertas actitudes. Los niños y los adolescentes actúan por lo que ven en sus casas, por lo que les estamos enseñando. La actriz Itziar Castro, tras su fallecimiento en diciembre del año pasado, fue insultada en las redes sociales. Ni siquiera se respeta que una persona muera de un infarto al corazón por estar gorda y no es cuestión de culpar a nadie, sino de poner el foco en lo que está ocurriendo en nuestra sociedad para ser tan crueles y no respetar la libertad de cada uno.
–Esta función se estrenó en junio de 2022. ¿Aún le queda mucho recorrido?
–Mogollón. Con esta obra llevamos alrededor de cien funciones y todavía queda este año y el que viene. Por suerte, es un montaje que se está vendiendo muchísimo y estamos girando por todo el país.
–Incluso ha sido recomendada por la Comisión de Teatro de la Red Española de Teatros, Auditorios, Circuitos y Festivales de titularidad pública. Un apoyo indiscutible al mensaje que transmite.
–También está incluida en diferentes redes de teatros de España y en el programa 'Audaces', de carácter nacional y dirigido al público juvenil. Este espectáculo no es solo teatro que puedas contemplar, sino que intenta concienciar a los espectadores.
–Los elogios a la obra se certificaron el año pasado con tres candidaturas a los premios Max: mejor espectáculo revelación, mejor actriz y mejor diseño de iluminación.
–Son reconocimientos que se agradecen muchísimo y que compensan los viajes, el trabajo y el esfuerzo que realizas en giras tan largas. Y, además, se valora la profesionalidad del pedazo de equipo con el que contamos. Yo soy la cabeza visible, pero la labor del director de la obra ha sido extraordinaria. Él es el responsable de que yo me desnude en escena y que aflore mi alma. En los Max no pasamos el corte final para estar nominados, pero estuvimos entre las trece candidatas seleccionadas de entre todas las obras representadas en nuestro país en las respectivas categorías. Y este año también nos han seleccionado como mejor espectáculo revelación.
–Sobrepasa dos décadas en la profesión y siempre en compañías extremeñas. ¿No quiso casarse con otras fuera de su tierra?
–No es que yo no haya querido. Las pocas cosas que he rechazado ha sido por falta de tiempo. A mí, si me llaman, aquí estoy.
–Y en 2017 decidió montar su propia productora, Cíclica Teatro.
–Y con ella sigo. Hemos firmado dos espectáculos propios y estoy de gira con 'Ñoña Inés', un montaje sobre el feminismo y el empoderamiento donde le doy la vuelta a 'Don Juan Tenorio', de Zorrilla, y hablo del personaje de Doña Inés. Estoy inmersa en cerrar una tercera obra que se titulará 'El balneario' y que tratará sobre el alzheimer en clave de teatro del absurdo. Espero estrenarla a finales de año. Me hace mucha ilusión y, más aún, porque será dirigida también por Pedro Luis López Bellot.
–¿El teatro le sirve como trampolín para..?
–Amo lo que hago y el teatro me sirve para entender un poco de qué va esto de la vida. El teatro es una herramienta para cambiar el mundo, aunque sea un fin ambicioso. Todas las personas podemos aportar nuestro granito de arena en cada uno de nuestros campos profesionales para derribar las injusticias… Hay tanto que contar y señalar.
–¿No le atrae el cine ni la ficción televisiva?
–Sí, me encantaría. El último corto¡que hice fue 'TQ', de María Sánchez Testón. No me suelen llamar para cine o series, pero estoy abierta a cualquier propuesta. No obstante, reconozco que soy una mujer muy afortunada, a veces hasta me emociono por ello y agradezco infinito todo lo que la vida me está ofreciendo. Siempre digo que mi hijo ha venido con abundancia. ¡Estoy feliz y agradecida!
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