El actor Daniel Freire. Alberto Ortega-Europa Press
Daniel Freire, actor que debía representar 'Amaeru' en Palencia el 18 de noviembre

«El teatro es donde me siento más cómodo, más seguro y más libre»

La obra ha tenido que ser cancelada por un problema médico del protagonista

Jose Rojo

Palencia

Martes, 7 de noviembre 2023, 00:17

'Amaeru', término japonés que alude al deseo de ser cuidado y protegido, da título a la representación que Daniel Freire (Buenos Aires, 29 de diciembre de 1961) debía protagonizar el próximo 18 de noviembre en el teatro Principal de Palencia. A Freire, que comparte ... con el resto del colectivo de intérpretes latinoamericanos en el cine español la Medalla de Oro de la Academia (2022), se le conoció popularmente en nuestro país con la serie 'Ana y los 7', donde permaneció siete temporadas, y se estrenó en la pantalla grande con sello nacional en 2001 de la mano de Vicente Molina Foix con 'Sagitario'. El actor argentino, que padece un cáncer, ofreció esta entrevista días antes de ser intervenido quirúrgicamente de urgencia, por lo que la representación de 'Amaeru' se ha visto cancelada.

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–'Un muro de silencio' es el punto de partida de su trayectoria cinematográfica, película argentina en la que intervino con 32 años, y hasta entonces el teatro era su hábitat.

–Empecé en el teatro con dieciséis años, aunque la llamada del cine fue un tanto tardía, en 1993. En España llevo trabajando veintitrés años y las últimas películas en las que he intervenido han sido 'Campeones' (2018), de Javier Fesser, y 'El año de la furia' (2020), de Rafa Russo. Y, en cuanto a series, formo parte del reparto de la primera temporada de 'Máxima', que aún no ha sido estrenada y que se centra en la figura de Máxima Zorreguieta, hija de Jorge Zorreguieta, uno de los altos cargos de la dictadura de Jorge Videla en Argentina, y actual reina de los Países Bajos.

–¿El teatro es la horma de su zapato?

–El teatro es donde me siento más cómodo, más seguro y más libre, aunque quizás sea el medio en el que más se expone un actor porque es en vivo y no hay vuelta atrás; si te equivocas, te equivocas. Yo creo que en el teatro he hecho mis mejores interpretaciones; delante de las cámaras nunca he logrado la vivencia que he conseguido en el teatro.

–De sus interpretaciones en películas y series, ¿cuáles le han dejado una huella profunda?

–Cuando recibo un guion o me proponen un personaje, mis miedos me dicen que soy incapaz de hacer ese trabajo, sobre todo, en cine y en series de televisión; me entra pánico. Sin embargo, cuando empiezo a transitar los personajes, descubro detalles que lo hacen muy especial, como la voz particular del tabernero Tom Pellegrini de la serie 'Doctor Mateo'. Transitar un personaje es descubrir un ser nuevo en mí mismo.

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­–¿Eso no le ocurre en el teatro?

–No, porque el proceso es distinto; en el cine o la televisión tienes que llevar una propuesta predeterminada y eso me asusta más. Si se hace un repaso a mi trayectoria, se descubre que mis personajes han sido muy diferentes.

–Sorprende que afronte así su trabajo cuando a la mayoría de los actores les impone mucho más el teatro que la cámara.

–A mí me encanta el teatro, pero momentos de entrar en el edificio pienso que me he equivocado de profesión. Y una vez que salgo al escenario me provoca una doble sensación de salto al vacío y de placer; y, luego, siento la energía que emana del patio de butacas, que es maravillosa.

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–La historia de 'Amaeru' está contada desde el costumbrismo argentino por su escritora y directora Carolina Román...

–Es un viaje onírico desde un lugar expresivo muy costumbrista y en algunos aspectos es un camino terapéutico por los miedos y los traumas de infancia. En 'Amaeru' yo interpreto al personaje que ayuda y que protege al otro con el objetivo de sanar y transitamos por otros personajes ficticios o reales que forman parte de sus propias experiencias vitales.

–En esta comedia dramática interpreta a tres personajes, al igual que su compañero de reparto, Omar Calicchio. ¿Es la obra más complicada a la que se ha enfrentado?

–Es la obra que más me ha resultado más difícil de comprender que pudiera funcionar; sin embargo, funciona y muy bien ante el público. Y es que los espectadores no saben hasta el último minuto lo que está ocurriendo, pero permanecen enganchados a lo que se está contando. Para mí ha supuesto un auténtico desafío. Mi papel se ha ido transformando durante los ensayos del texto original que recibí de Carolina hasta convertirse en un personaje más actual y futurista.

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–En esta representación se produce un duelo entre ambos actores.

–Quizás sea un poco pretencioso considerarlo un duelo; es un enfrentamiento entre dos personajes que necesariamente tienen que estar uno delante del otro. La escalada no se puede hacer si no está el otro.

–Las emociones están a flor de piel…

–Así es. Es un tránsito por los recuerdos, por lo aprendido con una mirada dulce y amorosa que nos lleva al camino del humor.

–Además, hay danza butoh (un lamento bailado) y los actores cantan. ¡Una obra completa!

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–Sí, podría considerarse así. La danza butoh nace después de caer la bomba de Hiroshima y expresa el horror de la vida, pero no es un musical, tampoco es una comedia ni un drama; es complejo de explicar. ¡Hay que verlo! Cuando yo lo leí, pensé que iba a resultar difícil mantener atento al público; sin embargo, aunque sea costumbrismo argentino, el espectador español puede traducir muchos guiños en algunas situaciones de su vida. ¡La respuesta del público es preciosa!

–El año pasado anunció que padecía cáncer. ¿Cómo lo lleva?

–Padecí un cáncer que yo creo que, por suerte, está superado; sigo un control cada tres meses y, por ahora, me va muy bien.

–¿El trabajo le ha ayudado a mitigarlo?

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­–El trabajo siempre es una terapia maravillosa. Con el teatro se aprende a ser mejor ser humano y que se ponga en práctica o no es responsabilidad de cada uno. Al transitar por distintas personalidades, se incrementa el nivel de empatía hacia los otros.

–¿Daniel Freire está ahora más que nunca necesitado de 'amaeru'?

–Mi personalidad me conduce a servir a otros que a que me sirvan. Soy más protector que solicitante de cuidados. A mí me encanta cocinar y experimentar mientras hago un plato y en mi casa cocino cuando hay gente; si estoy solo, me preparo un sándwich.

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–¿Conoce la ciudad de Palencia?

–Sí, sí. He estado en otras ocasiones por trabajo y la experiencia siempre ha sido muy buena. El teatro de Palencia es precioso, lo recuerdo perfectamente.

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