Ana Pimenta | Actriz
«El Teatro Principal es una bombonera y Palencia, una ciudad preciosa»Ana Pimenta | Actriz
«El Teatro Principal es una bombonera y Palencia, una ciudad preciosa»La productora Vaivén, fundada en San Sebastián hace 28 años, se ha convertido en un referente escénico nacional. La actriz salmantina de nacimiento y vasca de adopción Ana Pimenta, de 64 años, y su marido, el pianista y compositor Iñaki Salvador, son los artífices de ... esta compañía y gestora de productos teatrales que aterriza en el Principal de Palencia este jueves, a las ocho y media de la tarde, con su último montaje: 'Redada familiar'. Un texto cómico con tintes dramáticos, firmado por Antonio Muñoz de Mesa y dirigido por Olga Margallo, que explora el totalitarismo de los algoritmos y la pérdida de la privacidad en el mundo digital. Ana Pimenta, Mikel Laskurain, Nerea Gorriti y Xanti Korkostegi estructuran esta historia a la que se suma Aitziber Garmendia, proyectada en una pantalla.
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–'Redada familiar' es un texto cómico con tintes dramáticos que aborda la pérdida de la privacidad en el mundo digital y el ciberdelito.
–Es un texto muy jugoso porque aborda muchos temas: los algoritmos, la privacidad, la pornografía internauta y la exposición de todos, sobremanera los jóvenes, en las redes sociales, así como las relaciones familiares, las falsas denuncias... La obra está basada en hechos reales porque el autor, Antonio Muñoz, indagó sobre este tipo de intromisiones.
–Es 'una comedia para no reírse de nadie', como así se apostilla la obra.
–Es una comedia en el que te ríes de todos, pero, al final, se te congela la sonrisa porque tiene una vuelta de tuerca y hace reflexionar al espectador ante el exceso de vivir colgados del mundo virtual. Somos cuatro personajes: el policía, la madre, a la que yo interpreto; el padre, el hijo y la hija que se proyecta en pantalla.
–¿Qué tal les está yendo la gira?
–La obra se estrenó justo hace dos años en Sevilla y ha tenido un recorrido brutal, de norte a sur y de este a oeste de España; hemos hecho alrededor de 100 bolos. Ha sido un montaje exitoso, ya que lo que garantiza el éxito de una función es que se siga programando y nosotros llevamos dos años de gira. Hay un gran trabajo de dramaturgia y de dirección y un elenco extraordinario de actores, o eso nos comentan. Además, la temática que trata es de plena actualidad y el público, que es muy heterogéneo, se siente identificado con ella. Esta obra nos está dando muchas alegrías.
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Jose Rojo
Jose Rojo
–Este montaje llega al Teatro Principal de Palencia este jueves…
–El Teatro Principal es precioso, es una bombonera; me encanta. En Palencia hemos actuado en varias ocasiones; la última, con 'Yo, la peor del mundo', con la que cerramos allí la gira hace tres años. Además, con la compañía Ur Teatro, la anterior a Vaivén, ganamos varios premios con 'El sueño de una noche de verano'. En esta ocasión, vamos a tener la oportunidad de pasar la mañana del viernes haciendo turismo por la ciudad, ya que por la tarde viajaremos a Puertollano (Ciudad Real), donde actuaremos el sábado. A mí Palencia me gusta muchísimo; es una ciudad preciosa, pero en la que he pasado mucho frío porque, a pesar de haber nacido en Salamanca, soy muy friolera.
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–Salmantina de nacimiento y vasca de adopción.
–Así es. Toda mi familia es de Salamanca, salvo mi padre, que era portugués, aunque vivió en Salamanca hasta que falleció hace unos años. Pero llevo viviendo en San Sebastián casi 40 años, más de media vida, ya que acabo de cumplir 64, y mi marido y mis hijos son vascos. A mí el País Vasco me ha acogido muy bien; es gente muy abierta, muy acogedora y muy fiel. A pesar de todo, Salamanca me sigue tirando mucho a nivel emocional porque allí sigue viviendo mi madre y porque allí monté una cooperativa donde éramos diecisiete socios para abrir el primer restaurante El Bardo, que ahora tiene cinco locales abiertos. Dejé Salamanca, donde viví una etapa maravillosa, para irme a Sevilla.
–Resulta curioso que se iniciara en las artes escénicas como bailaora de flamenco en Sevilla.
–Es algo muy gracioso. Yo estudié hasta tercero de Derecho en Salamanca y lo dejé por mi inquietud artística. A mí me encantaba el flamenco y me marché a Sevilla, donde estuve unos años trabajando como bailaora al tiempo que estaba metida en grupos de teatro hasta que mi hermana Helena – directora de escena, dramaturga y directora teatral que ocupó la dirección de la Compañía Nacional de Teatro Clásico entre los años 2011 y 2019– me propuso irme con ella a Rentería para montar Ur Teatro, donde estuve varios años hasta que decidí volar sola y fundé con mi compañero de vida, Iñaki Salvador, Vaivén Producciones, con la que ya llevamos 28 años.
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–¿El País Vasco le ofreció más posibilidades que Castilla y León a la hora de ganarse la vida con el teatro?
–Tengo que reconocer que el gobierno vasco cuida mucho la cultura y ofrece ayudas a las compañías teatrales; incluso ha creado un circuito que permite girar a todas las compañías por todo el territorio. Allí se apuesta mucho más por la cultura que en otras comunidades, como así me relatan miembros de compañías de distintas provincias españolas, que están atravesando circunstancias muy complicadas por falta de apoyo institucional y que se ha tenido que buscar la vida para seguir adelante porque ser actor no deja de ser un oficio de supervivientes, es un trabajo muy duro y ahora más que antes porque se está perdiendo la cultura del directo. Nuestra profesión está viviendo un momento muy arduo.
–Usted y su compañero de vida han logrado que su productora, Vaivén, se codee en las altas esferas de la escena nacional.
–La verdad es que sí. También ha sido una de las compañías bienales del INAEM (Instituto Nacional de Artes Escénicas y de la Música del Ministerio de Cultura) desde hace bastantes años. Hemos conseguido hacernos un nombre y un hueco en la escena nacional, pero eso no quita que no me dé cuenta de la dificultad de la supervivencia de las artes escénicas en general, salvo excepciones. Hay gente del oficio que lo está pasando francamente mal y que, incluso, se ha visto obligada a tirar la toalla. En ese sentido, yo soy una privilegiada porque llevo casi cuarenta años viviendo de este oficio, pero hago muchas tareas: directora de la compañía, actriz, productora, relaciones públicas, redactora de proyectos y la encargada de defenderlos… Muchos roles en estos 'malos tiempos para la lírica'; hoy, la programación teatral se ha recortado, antes era de septiembre a junio y durante el verano promovíamos espectáculos de calles y, ahora, se contrata de octubre a marzo; y ésta es la tónica general, que no sólo nos afecta a las compañías pequeñas.
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–Es una actriz teatral de raza. ¿Lo audiovisual no le va?
–He participado en alguna película, en algunas series y en cortometrajes, pero cuando diriges una estructura como Vaivén Producciones, tienes que elegir. Yo hace años tuve una representante para proyectos audiovisuales, pero la mayoría de los castings se hacen en Madrid y acudir a uno de ellos requería tres días, que yo perdía de atender a la compañía de teatro cuando tenía mucho que preservar y trabajar. Parecía arrogante, pero yo siempre elegía mi compañía porque he tenido que trabajar doce horas diarias durante muchos años para sacarla adelante y quería centrarme en ella. Mi elección siempre ha sido Vaivén, aunque me haya chupado más energía de la que debiera, pero no me arrepiento, aunque, luego, me deje muchas goteras, como dice una amiga mía. He vivido de lo que más me gusta hacer, pero con mucho estrés y pasando situaciones complicadas.
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