Borrar
La actriz María Luisa Merlo. El Norte
«El teatro no goza de buena salud, aunque la afición es extraordinaria»

María Luisa Merlo, actriz

«El teatro no goza de buena salud, aunque la afición es extraordinaria»

La valenciana, leyenda viva de la interpretación, se sube este sábado al escenario del Ortega para presentar 'Mentiras inteligentes'

Jose Rojo

Palencia

Sábado, 27 de abril 2024, 08:31

Debutó como bailarina con 15 años y la gran escuela de interpretación de María Luisa Merlo (Valencia, 6 de septiembre de 1941) fue 'Estudio 1', el espacio dramático por antonomasia de la televisión durante las décadas 60, 70 y 80 donde intervino en más de veinte representaciones teatrales entre 1966 y 1981, aunque antes de esta etapa el séptimo arte ya llamó a su puerta. Y de aquí hasta la actualidad su fulgurante carrera interpretativa, tanto en teatro como en cine y en ficción televisiva, ha proseguido sin descanso. El Teatro Ortega de Palencia sube el telón este sábado, a las 20:00 horas, para presentar 'Mentiras inteligentes', una comedia ácida protagonizada por esta leyenda viva de la interpretación que cumple 68 años en la profesión y que en este montaje está acompañada por los actores Jesús Cisneros, Ana Escribano y Juan Jesús Valverde.

–¿Ya está recuperada de la faringitis que le sobrevino el 17 de abril?

–Sí, afortunadamente. Me recuperé el día 20, justo para poder trabajar, que actuamos en Valencia, y el teatro estaba abarrotado. Con esta faringitis me asusté mucho y estuve muy preocupada porque la voz es nuestra arma de trabajo. Yo he llegado a trabajar hasta con una pierna rota, pero sin voz no puedes. Ya me ha pasado en otras ocasiones, no muchas, pero nos ponen unas inyecciones muy fuertes, como a los cantantes, para recuperarnos lo antes posible. Hoy por la mañana –domingo, 21 de abril– hemos salido en coche de Almoradí y he llegado a mi casa ­–Madrid­– a las tres de la tarde y ahora ­–cuatro y media de la tarde­– estoy hablando contigo, aunque tengo la nariz un poco taponada.

–¿No se echa la siesta después de comer?

–No. No recuerdo haberme echado la siesta nunca en mi vida porque no he conseguido dormirme; para dormir tengo que esperar a la noche. Me acuesto tarde y me levanto alrededor de las once de la mañana y hago mis cosas: bailo, hago ejercicio, leo,… Pero he de reconocer que estoy mucho más centrada por la tarde que por la mañana.

–¿Quién la recibe en casa cuando llega?

–Mi perrita y mis hijos ­–Amparo y Pedro Larrañaga y Luis Merlo– y mi nuera, Maribel Verdú, aunque viven en sus respectivas casas. Tengo a todos ellos muy cerca y están muy pendientes de mí. En esta vida he tenido mucha suerte con la familia que he tenido. Tuve mucha suerte con mis padres y de haber nacido en el teatro, que era un mundo liberal, de mente abierta, en una época en que nadie era liberal y el que lo era lo escondía porque si no, le mataban. Dentro del teatro de entonces se vivía todo de una manera muy natural. Yo lo recuerdo como un mundo al margen de una sociedad que era terrible debido a la dictadura.

–Cita a sus padres, pero la estirpe artística se remonta a sus abuelos, los actores Abelardo Merlo Bort y Amparo Piquer Adsuara.

–Por supuesto. Todos valencianos. Mi abuela, Amparo Piquer, fue una maravillosa actriz en lengua valenciana y una primerísima dama del teatro valenciano. Y mi abuelo, Abelardo, era actor y escritor. Y, luego, mi padre, Ismael, un gran actor, y mi madre, que era fantástica, pero su familia no se dedicada al teatro, aunque eran unos apasionados del teatro. He tenido mucha suerte con la familia que me tocó y con la que he creado a raíz de casarme con Carlos Larragaña, cuya madre, María Fernanda Ladrón de Guevara era muy liberal, al igual que mi cuñada Amparo Rivelles. No hemos salido de este mundo nuestro. Y, luego, he ido mucho a Londres y allí he visto mucho teatro. Yo lo he pasado muy bien en la vida.

Familia de talentos

«He tenido mucha suerte con la familia que me ha tocado y la que he creado»

–La gran Concha Piquer es su tía abuela.

–Sí. Doña Concha era prima de mi abuela. Y con su hija, Conchín, Concha Márquez Piquer, me he llevado siempre muy bien; nos tratábamos de primas; la quería muchísimo.

–Y qué decir de su padre, Ismael Merlo, ¡un actorazo!

–Efectivamente, un actorazo. Precisamente, esta tarde ­–21 de abril– voy a ver una película de él que ponen en televisión, 'Rojo y negro', una película que rodó cuando yo acababa de nacer y que se estrenó con un gran éxito, pero cuando la censura se dio cuenta de la trama, donde mi padre interpretaba a un hombre de izquierdas que era buena persona, la prohibió.

–Usted es la tercera generación de actores. Y la saga continúa… Supongo que se sentirá orgullosa de que así sea.

–¡Claro que la saga continúa! Estoy orgullosísima de mis hijos y de su trabajo; como actores tienen una clase… y como productores, también. Mis hijos no se ponen límites; son gente inquieta que se preocupa por la cultura y el teatro de España.

–¿'Estudio 1' fue su gran escuela en la interpretación?

–Por supuesto. Ten en cuenta que hacías dos funciones de lunes a domingo; no había descanso y acababas agotada. Además, tenías la oportunidad de meterte en la piel de distintos personajes; yo en Televisión España he interpretado desde Shakespeare a John Dos Passos y aprendí muchísimo.

Sobre la ciudad

«Cuando veo al Cristo del Otero me emociona porque soy cristiana, aunque no católica»

–¡Sesenta y ocho años de profesión!

–A ver… Empecé en el año 56, que debuté como bailarina en el teatro principal de Verona, la tierra de los amantes, e hice una gira por Europa con quince años; me gustaba bailar, más que cualquier otra cosa. Y, al cabo de tres años, hice mi primera película, 'De espalda a la puertas' con Forqué; desde entonces, no he parado.

–¿Le queda algo por aprender?

–Todos los días aprendo algo. Ahora estoy muy bien porque vivo con una chica estupenda que se llama María Luisa Merlo y con la que me llevo muy bien afortunadamente (risas). En este momento estoy muy contenta con mi vida y con mi relación profesional con Jesús Cisneros, mi socio desde hace cinco años, y de la cantidad de funciones que hemos hecho juntos. La verdad es que con 83 años me encuentro muy bien, me he cuidado mucho, dejé de hacer tonterías, como fumar, y nunca he bebido alcohol. ¡Estoy muy sana! No me canso nunca, a pesar de las palizas de coche que nos metemos en las giras. Tengo una salud de hierro y buena memoria, gracias a Dios; he debido hacer las cosas muy bien… ¡No sé hasta cuándo me durará!

–De la profesión no se retira ni con agua hirviendo.

–No, no, no. Me gusta muchísimo, me da mucha vida. Salir al escenario y sentir el amor del público es impagable. Yo juego mucho con las energías y la energía que me transmite el público es inmensa. Yo hago la función sin que me moleste nada por muy cansada que esté de viajes, que no lo estoy. Creo sinceramente que estoy mejor que nunca. Las funciones me dan horas de vida, al igual que el trato con mis compañeros.

–Si en España hay leyendas vivas del teatro, uno de ellas es usted. Las actrices de su generación aún activas se computan con cuentagotas.

–La verdad es que sí. Una de mis grandes amigas, Concha Velasco, desapareció hace poco y para mí supuso un duro golpe porque era una de las primerísimas actrices, como lo es también Lola Herrera. De aquella generación, hemos quedado Lola y yo, que seguimos haciendo cosas. Y eso de leyenda viva del teatro es que ni me lo planteo. Seguramente, porque soy una persona poco vanidosa.

La profesión

«Estoy muy orgullosa de haber nacido en el mundo liberal del teatro»

–Hoy por hoy, ¿le apetece más hacer teatro que cine o series de televisión?

–No, también me gusta hacer cine y series. Lo último que he hecho en cine ha sido 'Mi otro John', una estupenda película y un estupendo papel. Me gusta trabajar en los tres medios, aunque son totalmente diferentes, pero cuando ya los conoces y sabes cómo hacerlos, uno se maneja como pez en el agua, aunque me trabajo mucho los personajes. Convierto los personajes en seres humanos. El método Stanislavski habla de que nos basemos en nuestros dramas personales para interpretar personajes y yo lo que hago es crear un personaje de carne y hueso y todo el tiempo que estoy sobre el escenario o en el rodaje actúo con todas las energías y emociones de ese personaje que he creado junto con el director.

–Hoy en día, ¿el teatro goza de buena salud?

–No, aunque el público es extraordinario. Yo sigo esperando a que alguien hable de teatro en televisión. De teatro se habla muy poco. Tenemos la ventaja de que el público está siendo maravilloso y responde ante las funciones. Mi hija está representando en estos momentos la obra 'Laponia' y está abarrotando el teatro. Y nosotros, allá donde vamos, igual. Es una maravilla ver el teatro lleno.

–Usted lleva ya varios años de gira con 'Mentiras inteligentes'.

–Jesús Cisneros y yo somos socios desde hace cinco años, como te decía. Empezamos con 'Conversaciones con mamá', que fue un éxito también, y con 'Mentiras inteligentes' llevaremos haciéndola alrededor de cuatro años. Jesús, actor de la obra y productor, tiene una capacidad de trabajo inmensa y es de una eficacia asombrosa.

–¿Ha vivido algunas de las situaciones en las que se ve envuelta Alicia, su personaje en esta ácida comedia?

–No, no me he visto nunca envuelta en ninguna de esas situaciones porque yo en vida real corto enseguida por lo sano. Cuando mis relaciones amorosas iban mal, cortaba y se acabó; nunca las he intentado salvar. Alicia hace todo lo posible por salvar su matrimonio porque le gusta estar casada y es una matriarca que monta escenas maravillosas moviendo a todo el mundo para conseguir ese objetivo. Pero yo nunca haría eso.

–¿Qué caracteriza la forma de ser de María Luisa Merlo?

–Soy optimista a tope y eso me ha salvado en muchos momentos difíciles, y que mucha otra gente ha pasado, pero yo reacciono muy rápido. Hay una frase en esta función que a mí me parece espectacular y que dice «la gente inteligente encuentra la belleza con las cartas que le han tocado». Yo lo que hago es esperar qué me trae la vida y, luego, voy manejando los hilos para intentar hacerlo bien.

–Disparatada e hilarante, así se promociona esta obra con la que se subirá al escenario del teatro Ortega. ¿Qué cree que engancha al público de esta función firmada por Joe Dipietro y dirigida por Raquel Pérez?

–Es una comedia divertida, pero muy inteligentemente divertida, y valga la redundancia de inteligente por su título, 'Mentiras inteligentes', pero es así. La gente se ríe por las situaciones y entran en ellas: se callan de pronto, se ríen luego, se emocionan… Es una función muy buena. Yo estoy muy contenta de llevar esta función y encantada con mis compañeros de reparto porque trabajamos todos con muchas ganas. Salimos al escenario y estamos como encantados de la vida. Creo que el éxito de la función reside en que la gente se ríe pero se dan cuenta de que no se ríen por nada, sino que se ríen inteligentemente y eso ayuda muchísimo a los actores.

–¿Qué tiene en cuenta hoy María Luisa Merlo a la hora de aceptar un proyecto?

–Como ya te he dicho, yo espero lo que la vida me trae y elijo los proyectos que me ofrecen si me gustan. Y últimamente tengo mucha suerte con los trabajos que elijo. Todos los actores hemos hecho papeles que no nos han gustado, sobre todo, cuando teníamos que vivir de ello. Aunque cuando yo he participado en proyectos con los que no estaba de cuerda, tenía que abandonarlos porque me sentía muy mal conmigo misma. La verdad es que pocas veces he hecho papeles que no me atrajeran.

–¿Se encuentra a gusto cada vez que visita Palencia?

–Siempre que voy a Palencia me encuentro muy a gusto. Creo que he ido con todas las funciones en las que he intervenido. Hay un público magnífico. Por cierto, ¿cómo se llama el Cristo que hay en las afueras?

–El Cristo del Otero.

–¡Exacto! Me emociona muchísimo cada vez que le veo porque yo soy muy cristiana, no te digo que sea católica, pero soy cristiana. Admiro y amo mucho a Cristo.

–Ya por último, ¿cómo le gustaría ser recordada?

–Me gustaría ser recordada como una buena persona, alegre y divertida, también como buena madre. Esposa no he sido muy buena porque no me he llevado bien con los maridos, pero con los hijos tengo una relación maravillosa. Son un regalo.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla «El teatro no goza de buena salud, aunque la afición es extraordinaria»