Borrar
Consulta la portada del periódico en papel
Amin, un operario de la empresa, trabaja con el soldador en Campanas Quintana. MANUEL BRÁGIMO

El tañido del campanario de la Catedral de Palencia ya está cerca

La empresa de Saldaña Campanas Quintana prosigue con las obras de mejora en las siete campanas de la torre para que puedan ser tocadas tanto manual como automáticamente

Domingo, 28 de febrero 2021, 08:58

El mismo día que se cumplían diecinueve años de la caída de las torres gemelas, el pasado 11 de septiembre, tres trabajadores de Campanas Quintana se subían con una grúa a la torre de la Catedral de Palencia para bajar las siete campanas que allí descansan. Esta intervención global -cuenta con la autorización de la Comisión Territorial de Patrimonio y asciende a 50.458, 21 euros- se lleva a cabo para su limpieza, reconstrucción de los yugos de madera y automatización de las campanas con los equipos de volteo y una central de mando. Así, 'la gorda', que es como se llama a la campana más grande de la torre, y sus seis compañeras se fueron en camión 'al taller' a Saldaña.

Noticia Relacionada

Aquel día, aquel 11S, los vecinos de la zona de la plaza de la Inmaculada se sorprendían de ver una grúa gigante instalada, desde las diez de la mañana y hasta después de las seis de la tarde. «No fue especialmente complicado bajarlas porque es una torre amplia y para trabajar es cómoda», rememora Manuel Quintana. De las siete campanas que descolgaron, hubo una, la primera, que costó más. Y es que 'la gorda' pesa, junto con el yugo, más de dos toneladas.

El principal objetivo de actuar sobre estas campanas, que son de mediados del siglo XIX, es prepararlas para que puedan ser tocadas tanto automáticamente como manualmente -subiendo a la torre y volteándolas o mediante golpes con el badajo- . «Es una intervención destinada a mejorar los sistemas instalados de contrapesados. Hay una corriente a nivel general de recuperar la tradición de los toques manuales y esa conservación. Se pretende adecuar los equipos instalados a esa tendencia, que se puedan hacer toques manuales y también automatizados», señala.

Manuel Quintana, uno de los gerentes de la empresa. MANUEL BRÁGIMO

Para lograrlo, lo primero que tienen que hacer es modificar el contrapeso de los yugos, para que la campana se pueda voltear también manualmente. «No los vamos a hacer nuevos, sino a quitarles peso para reequilibrar las campanas», afirma.

Estos yugos están hechos con madera tropical, antiguamente se utilizaban las maderas de la zona. Aquí, encina y roble, sobre todo. Pero ahora son maderas de las que no se dispone con facilidad en el mercado para este fin. «Por eso se emplean maderas tropicales, que vienen de Sudamérica o África porque allí sí que las hay y son muy resistentes y con alta durabilidad», argumenta.

La limpieza final

Después de quitar peso, tienen que probar cada campana con su yugo, para saber si el contrapeso es el adecuado. Esto no es algo científico, por lo que hay que hacerlo en aproximación y además intervienen muchos parámetros. Cuando ese trabajo ya esté listo, llegará la última fase, que no es otra cosa que la limpieza de la campana en sí. Están hechas de bronce, que es una aleación de cobre y estaño, para ser resistente a los golpes durante años y años, para que no se oxide, a pesar de las inclemencias meteorológicas, y para que el sonido sea el adecuado. «Si no se hace de bronce suena peor», explica.

Pero, a pesar de que las campanas no se oxiden, sí que les cambia la tonalidad con el tiempo, desde el color brillante y amarillento del bronce hasta el verde. «Esa tonalidad es una pátina. Es un proceso químico que se produce en la superficie del bronce. El metal se autoprotege y genera una capa superficial de un óxido que impide que la oxidación continúe y ya permanece así durante siglos», aclara. Ahora que las campanas están en 'el taller', y después de que se termine el trabajo con los yugos, será el momento de eliminar esa pátina y restos de excrementos de las palomas. La limpieza se lleva a cabo con una microesfera de vidrio, un material ligeramente agresivo que se proyecto sobre la superficie a baja presión para no deteriorar el metal. El siguiente paso es echar una cera microcristalina para embellecerla e impedir que la campana adquiera una pátina demasiado pronto.

Así, las siete campanas de la Catedral de Palencia brillarán más que nunca -recuperan su color amarillento, típico del bronce- para celebrar el séptimo centenario de la seo palentina, que arranca el 1 de junio de este año. «Todavía no tenemos fecha fija para terminar porque hemos tenido problemas de personal con la covid. Además, estamos notando que los elementos que colocamos de automatización, algunos componentes electrónicos, están teniendo problemas para suministrárnoslos», señala.

La empresa de los hermanos Quintana lleva siglos en el mundo de las campanas. «Llevamos como saga familiar desde 1637 documentalmente, donde se habla de libros de fábrica y de obras que se han hecho en muchas partes del norte de España», afirma.

Entre sus obras más conocidas está la rehabilitación de cuatro campanas y la creación de una nueva para la catedral de la Almudena, para la boda del Príncipe Felipe y doña Letizia Ortiz, hoy día Reyes de España. Y, más recientemente, destaca el de Sudamérica. «En 2019 se culminó la restauración de la catedral de Panamá y nosotros fundimos e instalamos ocho campanas. Estas fueron consagradas porque coincidió con la Jornada Mundial de la Juventud Católica y con el Papa Francisco», concluye.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla El tañido del campanario de la Catedral de Palencia ya está cerca