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Carmen Aguado
Palencia
Domingo, 30 de octubre 2022
El día más importante para las floristerías siempre es la festividad de Todos Los Santos y este año recupera el esplendor que siempre ha tenido. Tras dos años en los que las ventas habían caído de forma considerable, este negocio retoma el pulso con el único freno de la subida de costes. En un año marcado por el incremento generalizado de los costes de la energía y materias primas, las flores también han aumentado su precio. Un encarecimiento que las floristerías han preferido no repercutir en la venta para evitar un retroceso en el volumen de ventas para que las cifras alcancen las de antes de la pandemia.
Además, a esta elevación en los precios hay que unirle también la bajada de la producción nacional de flores, debido a las altas temperaturas que todavía se registran en el sur de España, una de las zonas con más rendimiento. Esos condicionantes hacen que el sector se haya visto obligado este año a tirar de la importación de un elevado número de flores de zonas como América del Sur. Rosas y claveles que están siendo cultivados en países como Colombia o Ecuador, ya que nacen a 2.000 metros de altura, lo que aumenta su durabilidad. Cuando llegan a España viven más de tres semanas, algo imposible ahora mismo de las que nacen en zonas de Cádiz como Chipiona, principal exportador de claveles de España y que sigue manteniendo una temperatura ambiente de unos treinta grados.
Aunque los más previsores tienen sus encargos hechos hace días, las jornadas clave para las ventas se concentran siempre durante la última semana de octubre, en los últimos días antes de la festividad de Todos los Santos. Los floristas explican que este retraso en los pedidos se debe año tras año al mismo factor, que es el tiempo, ya que dependiendo de la previsión meteorológica para ese día la gente compra más o menos y también en función del tiempo eligen unas flores u otras.
Este año, las previsiones meteorológicas no han sido especialmente malas para este puente, por lo que ha habido muchos clientes que han decidido adelantar su pedido y de esa forma asegurarse de poder comprar el centro o las flores que quieren. Además, las temperaturas siguen siendo suaves, lo que también anima a la compra ya que con este tiempo se conservan mejor más días. «La gente empieza a mirar el tiempo y hasta tres días antes no se fían de la previsión que dan, por lo que es cuando se concentra la mayor parte de las ventas. El tiempo y la lluvia marca mucho y siempre pasa exactamente igual», explica Francisco Sánchez, responsable de la Floristería El Jardín.
Unos factores que se repiten y que este año vuelven a ser los condicionantes exclusivos en la venta para ese día que durante dos años ha estado marcada de forma exclusiva por la pandemia. En 2020 apenas se vendieron flores porque la mayoría de gente prefirió no ir al cementerio en estas fechas y el año pasado todavía no dio tiempo a una recuperación de ventas.
Es constatable que los floristas han esperado con muchas ganas esta campaña, ya que supone los mayores ingresos de todo el año, por delante del día de la madre, de Navidad y de San Valentín. La festividad de Todos Los Santos está prevista por las tiendas de flores con hasta dos meses de antelación y la compra del número y del tipo se hace con este margen. «Nosotros hemos decidido hacer la misma previsión que todos los años, aunque el año pasado nos tocó tirar hasta cien centros que no vendimos. Pero esto es así, hay que arriesgar porque es muy difícil acertar exactamente cuántas ventas vamos a llegar a tener», agrega Francisco Sánchez.
De hecho, en la Floristería El Jardín aseguran que estos tres días antes del 1 de noviembre trabajan hasta 24 horas de forma ininterrumpida para poder tener listos todos los encargos que se les han ido realizando. Reiteran que es la fecha más importante de todo el año y es a la que dedican todos los esfuerzos para que salga bien.
Generalmente, las flores se conservan desde hace semanas en cámaras de frío que las preservan a la perfección mientras los responsables de las tiendas van haciendo los centros según se van demandando por la clientela, que suele pedir año tras año prácticamente lo mismo, pedidos que protagonizan tres tipos de flores:rosas, claveles y margaritas.
Estas son siempre las más demandadas por los clientes debido, sobre todo, a su vistosidad, color y durabilidad. Además, los centros de plantas cada vez ganan más adeptos y desde el año pasado se han convertido en una tendencia que está viendo aumentada su venta sobre todo por la resistencia que presentan.
Las rosas antes apenas se utilizaban para este tipo de centros, han visto incrementada su demanda debido a su resistencia y durabilidad, ya que es perfecta para esta época del año en la que no hace calor y todavía no ha comenzado a helar por las noches. Este es el factor clave para que puedan durar hasta tres semanas.
Las rosas, explica Francisco Sánchez, se conservan bastante bien a una temperatura como la de esta época, de entre diez y veinte grados, por lo que se oxida bastante menos que si hubiese temperaturas mucho más elevadas como las que se están registrando en algunas zonas de España.
Los responsables de las floristerías coinciden en que la clientela en general lo que demanda es un centro de flores o de plantas que sea bonito y alegre y también que tenga asegurada su conservación en el cementerio al menos dos semanas, por lo que cualquiera de estas alternativas es válida. «La gente lo que quiere es flor variada con color alegre porque, aunque se trate de un cementerio, a la gente no le gustan los colores apagados. La mayoría viene con la idea muy clara y con un presupuesto fijado, ya sea para un centro o también para unas flores sueltas que se pueden llevar y hacer ellos mismos», explica Elena Aguado, de la floristería Bambú.
Aunque la elección es libre hay floristerías como Vivaldi que desde hace unos años presentan a sus clientes una serie de modelos de centros para que ellos elijan el que mejor se adapte a sus gustos y también a su presupuesto. Según esos encargos, el gasto mínimo es de 30 euros en esta floristería. «Tenemos ya cien encargos cogidos y abarcamos un máximo de trescientos porque no damos más de sí. Es verdad que hay gente que lo deja para última hora, pero muchos otros llevan ya semanas con el encargo hecho, que es lo recomendable para tener margen», explicaba César del Barco de la floristería Vivaldi a comienzos de esta semana.
La mayoría de la clientela, explican los floristas, acuden con un presupuesto estimado que no quieren sobrepasar. La media ronda los cincuenta o sesenta euros, pero siempre hay quien prefiere gastarse treinta euros o menos y quien llegar a invertir hasta cien euros. En todo caso, aseguran, hay alternativas y opciones para todos los bolsillos. «Solemos presentar trabajos que sabemos que aguantan bien. Rosas de todos los colores, crisantemos también de muchas tonalidades y margaritas que siempre gustan. Hemos hecho también unos centritos con plantas de exterior que otros años también se han vendido bien», agrega César del Barco.
Aunque la gran parte de los palentinos opta por flores naturales, también hay aproximadamente un 5% que prefiere las artificiales porque duran durante meses e imitan casi a la perfección a las naturales. Un amplio abanico de posibilidades que se adapta a las diferentes necesidades de todo aquel que desea recordar de esta forma a un ser querido en una fecha tan especial. «La mayoría de la gente que se lleva flores artificiales también las lleva naturales, se trata de gente que vive fuera y aprovecha para comprar un centro que pueda aguantar todo el año mientras ellos están fuera, pero lo que triunfa siempre son las naturales», explica Mera Gómez, de la floristería Mera.
Una tradición que no entiende de edades, ya que al contrario de lo que se pueda pensar hay clientela de todas las franjas de edad, ya que tanto jóvenes como más mayores acuden durante los últimos días a las floristerías en busca de un detalle para llevar al camposanto. «La gente que compra flores el día de Todos los Santos lo hace también el resto del año. Hay fechas muy especiales para llevarlas al cementerio como puede ser en Navidad, en Semana Santa o los días del padre y de la madre. Es una tradición muy bonita que se extiende de generación en generación», concluye Mera.
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