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Nuria Estalayo
Palencia
Sábado, 24 de agosto 2024, 14:49
Los antiguos habitantes y descendientes de los pueblos sumergidos por el embalse de Aguilar de Campoo han elegido este sábado, 24 de agosto, para participar juntos por primera vez en un día de convivencia. Un encuentro en el que han congregado más de un centenar ... de personas llegadas de diferentes puntos de la geografía española (y de fuera de ella), en el que han querido recordar cada uno de los pueblos en los que vivieron, sus casas, sus tierras, sus animales, sus iglesias, sus costumbres, sus fiestas, bailes y, cómo no, rememorar a todas aquellas personas que allí moraron.
En 1963, las localidades de Cenera de Zalina, Villanueva del Río Pisuerga, Quintanilla de la Berzosa y Frontada desaparecieron bajo las aguas del embalse de Aguilar, que entró en servicio en 1964. Con sus 247 millones de metros cúbicos de capacidad, juega un papel fundamental en la regulación del río Pisuerga, uno de los más caudalosos de toda la cuenca del Duero, que atraviesa, además de la villa aguilarense, localidades como Cervera, Herrera, Dueñas o Valladolid.
Pero este sábado, fue un día de alegría, emoción y nostalgia, a partes iguales, para recordar aquellos tiempos en los que la iglesia de Santa Eugenia de Cenera estaba completa, incluidos sus capiteles románicos que permanecieron sumergidos 55 años bajo las aguas, hasta que fueron recuperados en 2017 por la Confederación Hidrográfica del Duero junto a las columnas, las bases y algunos muros para su conservación y quizás algún día para su exposición pública.
El embalse guarda bajo sus aguas muchos vestigios de estas localidades, como el puente de Villanueva, que se contempla en las épocas de estiaje cada vez más deteriorado, así como los restos del antiguo Molino de Peña Cutral, de muchas viviendas y de otras edificaciones de estos pueblos que quedaron sumergidos. Aunque no todo llegó a perderse, la Iglesia románica de San Juan Bautista de Villanueva fue desmontada y trasladada a la ciudad de Palencia, donde se puede visitarse en el parque de la Huerta de Guadián.
Y mejor suerte corrieron aún las iglesias de San Andrés de Frontada y de San Martín de Quintanilla, que aún siguen en pie y pueden visitarse, dado que las aguas no llegaron a la altura en la que se encuentran. Junto a la iglesia de San Martín, pueden contemplarse también los restos de su antigua necrópolis, enterramientos antropomórficos de diferente tamaño excavados en la roca.
La reunión de estos antiguos pobladores tuvo lugar cerca del embalse, junto a la ermita de la Virgen de Llano, cuya primigenia ubicación se halla ahora en un pinar que normalmente se transforma en una isla rodeada por las aguas del pantano. Una jornada para la celebración y la memoria en el que los participantes cantaron juntos, se emocionaron, comieron y sobre todo recordaron aquellos años en los que los cuatro pueblos todavía estaban llenos de viviendas, árboles, animación y mucha vida.
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