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El doctor López-Messa, en su despacho de la Unidad de Cuidados Intensivos del Río Carrión. Manuel Brágimo
Coronavirus en Palencia: «Hasta Semana Santa pensaba que se morían todos los pacientes»
Juan B. Lopéz-Messa | Jefe de la UCI del Hospital Río Carrión

«Hasta Semana Santa pensaba que se morían todos los pacientes»

«Me desagradaría vivir otra vez lo padecido entre marzo y junio, pero me veo con muchas fuerzas para afrontar lo que venga»

Álvaro Muñoz

Palencia

Domingo, 9 de agosto 2020, 07:24

En lo que duró la entrevista, el móvil de Juan López-Messa, el jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Río Carrión, solo sonó en dos ocasiones. Aparentemente nada urgente para estar entre las paredes del área con los pacientes más graves. Y es que en la UCI de Palencia ha vuelto la vieja normalidad, esa que refleja cifras de enfermos similares, por ejemplo, a julio del año pasado y con la certeza de que la covid-19 no camina entre los pasillos. Han sido meses duros, de frustraciones, de emocionarse, de sufrir, de seguir trabajando aunque los resultados no llegaran al principio y, sobre todo, de llorar.

–¿Cómo está la situación actual de la UCI?

–Está en una situación de normalidad. Hay bastante trabajo, pero como habría un día normal de verano, con las patologías normales. Están los mismo pacientes que a finales de julio del año pasado. La única diferencia son las obras de remodelación y ampliación de la UCI, que se están haciendo y eran absolutamente necesarias.

–¿Palencia está siendo un oasis en la pandemia o tiene el sistema sanitario más mérito de lo que creemos?

–En la pandemia, en la fase más fuerte, Palencia, junto con Zamora, fue la provincia menos afectada. No sé a qué se debe. Ahora estamos en una situación similar a la del resto de hospitales. Las cosas se están haciendo y se han hecho bien en esta comunidad. El área sanitaria única y la coordinación regional de las UCI por parte del doctor Blanco a partir del 24 de marzo facilitó el funcionamiento y nos ayudó a manejarnos mejor, sobre todo en el área de críticos

–¿Eso significa que estamos mejor preparados para una segunda oleada?

–Preparados estamos. Y en alerta, también. Se ha mejorado mucho el sistema de detección en Atención Primaria y se están haciendo muchas pruebas. Al principio de la pandemia estábamos muy limitados, hasta de tiempo. Nosotros teníamos que mandar las pruebas a Valladolid y ahora la prueba PCR se hace con mayor facilidad. Vemos que salen brotes, pero los hospitales no se están bloqueando porque afecta a gente más joven. El virus sigue ahí y sigue siendo malo. Lo que pasa es que es peor en las personas de más edad. Ahora tenemos condiciones diferentes respecto a marzo. Se está trabajando estilo Corea del Sur, muchas pruebas y aislamiento preventivo. No sé si se puede hablar de segunda oleada, porque el virus siempre ha estado circulando.

–¿Es un punto a favor trabajar sobre la experiencia?

–Pensábamos que el virus no iba a entrar con la fuerza que llegó. Creíamos que era una cosa de los chinos y hasta el doctor Fernando Simón dijo que iba a ser como una gripe. Empezamos a poner en práctica protocolos terapéuticos de lo que empleaban los chinos y utilizábamos muchas cosas sin mucha comprobación de evidencia científica. Es una enfermedad que se ha detectado hace menos de un año. Muchas de las medicaciones han tenido poco valor, aunque creemos que lo que ha tenido más efectividad han sido los corticoides y los anticoagulantes, porque esta enfermedad produce fenómenos trombóticos muy importantes y una reacción inflamatoria muy severa. Tenemos la impresión de que el uso de los antiinflamatorios es lo que mejor ha funcionado. Según las publicaciones solo hay dos fármacos que digan que tengan algún uso. Uno es el remdesivir, que parece que acorta la enfermedad, y otro es la dexametasona, un corticoide que, utilizado en los enfermos más graves como los de la UCI, parece que es beneficioso contra la mortalidad. Nosotros hemos tenido los enfermos más graves, con necesidad de ventilación mecánica. Estos pacientes se han comportado con una patología que se llama síndrome de distrés respiratorio agudo y que tiene una elevada mortalidad. Hemos visto que no hay que retrasar la intubación en los enfermos y que, probablemente en fases previas a llegar a una situación crítica, habría que utilizar otros métodos como ventilación no invasiva. Eso es lo que se ha aprendido.

«Estamos preparados, se ha mejorado mucho la detección en Atención Primaria»

–¿Se han vivido muchas frustraciones hasta el primer traslado a planta?

–Hemos tenido una mortalidad alta entre nuestros pacientes. Hasta el fin de semana de Semana Santa, tenía una sensación de que se morían todos. Era un esfuerzo sobrehumano. Los pacientes estaban muy graves y era todo muy complejo al requerir muchos tratamientos. Y a todo eso, el personal tenía que trabajar con los equipos de protección individual, que es un suplicio. A partir de ese momento, empezamos a ver que los enfermos mejoraban. Estaba realmente preocupado porque fallecieron muchos de los primeros. Fueron momentos duros, con una gran carga de trabajo al estar sobrepasados. Pasamos de la UCI extendida al área de reanimación y tuvimos enfermos que no eran covid en la planta octava. También en algún área de Urgencias tuvimos algún enfermo grave sin covid. Hasta en cuatro puntos del hospital hemos tenido pacientes críticos desde mediados de marzo hasta mediados de mayo. La frustración llegaba al ver que después de mucho trabajo no se obtenían resultados. En cambio da gran satisfacción cuando los pacientes salen y vemos lo agradecidos que están. Hemos tenido un gran trabajo de los intensivistas, anestesistas, todo el personal de enfermería de la UCI y de reanimación, celadores, personal de limpieza... no quiero olvidarme de nadie, pero también de los fisioterapeutas, técnicos de rayos... Me emociono al recordarles.

–¿Le ha dado tiempo a llorar?

–Me acuerdo y se me saltan las lágrimas. Era terrible. Luego te ibas a casa para confinarte y seguir viendo novedades. Era todo el día con lo mismo. Ha habido gente que tiene mucho mérito como los que hacían turnos largos con el mono de astronauta, como decíamos nosotros. Sufrían y luego se iban a casa para confinarse y seguir con la vida.

«Dar malas noticias todos los días a personas confinadas y solas ha sido durísimo»

–¿Dividirse en cuatro zonas por el hospital ha supuesto que se multiplique el trabajo por cuatro?

–Todos los enfermos dependían de la UCI. Hemos tenido hasta 30 pacientes a nuestro cargo al mismo tiempo.

–¿El trabajo en la UCI ha sido más complicado que en otras áreas?

–Cada uno tiene su trabajo. Estamos acostumbrados a trabajar con enfermos de alta complejidad, que están sometidos a catéteres, tubos, respiradores, bombas de infusión, sedación profunda... Ese es nuestro trabajo, el de estar con el enfermo de mayor complejidad. Cada uno tiene su tarea. Hemos tenido mucho trabajo, pero quiero reconocer a otros colectivos muy importantes como Atención Primaria, que lo ha sufrido desde el principio y sigue con ello. También Urgencias, que era donde llegaban los pacientes. Luego hay dos servicios como Medicina Interna y Neumología que han trabajado mucho y hay que reconocérselo. Estos colectivos de médicos, que a mi modo de ver somos los olvidados de la medicina, son los que han dado la cara.

–Eso le tiene que dar mucha rabia...

–Atención Primaria es fundamental en el sistema sanitario y, por desgracia, se ha potenciado menos que la atención especializada. Ahora estamos con déficit de médicos en Atención Primaria y debería ser el primer escalón. Se merecen una potenciación.

«Hemos tenido hasta treinta pacientes a nuestro cargo al mismo tiempo en la UCI»

–¿Le asusta volver a vivir lo sucedido entre marzo y junio?

–Ahora no nos pillaría por sorpresa. Me desagradaría, pero lo enfrentaríamos mejor. Estamos mejor preparados. La gente necesita descanso y muchos no han cogido las vacaciones. Evidentemente que no vuelva otra vez el virus, pero me siento con fuerzas para lo que venga.

–¿Le da rabia ver a gente sin mascarilla, reuniones...?

–Sobre todo los jóvenes. Ellos son fundamentales. Seguimos viendo a mucha gente sin mascarilla, las reuniones en las terrazas... La gente se debería concienciar y tener prudencia, sobre todo los jóvenes, que se creen que son inmunes. Hay un caso reciente en Valladolid de un señor que ha ingresado en la UCI muy enfermo y que probablemente le haya contagiado su hija. Hay que tener cuidado con los asintomáticos.

–¿Ha sido extremadamente duro comunicarse por teléfono con los familiares?

–Durísimo. Estamos acostumbrados a dar malas noticias, pero que la gente entienda que no todos los de la UCI fallecen. La mortalidad normal en Cuidados Intensivos está al 15%. No se muere todo el mundo que llega aquí. Dar malas noticias todos los días a personas confinadas y solas es muy duro. Yo he llorado con alguna señora informándole de su marido porque estaba sola, confinada y además no podía venir al hospital.

«No hemos tenido falta de respiradores para ningún paciente»

–¿Han faltado recursos materiales y humanos durante estos meses?

–Hemos estado muy agobiados, pero no ha faltado de nada, por lo menos en nuestro área. Hemos estado apurados, pero no hemos tenido que decidir si en algún enfermo le quitamos, por ejemplo, un respirador. Ayudó mucho la figura del coordinador de UCI de los hospitales de la región. Nos facilitó y envió algunos respiradores más de los que ya disponíamos en Palencia para evitar situaciones límite. Los enfermos de la UCI llevaban mucha medicación y hemos tenido que utilizar algún fármaco más antiguo que llevábamos tiempo sin utilizar. Quiero destacar también la gran labor del servicio de Farmacia. En cuanto al personal, se apoyó con la contratación de algún intensivista más y la colaboración de cinco anestesistas que trabajaron codo con codo con nosotros a partir del 1 de abril. También se contrató personal de enfermería y tampoco faltó.

–Ha mencionado al coordinador de la UCI. ¿Esa figura debería permanecer en el sistema sanitario?

–En situaciones normales no sé si es necesario. Pero en esta situación, sí que lo es. No todos los hospitales son iguales. El coordinador gestionó traslados de pacientes, sobre todo en Segovia, donde estaban más colapsados. Se llegaron a trasladar 27 enfermos a otros hospitales. En una situación como esta era vital la coordinación. Todos los días estaba en contacto con nosotros. ¿Fuera de esta situación es necesario? Pues a los mejor no. No estaría mal que siguiera esta coordinación por si se descontrolara en algún momento.

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