Hallan en su casa de Palencia a una mujer fallecida tres días antes y alertan de un presunto covid

«Sufrió un pequeño vómito», apunta el forense, que certificó que la muerte se debió a causas naturales pero que no practicó la autopsia por las medidas de seguridad ante la pandemia, si bien afirmó que «no tengo razón para sospechar que falleció por coronavirus». «Es el mismo caso que el del domingo de un señor en Villarramiel, que ha avisado una hija porque no contestaba. Es una de las cien muertes que cada año se producen en estas circunstancias en Palencia», hace hincapié el forense.

María Soledad Velayos Pastor fue encontrada sin vida en su casa sobrepasadas las 14:00 horas del sábado. Y la rapidez del desenlace (estaba aquejada de dolores una semana antes y era la primera vez que los vecinos la notaban mala) hace dudar a Sandra Guantes de que el coronavirus haya podido tener algo que ver en su muerte.

«Era una mujer muy alegre y con mucha fuerza, me da mucha pena que haya muerto sola. Con la vitalidad que tenía, y lo rápido que se ha ido. Al verla el sábado mala, le dije que a ver si se había contagiado con la covid porque no andaba bien, ella decía que no creía porque no salía, que sería un lumbago que le había dado fuerte», comenta Sandra.

«Solo salía por las mañanas, iba al supermercado y al estanco, porque era bastante fumadora. Estaba soltera y no tenía hijos. Tiene un hermano de 85 años, Clemente, que está casado y que tiene familia, pero que está muy mayor y 'maluco'. Iba donde su hermana una o dos veces al mes. El señor no se lo creía, decía que pensaba que ella le iba a enterrar a él», agrega Sandra, que como no tenía el teléfono de Clemente, cuando el sábado se decidió a dar la voz de alarma por la ausencia de noticias de Soledad Velayos Pastor, llamó en primer lugar a los hospitales de Palencia para ver si habían ingresado a la mujer en algunos de ellos. «Me dijeron que no, así que llamé entonces a la Policía. Vinieron también los bomberos, que entraron por el balcón con una escalera porque Soledad había dejado la llave echada», asegura Sandra, que se conmovió al ver al hermano de la fallecida tan afectado. «Le da cosa entrar a sacar las cosas de la casa de su hermana, le he dicho que, si quiere, le ayudo yo», comenta Sandra, que guarda un recuerdo entrañable de su vecina.

«Soledad tenía mucho sentido del humor y le gustaba mucho arreglarse, aunque fuera solo para bajar al estanco, era una mujer presumida. Nunca tuvimos queja de Soledad como vecina, llevaba mucho años ya viviendo en estas casas», concluye Sandra Guantes, apenada por el fallecimiento de Soledad hasta en el nombre.