![Salvan a un perro que comió salchichas con alfileres ensartados en las calles de Palencia](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201812/23/media/cortadas/alfileres-perro-kr2C-U70606227149sG-624x385@El%20Norte.jpg)
![Salvan a un perro que comió salchichas con alfileres ensartados en las calles de Palencia](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201812/23/media/cortadas/alfileres-perro-kr2C-U70606227149sG-624x385@El%20Norte.jpg)
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La rápida intervención de la dueña de un perro que vio como su animal se comió una salchicha llena de alfileres fue crucial para que su can lograse salvar la vida pese al suceso, que ocurrió en la noche del viernes en Palencia, junto al Campo de la Juventud.
Al parecer, el paseo de esta vecina con su perro se interrumpió cuando la dueña vio que el animal había comido algo del suelo y se lo quitó de la boca. La sorpresa de esta mujer fue mayúscula cuando se percató de que lo que había comido Charco, que así se llama el perro, eran unas salchichas que alguien había llenado de alfileres y había desperdigado por la zona del Campo de la Juventud. La dueña de Charco pronto se dio cuenta de que la situación podía ser grave y decidió acudir al servicio de urgencias para animales, donde la veterinaria Rebeca Andrés confirmó, después de una radiografía, que el can había ingerido dos trozos de salchicha con en torno a una veintena de alfileres.
«Vinieron muy rápido y eso ayudó a que la historia no acabara tan mal como podía haber terminado porque las salchichas estaban aún en el estómago y no las había empezado a digerir», afirma la veterinaria, que rápidamente puso un protector gástrico al can y decidió no intervenirlo. «Era un perro grande y consideré que la opción de que se hiciera una bola y esperar a que pasara por el aparato digestivo era mejor para el perro que abrirle, porque no presentaba ningún síntoma», añade Rebeca Andrés que el sábado mandó a Charco con su veterinario de cabecera.
Han pasado tres días de ese incidente y, si nada se tuerce, Charco podrá salir de esta, ya que las placas que se le han realizado posteriormente muestran que los alfileres han comenzado a moverse y no se encuentran clavados en ninguna parte del tracto gastrointestinal. No obstante, la veterinaria que le atendió de urgencia asegura que las consecuencias de la ingesta hubieran sido mucho más difíciles de atajar si el animal hubiese sido más pequeño. «En un perro más pequeñito este tipo de sucesos son más complicados, ya que los alfileres no hubieran podido pasar por el píloro, que conecta el estómago con el duodeno. Esa es la zona más peligrosa», explicó Rebeca Andrés.
La persona que ha colocado estas trampas para perros en Palencia ha podido incurrir en un delito de maltrato animal, penado con hasta 18 meses de prisión, y desde las redes sociales se ha realizado un llamamiento con la meta de que todo aquel que haya visto algo relacionado con este suceso lo ponga en conocimiento de la Policía.
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