Borrar
Óscar Díez y Felipe Carlos Parreño, rodeados del ganado ovino de la explotación. Manuel Brágimo
Salir de la tierra para aprender a quedarse en ella

Salir de la tierra para aprender a quedarse en ella

El primer 'Erasmus' agropecuario permite a 16 jóvenes de todo el país formarse a través de visitas a explotaciones de otras autonomías

Lunes, 9 de noviembre 2020, 12:07

Tanto la agricultura como la ganadería se pegan a la tierra. Aquel que se dedica a ello sabe que es complicado dejar campos o animales desatendidos siquiera unos días. Por eso, el Programa de Visitas Formativas de Jóvenes Agricultores en Explotaciones Modelo también ha adoptado el sobrenombre de 'Erasmus agrario'. Este proyecto de estancias formativas, cuya primera edición han impulsado y financiado el Ministerio de Agricultura, facilita a jóvenes menores de 41 años el acercamiento a explotaciones agrícolas y ganaderas de una comunidad autónoma distinta a la suya. La convocatoria piloto se ha visto retrasada por la irrupción en el calendario de la pandemia, pero planifica la participación de 16 jóvenes de toda España entre noviembre y diciembre. Uno de ellos, Felipe Carlos Parreño, de Pozoamargo (Cuenca), escogió la Titularidad Compartida Díez Paniagua, que cría ganado ovino en Fuentes de Nava, Palencia. De entre las 51 explotaciones a nivel nacional que se ofrecieron para acoger visitantes, solo esta empresa y otra finca en Megeces, Valladolid, han sido seleccionadas para recibir a un 'erasmus' cada una en toda Castilla y León.

Las ovejas que se arraciman por la nave que poseen Pilar Paniagua y Óscar Díez pertenecen a la variedad amarronada de las Awassi. Si bien para los profanos podrían distinguirse solo por el color de su testa – y quizás por sus espiralados cuernos – de las blancas ovejas manchegas con las que trabaja Parreño, la leche cambia, y los manejos también. «Aprendemos cosas de él, y él de nosotros», comenta Díez.

Paniagua y Parreño ordeñan al ganado. El 'erasmus' despeja el corral y renueva la paja. Una de las cabezas, con su destacada cornamenta. Manuel Brágimo
Imagen principal - Paniagua y Parreño ordeñan al ganado. El 'erasmus' despeja el corral y renueva la paja. Una de las cabezas, con su destacada cornamenta.
Imagen secundaria 1 - Paniagua y Parreño ordeñan al ganado. El 'erasmus' despeja el corral y renueva la paja. Una de las cabezas, con su destacada cornamenta.
Imagen secundaria 2 - Paniagua y Parreño ordeñan al ganado. El 'erasmus' despeja el corral y renueva la paja. Una de las cabezas, con su destacada cornamenta.

Durante cinco días, el 'erasmus' ha seguido un programa de siete horas diarias de aprendizaje. Esa jornada, después de ordeñar y otras labores, los tres ganaderos vienen de control lechero. Refieren que de una a otra explotación cambian métodos, o los precios del queso. Este se puede vender a 13 pesetas el extracto quesero, y el manchego quizás a 15. En su hogar, Parreño trabaja en la explotación familiar desde hace dos años, y el dato tiene su relevancia para el programa, pues además de edad y del cambio de comunidad, el tercer requisito es haberse incorporado en los últimos cinco años: es decir, trabajar formalmente en el sector agropecuario, pero no exceder ese tiempo de experiencia.

Futuro viable

El proyecto viene directamente respaldado por la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) y Cooperativas Agroalimentarias de España. «El programa sirve para inculcar y compartir técnicas que ayuden a que las explotaciones de esos nuevos agricultores y ganaderos tengan futuro y sean viables», aclara Raúl Azpeleta, secretario provincial de UPA. Aunque la semana se centra en conocer a fondo esta explotación, desde UPA Palencia ejercen de intermediarios y han aprovechado la ocasión para enseñarle al ganadero, de 23 años, otras empresas y cooperativas de la comarca, en lugares como Autillo de Campos. No en vano, la promoción de la ganadería y de la agricultura podría ser una carta interesante para ofrecer alternativas a municipios pequeños que necesitan fijar población, de modo que las organizaciones agrícolas se esmeran en condensar todo lo que pueda ser útil al visitante. De ese modo, de vuelta en casa, podrá utilizar esos usos y costumbres que suelen cobijar la sabiduría popular y técnica.

El ganadero conquense está pernoctando en Palencia y todos van provistos de mascarilla, pero la estancia ha podido completarse, de martes 3 de noviembre a sábado 7, a pesar de las adaptaciones y de las precauciones que han sido indispensables. Las estancias más cortas duran 5 días, las más largas llegan hasta las dos semanas. Desde UPA Palencia esperan que el año que viene más jóvenes puedan beneficiarse de esta iniciativa, que como consecuencia de la pandemia ha visto cómo se recortaba su presupuesto hasta un 10% del montante inicial.

Parreño, Díez y Paniagua muestran el corral de la Titularidad Compartida. Manuel Brágimo

Una nueva apuesta por negocios intergeneracionales

Campos y rebaños van habitualmente muy ligados a los lugares de origen y pasan de generación en generación. Pedro Díez Alonso es la prueba viva de ello. El anciano observa satisfecho el saber hacer de su hijo y de su nuera: «Lo llevan como yo, y mejor, ahora hay más estudios que hace 40 años», afirma. Cuenta que aquel corral lo construyó él mismo, y trajo ovejas de Malpica, Toledo.

La hermana melliza de Óscar Díez era «más de hincar codos» y prefirió optar por otro oficio, pero al final el hijo se decidió a mantener el negocio familiar. Y su mujer acabó por seguirle y apasionarse por la vida y los trabajos que marca el campo. Él sonríe y celebra que ella disfrute del medio rural, porque ambos saben que en un trabajo así, toda la familia tiene que arrimar el hombro.

De hecho, Pilar Paniagua se planteó participar en el Programa de Visitas, pues la explotación no se convirtió de forma oficial en 'titularidad compartida' - una figura jurídica reservada a los matrimonios copropietarios- hasta 2016, lo que le permitiría participar. «Al final con este trabajo dependes mucho de otras personas y con dos niños pequeños no me decidí», explica. Quizás para la próxima edición se apunte, porque la llegada de Felipe Carlos Parreño se parece a recibir a un estudiante de intercambio y anima a probar.

Al muchacho también le viene de familia: «Siempre he estado ahí, cuando acabé bachillerato dudé sobre a qué dedicarme, pero al final no empecé carrera y me metí de lleno en ello», comenta este ganadero de cuarta generación. Su madre permanece al frente de la explotación familiar, La Casa de la Loma, y gracias a que cuentan también con personal asalariado, el joven puede permitirse salir unos días.

Se trata, en definitiva, de renovar la apuesta por una vocación satisfactoria, pero exigente, y eso pasa por cuidar la tradición, pero también por no perder una amplitud de miras que resulta indispensable para comparar y optimizar recursos.

En este caso, el 'erasmus' vino atraído por la posibilidad de aprender sobre ganado ovino, porque aunque la explotación es mixta, en el terreno agrícola el cambio es absoluto: los campos de cereal y los forrajes se transforman en viñedos o almendras. Eso también implica que, mientras que el matrimonio palentino puede autoabastecerse de comida para su rebaño, Felipe Carlos Parreño tendrá que comprar alimentos para sus animales.

Ovejas Awassi preñadas y apartadas, organizadas según un sistema de colores. Manuel Brágimo

La de Fuentes de Nava también se distingue de la explotación de origen del joven en los tiempos de las parideras, que cambian la gestión reproductiva de los animales y por tanto, la producción. Ahora es mal tiempo para corderos, pero algunas reses preñadas, por ejemplo, están apartadas y lucen un sistema de colores en su lana que las organiza más allá de la apariencia de sus ubres. Óscar Díez explica el código: una mancha azul significa que la oveja está para 'secar' (no se ordeña para que se recupere), las que lucen una mecha roja han cambiado recientemente de lote y tienen unos días de descanso antes de que se les extraiga más leche, y por último, una pequeña marca verde alerta de que esa oveja cojea.

Pese a las exigencias del trabajo, actualmente hay motivos para sacar pecho: «Durante la pandemia, el sector primario ha demostrado que es capaz de algo tan importante como mantener los supermercados bien abastecidos», defiende Parreño, y Paniagua le secunda. Destaca que, si bien productos como el lechazo sufren en tiempos de crisis, leche o queso se mantienen en todas las neveras. Su marido se suma con pragmatismo a redondear esa idea de estabilidad del sector, del valor del producto hasta cuando la economía se bambolea: «Comer, hay que comer siempre», concluye.

Publicidad

Premios Goya

La quiniela de los premios Goya 2025

Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla Salir de la tierra para aprender a quedarse en ella