Una comarca volcada con la situación que ha generado la expansión del coronavirus por las fronteras mundiales. Pero a la par que la covid-19 ganaba terreno, la solidaridad en Saldaña empieza a adentrarse en sus vecinos, que se han involucrado, sobre todo, con los ... más mayores. Y es que en la comarca de La Vega los héroes anónimos se han multiplicado de forma exponencial. Reparto de comida y medicamentos, creación de mascarillas y mucho diálogo y compañía con aquellos que han vivido durante varias semanas la situación solos en sus viviendas.
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Una circunstancia que no ha variado a pesar de que se haya recuperado un pedacito de normalidad. Costumbres altruistas que han sembrando la semilla solidaria para quedarse en el tiempo y con la intención de empapar a futuras generaciones. Un aprendizaje en tiempos de confinamiento que se espera no perder cuando la normalidad absoluta llegué de nuevo a las calles de Saldaña. Y es que la comarca de La Vega ha despertado a sus héroes anónimos. Aquí, en las próximas líneas, van solo unos ejemplos de todos los vecinos que han dedicado tiempo y dinero al cuidado de los demás.
Loreto Fernández (Fademur)
Un esfuerzo más. Eso es lo que le han pedido al personal de Fademur, en Saldaña, y lo han terminado dando. Y continúan en la misma senda. Su reparto de comida a domicilio, entre otros servicios, se ha multiplicado y la dedicación no ha faltado para atender a los vecinos de Saldaña y de los municipios de alrededor. Antes de la crisis, se elaboraba comida para cien personas, pero en las últimas semanas esas cifras se han disparado hasta los 130, ancianos la mayoría de ellos. «No hemos parado en ningún momento. Trabajamos con miedo, sobre todo porque estamos en contacto directo con personal vulnerable», apunta Loreto Fernández, de Fademur.
Y es que los repartos a domicilio son principalmente a personas mayores. «Más del 75% de las personas que atendemos son mayores. El resto ronda los 50 años. Les estamos cuidando y les vamos a seguir teniendo a mimo», destaca Fernández, que asegura que han aumentado las medidas de seguridad durante la crisis sanitaria. «Se ha aumentado la higiene en todas sus facetas, además de desinfectar todas las zonas», prosigue.
Libertad Peláez (Tiendas Bravo)
Libertad Peláez ha decidido colaborar con su pueblo haciendo algunas horas extra, de forma gratuita, para llevar las compras a las casas de las personas más vulnerables o que, simplemente, «se sienten más seguras quedándose en casa».
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En esta 'guerra', añade, «no hay héroes», sino una «gran cadena» que está garantizando que todos los vecinos puedan acceder a los productos básicos, «desde la gente que está recolectando en el campo hasta la panadera que nos provee cada mañana o el camionero que nos trae todo lo que necesitamos».
Cuando lleva las compras a domicilio se asegura de respetar todas las medidas de seguridad que le han explicado. Deja la compra a la puerta y la persona deposita el dinero en una caja. «Nos da tiempo a charlar un poco, aunque sea en la distancia, y ese ratito paga cualquier esfuerzo», afirma.
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Aunque sabe que está más expuesta por el tipo de trabajo que realiza, son otras cuestiones las que parecen preocuparle más. «Yo solo pido que aprendamos de esta», incide.
«Tenemos que ayudarnos más unos a otros. Hacer el bien nos tendría que salir de forma natural, ahora y siempre», ha concluido Libertad.
Laura Herrero (Saldaña se Mueve)
La asociación Saldaña se Mueve ha hecho honor a su nombre y se ha movilizado en estos tiempos. Y lo ha hecho de forma altruista, pensando en los demás. Con su presidenta Laura Herrero a la cabeza se han acercado a colectivos que precisaban ayuda con un voluntario personal. Han repartido comida y medicamentos, pero, sobre todo, mucha ilusión. Elementos todos ellos necesarios en momentos de pandemia y de soledad. «Hemos atendido a muchas personas que no se podían acercar por sus propios medios a por comida o sus medicinas», apunta Laura Herrero, de Saldaña se Mueve. Reparto de víveres por la comarca de La Vega y de escucha a los más mayores. «Hemos compartido muchas charlas entre los ancianos de Saldaña y sus localidades limítrofes porque no podían acercarse a la farmacia o al supermercado. Sin ninguna duda lo más doloroso ha sido ver a la cantidad de personas que viven solas, sobre todo las más mayores», relata Herrero, que añade la importancia de una buena conversación. «Muchas personas solo querían hablar con nosotros. Tener un rato para socializar con el resto de seres humanos. Además tienen muchas vivencias, aunque la mayoría de las veces desviaban sus conversaciones a sus seres más queridos, sus hijos», continúa.
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Después de estas vivencias, la asociación Saldaña se Mueve plantea que todos los esfuerzos que ha hecho durante estas semanas se incrementen en las próximas. Que no sea solo trabajo de una situación excepcional. Por ese motivo, los voluntarios piensan abrir el abanico a seguir ofreciendo su ayuda a los mayores. «Está todo en el aire, pero nos gustaría que este voluntariado permaneciera en el tiempo. Queremos seguir conversando con los mayores de nuestra tierra. Es enriquecedor para todos», concluye Laura Herrero, representante de la asociación que también ha elaborado mascarillas que ha repartido por residencias y personas necesitadas de este material.
José Ángel Diez (Alimentación Alvic)
José Ángel Diez no ha variado mucho su rutina con la llegada de la pandemia, aunque ahora solo abre por la mañana. Así pues, tiene que trabajar duro para atender la creciente demanda en su pequeño comercio. Una cosa positiva, dice, es que la gente está apostando más por la calidad en productos como el vino y las conservas. Algunos alcaldes han llamado a Diez para gestionar la compra de pueblos enteros. En ocasiones, ha sido él quien se ha desplazado para proveer de alimentos a una pedanía entera y, en otras, ha sido el propio alcalde el que ha ido a su tienda a por la compra de todos. «Esto evita que más gente tenga que moverse», asegura.
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Las nuevas tecnologías, como el 'whatsapp', le facilitan la interacción con aquellas personas que piden la compra a domicilio.
Melchor Calvo (Auxiliar de geriatría)
La vida en la residencia El Castillo de Saldaña no ha cambiado tanto. Estimular a los mayores con gimnasia, manualidades y lectura de noticias sigue ocupando gran parte del tiempo que Ana y Melchor, animadora y auxiliar respectivamente, invierten en esta residencia de ancianos.
Aunque no han registrado casos de la covid-19, las restricciones de visita de familiares han supuesto un varapalo para estos mayores, ya que «han perdido esa cercanía» con los suyos que tanto necesitan, dice Melchor Calvo. Sin embargo, desde la residencia han habilitado una página web donde la familia puede ver a los internos en divertidos vídeos donde cantan canciones y expresan lo mucho que les echan de menos.
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«Esta situación ha propiciado que muchos familiares valoren más a las personas que tienen aquí», expresa Melchor.
Álvaro Ruiz (Voluntario)
La impresión de pantallas faciales y válvulas para los ventiladores de los hospitales a través de impresoras 3D ha propiciado un gran movimiento llamado 'coronamakers', al que se han sumado vecinos de Villaluenga, Lobera y Saldaña.
Álvaro Ruiz disponía de una impresora de este tipo en su trabajo y desde el principio supo que tenía que aprovechar este recurso para ayudar a todos los saldañeses que lo necesitaran. Desde marzo, ha elaborado unas 200 pantallas faciales para llevarlas luego al Ayuntamiento (que, a su vez, las ha repartido en residencias y en el centro de salud de la localidad) y a empresas que se lo han pedido para trabajar con más seguridad. «No quiero ser el protagonista de nada», advierte con humildad. «Simplemente tenía esta impresora y pensé que podría ser útil para ayudar a la gente» ante la carencia de este tipo de protecciones faciales.
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Óscar Velasco (Alimentación Óscar)
Los pequeños comerciantes como Óscar Velasco, cuya tienda está en pleno centro, se han tenido que readaptar a las nuevas circunstancias.
«Y es muy duro», sentencia. El mayor reclamo de tiendas como la suya es el trato «tú a tú» que, ahora, con el despliegue de mascarillas, guantes y distancias de seguridad se ha visto afectado.
«Estamos al pie del cañón y a veces nos sentimos un poco nerviosos, esto va por días», ha expresado. Trabajar duro es lo que le mantiene ocupado, pero advierte de la responsabilidad común para vencer el virus. «Todos deberíamos llevar mascarilla cuando vayamos de compras».
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Para Velasco la clave está en la colaboración entre vecinos, esos con los que hoy tiene que mantenerse un poquito más alejado muy a su pesar.
Pero vendrán «tiempos mejores», dice optimista.
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