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Almudena Álvarez
Lunes, 27 de noviembre 2023, 09:11
Jordi Diez llevaba doce años trabajando por cuenta ajena en hostelería cuando vio la oportunidad de su vida en la capital palentina. El bar Nobel ... se traspasaba y se convertía en una oportunidad que ponía forma a su sueño de emprender. Del antiguo bar de tapas que era el Nobel queda poco. Empezó cambiando el suelo y le ha dado «la vuelta entera» con un concepto muy novedoso en Palencia: un sitio para picar y tomar cocteles en el que aplica todos sus conocimientos de cocina y coctelería, asegura.
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Lo bautizó Picogallo Gastrobar, –por aquello de picotear y porque la palabra coctel viene de cola de gallo–, y ya con el negocio funcionando reconoce que hubo un momento en el que estuvo a punto de «morir de un ataque de nervios».
«No sabía nada de burocracia, no sabía por dónde empezar, estaba en medio de una crisis nerviosa, hasta que me cogió Mar (técnico de la CEOE) de la mano», afirma Jordi Díez. Por este motivo, en la CEOE le ayudaron a hacer el análisis de la idea desde el principio, hicieron estudios de mercado y de viabilidad, el plan de empleo, hablaron de permisos, de contratos, y un largo etcétera, para que pudiera convertir su sueño en realidad.
«Les debo mi tranquilidad y mi salud», afirma el hostelero, que reconoce la enorme ayuda que le han prestado a nivel práctico pero sobre todo «psicológico», porque consiguió perder el miedo y afrontar un negocio muy diferente y mucho más ambicioso de lo que había pensado inicialmente gracias al apoyo de la CEOE. «De no haber sido por ellos, no habría hecho lo que he hecho», asegura Jordi Diez, que abrió finalmente su gastrobar el pasado mes de junio, algo de lo que se siente orgulloso y «muy satisfecho».
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