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Lía Z. Lorenzao
Palencia
Domingo, 28 de marzo 2021, 09:14
En el año 824 Brañosera recibió la Carta Puebla. En ella el Conde Munio Nuñez glosaba los derechos y obligaciones de las cinco primeras familias pobladoras de Brañosera, dando lugar al primer concejo de ciudadanos libres y con el derecho a organizarse por sí mismos y libres del feudalismo. En esta localidad se plantó la semilla de los primeros municipios y por eso Brañosera aún puede presumir de ser el ayuntamiento más antiguo de España. Y por si fuera poco, es un lugar privilegiado en la Montaña Palentina. Rodeado de románico, situado en la vertiente sur de la sierra de Híjar, Brañosera se alza en un lugar envidiable, rodeado de naturaleza y con muchas actividades con las que disfrutar.
Los amantes del senderismo y de la montaña deben conocer su sendero histórico GR-1, que une Ampurias (Gerona) y Finisterre (La Coruña) y pasa por Brañosera. Un sendero perfectamente señalizado con el que descubrir esta parte privilegiada de Palencia. Tampoco deben perderse los amantes de la naturaleza la Senda de la Pedrosa, que une Brañosera con Barruelo, siguiendo el curso del río Rubagón en un recorrido de 3 kilómetros y medio (ida). Un paseo idílico entre el bosque y cerca de la ribera del río, perfecto para disfrutar en familia durante esta Semana Santa.
Y para los que disfruten de la aventura, Brañosera les tiene preparado el Pico de Valdecebollas, a 2.139 metros de altura. Tras el ascenso las vistas son increíbles. Por un lado, la Montaña Palentina, al noroeste los Picos de Europa y de frente la sierra de Peña Labra, Pico Tres Mares y la estación de esquí del Alto Campoo. Incluso, si el día está despejado, se puede divisar el mar Cantábrico.
Pero los senderistas más tranquilos también tienen su ruta en Brañosera, que ofrece la posibilidad de dar tranquilos paseos por la montaña para descubrir los chozos de los pastores, pequeñas edificaciones rurales que utilizaban para guarecerse de las inclemencias del tiempo cuando salían con el ganado. Los alrededores de Brañosera aún se mantienen en pie algunos de ellos, que se conservan en perfectas condiciones.
Y de vuelta al pueblo, el visitante debería acercarse hasta la Iglesia de Santa Eulalia, construida con la particular sillería rojiza de la zona, que la confiere un aura muy especial. Fue volada en los sucesos revolucionarios de octubre de 1934, pero aún conserva algunos vestigios de su origen románico: la antigua portada, un ventanal de medio punto sobre la portada y varios elementos decorativos, como arquivoltas y capiteles. Además hay que pararse a admirar la espadaña, típica de la comarca, con doble vano de medio punto. Y en su interior se protege una pila bautismal decorada con motivos vegetales.
El primer Ayuntamiento de España ha conservado su sabor medieval, en medio de un mundo rural que casi parece idílico.
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