Luis Ángel García, de Ferretería La Llave, muestra cómo actúan los ladrones. Manuel Brágimo

Los robos en domicilios de Palencia aumentaron el 43% en los seis primeros meses del año

Los nuevos métodos permiten abrir cerraduras en segundos y cometer robos más limpios y en menos tiempo

aLMUDENA áLVAREZ

Palencia

Lunes, 22 de agosto 2022, 07:31

Los cacos se han sofisticado, ni pasamontañas para cubrirse la cara, ni enormes cajas de herramientas, ni palancas que lo destrozan todo, ni ganzúas que se resisten. Utilizan cada vez métodos más limpios para robar en los domicilios. No rompen, no hacen ruido, ni siquiera ... llaman la atención. Sus artimañas requieren menos herramienta y menos tiempo y son capaces de abrir la puerta sin dañarla, entrar en casa, llevarse lo que les interese y volver a dejar la puerta cerrada. Con el rostro descubierto, sin llamar la atención, con una simple visera, unas gafas de sol y, pandemia mediante, con mascarillas que dificultan su reconocimiento.

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Según la estadística recogida por el Ministerio del Interior en el portal de criminalidad, entre enero y junio de este año se han producido 97 robos con fuerza en domicilios, establecimientos y otras instalaciones en Palencia, 60 de ellos solo en domicilios. En 2021 fueron 80 robos con fuerza en domicilios, establecimientos y otras instalaciones, 42 de ellos solo en domicilios.

Esto supone un incremento global del 42,9% en el número de robos con fuerza en domicilios (18 más) en la primera mitad de 2022 con respecto al mismo periodo de 2021 según el portal de criminalidad. Sin embargo, desde la Guardia Civil y la Comisaría Provincial de Policía matizan el dato. La Comandancia de la Guardia Civil señala que los datos de 2021 están «distorsionados por la pandemia» y que en la comparativa con el año 2019 la situación no ha variado.

Y la Policía Nacional afirma que los robos con fuerza han descendido en la capital en lo que va de año. No facilitan cifras oficiales, pero confirman un descenso importante en los robos cometidos en domicilios, lo que responde al refuerzo de la vigilancia en determinadas zonas y a una mayor presencia policial en la ciudad para disuadir a ladrones y cacos además de la labor constante de información y concienciación ciudadana para que nadie deje su casa más expuesta de la cuenta.

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El riesgo cero

Sin embargo, el riesgo cero no existe y los ladrones siempre encuentran una manera de entrar. Lo confirman los cerrajeros palentinos. Son los terceros en llegar a la escena del robo. Primero el propietario, después la policía y en tercer lugar el cerrajero. «Antes usaban palancas y destrozaban la puerta y algún vecino podía dar la voz de alarma. Pero ahora los métodos son tan sofisticados que incluso vuelven a cerrar la puerta y nadie se entera», explica Luis Ángel García de Ferretería La Llave donde llevan medio siglo especializados en cerrajería. Últimamente no deja de recibir llamadas. Bien para hacer un apaño de urgencia tras un robo o porque han robado en la casa del vecino y se quiere reforzar la seguridad por si los cacos. «Palencia siempre ha sido un sitio relativamente tranquilo, pero últimamente están utilizando unos métodos de apertura muy sofisticados y limpios», afirma el cerrajero. Entran y salen sin dejar huellas. Utilizan técnicas como el bumping, la impresión y la magic key o llave mágica. Antes se destruía el bombín y se apalancaba la puerta. «Ahora no rompen nada, incluso, algunas veces tienen el descaro de dejar la puerta cerrada cuando se marchan, con lo que el propietario no se da cuenta de que le han robado hasta que no entra en el dormitorio o el salón donde lo han dejado todo patas arriba», detalla Luis Ángel García. Ni siquiera hay vecinos que den la voz de alarma, porque no dejan daños visibles. Y cuando se avisa a la Policía o a la Guardia Civil ya han puesto pies en polvorosa.

Eso dificulta mucho la investigación, confirma la Policía Nacional, porque cuando se da la voz de alarma ha pasado demasiado tiempo. También complica la identificación el hecho de que muchas veces estos robos los cometen delincuentes itinerantes a los que «es muy difícil seguir la pista», señalan desde la Comisaría provincial. «En su mayoría son grupos organizados itinerantes que se desplazan entre varias provincias para dificultar su localización, como ocurrió en el mes de marzo cuando se detuvo a un grupo organizado procedente de Zaragoza que se dedicaba al robo de viviendas y que actuó varias provincias de la Comunidad, entre ellas Palencia, como apunta la Guardia Civil. Y en hechos aislados, puede ser delincuencia local que conoce los hábitos de los moradores de las viviendas a las que también se accede con métodos de toda la vida, escalando y rompiendo puertas o ventanas.

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Pero destacan los ladrones más sofisticados, los que usan métodos que les permiten entrar en las casas en muy poco tiempo llevarse lo que les interese y salir dejando tras de sí la puerta cerrada.

Por eso el contenido de sus botines también está cambiando. Nada de salir con la tele de 70 pulgadas por la puerta. Se llevan dinero, aunque en las casas cada vez haya menos efectivo, y sobre todo joyas que hacen desaparecer en tiendas de Compro Oro y similares. Portátiles y dispositivos electrónicos de pequeño tamaño también se ajusta a sus necesidades. Hay que pasar inadvertidos, no llamar la atención y actuar rápido.

En cuanto a los objetivos hay de todo, pisos en la ciudad y en cualquier barrio, chalés adosados, unifamiliares, pareados o casas de pueblo. No importa el objetivo ni el propietario, no hay un perfil porque no tienen que timar o engañar a nadie. Aquí lo que importa es la oportunidad: que la casa esté vacía y que la cerradura se lo ponga fácil. Aunque como señala la Guardia Civil, las casas en zonas rurales aisladas o en pequeños pueblos que están habitadas determinadas temporadas al año suelen convertirse en un objetivo fácil para los ladrones, así como los chalés, donde ha habido más robos «porque es más fácil la ocultación del autor ya que no hay vecinos relativamente cerca que puedan avisar de personas sospechosas».

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Es importante tomar precauciones y tratar de mejorar la seguridad del domicilio para no llevarse un gran susto, quedarse con la aprehensión pegada al cuerpo de que un extraño haya entrado en tu casa, y que lo haya tocado y revuelto todo, al margen de los destrozos y el valor de lo que se haya llevado. En este sentido, tanto los cerrajeros como la Policía y la Guardia Civil aseguran que es fácil tomar medidas sencillas y hacer pequeñas cosas que, aunque parecen obvias y de sentido común, no siempre se hacen.

De entrada, hay que cerrar la puerta con la llave, y darle todas las vueltas, no dejarla nunca cerrada solo con el pestillo. Ni siquiera para salir a comprar el pan porque basta una llamada de móvil para avisar al 'compinche' de que la señora ha salido para que el otro entre en casa.

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También se recomienda dejar la radio o la tele encendida para que parezca que hay alguien en casa cuando solo se va a estar fuera unas horas.

Vivienda habitada

Hacer que la vivienda parezca habitada cuando se va de vacaciones, pidiéndole a alguien de confianza que suba o baje las persianas y recoja la correspondencia del buzón. Porque, como señalan desde la Comisaría provincial, los 'cacos' observan los movimientos y rutinas de la gente para cerciorarse de que no hay nadie en casa y dejan marcas en puertas y telefonillos para saber que tienen el camino despejado.

Además, la Policía recomienda hacer fotografías de todos los objetos de valor que hay en casa para, en caso de robo, poder identificarlos fácilmente.

Los cerrajeros, por su parte, aconsejan reforzar las cerraduras, sustituyendo el bombillo antiguo por bombillos de alta gama que tienen una barra antirrotura y sistemas antibumping, anti-impresión y antirrotura para ponérselo difícil a los cacos. «Estos sistemas obligan al 'caco' a emplear más tiempo y más herramienta y el factor tiempo es fundamental, busca rapidez y no llevar mucha herramienta, lo que le quepa en una riñonera para no llamar la atención».

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Por eso hay que tratar de disuadirlos, y una forma es mejorar la seguridad de la puerta para dificultar la entrada a la casa. El coste depende del tipo de puerta y de cerradura, pero ronda los 300 euros. Cambiar el bombillo por uno de alta resistencia no supera los 150 euros y reforzarlo con un escudo protector, otros 100 euros. Hay cerraduras como las de gorjas o borjas que antes eran lo más seguro del mercado y hoy, con las ganzúas mágicas, se han vuelto muy vulnerables. En este caso cambiarlas es un poco más caro porque no se puede meter un bombín y hay que quitarla entera. Pero por 400-500 euros «se cambia la cerradura y se aprovecha una gran puerta», apunta.

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