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Nuria estalayo
Aguilar
Lunes, 20 de noviembre 2017, 13:22
El Museo Arqueológico Nacional (MAN) cuenta con 32 piezas procedentes del Monasterio de Santa María La Real de Aguilar de Campoo, de la cuales 22 son capiteles de su iglesia y de su claustro. El resto de los elementos está compuesto por dos sarcófagos, una ... basa, una estela, dos fustes y cuatro cimacios. Recientemente, la corporación del ayuntamiento aguilarense decidió por unanimidad enviar una solicitud requiriendo que los capiteles fueran devueltos al pueblo de Aguilar o que, al menos, el municipio pudiera tener una réplica de los mismos. El consistorio consideró, asimismo, que la llegada a la villa el próximo año de Las Edades del Hombre era una buena excusa para su recuperación y, a ser posible, su exposición durante este concurrido evento.
Las mejores piezas del Monasterio Santa María la Real se hallan expuestas en la colección medieval del Museo Arqueológico. De temática variada, destacan sus escenas bíblicas como la Huida de Egipto, el Descendimiento de Cristo, Apóstoles, Sansón luchando con el león, la Resurrección de Lázaro, la Matanza de los Inocentes que recuerda, y mucho, al admirado capitel que se encuentra en la ermita aguilarense de Santa Cecilia.
También se puede ver en el museo el Cristo triunfante medio envuelto en el sudario y con torso desnudo, con nimbo crucífero y las manos levantadas, en las que se manifiestan las heridas de la Crucifixión; la Ascensión, donde se muestra un Cristo inscrito en mandorla con libro en su mano izquierda, y levantando la derecha en actitud de bendición; el capitel de las Marías ante el sepulcro cerrado, dejando ver el sudario colgando; en la cabecera figura el ángel anunciando la Resurrección, bajo el sepulcro hay cuatro soldados dormidos. Igualmente, se ven encuentran entre los elementos esculpidos una sirena-ave y un rey a caballo, y se recogen varios capiteles dobles adornados con motivos vegetales o seres fantásticos como grifos o dragones aniquilados por cazadores y guerreros. Y destacan sus motivos vegetales como el Acanto, capitel decorado con grandes y bien talladas hojas ascendentes, colocadas sobre el collarino en sentido espiral. En el lugar de la cartela hay un elegante ramo de tres hojas de resaltado nervio y cabo redondo
Los dos grandes sarcófagos que proceden del otrora «convento caído» son los de Inés Rodríguez de Villalobos y el del Abad Aparicio. Se muestran los personajes yacentes encima y los sarcófagos están decorados con diferentes escenas religiosas.
La regidora del municipio, María José Ortega, se muestra esperanzada y ha declarado que «nos consta que se ha valorado la solicitud, espero que de algún modo, los capiteles de de Santa María La Real puedan estar presentes en Aguilar durante la exposición, e incluso más, pero no puedo confirmarte nada».
Tras la desamortización de Mendizábal en 1836, el monasterio inició su camino hacia la ruina. No obstante, fue declarado Monumento Nacional en el año 1866. Y según describe José Luis Hernando Garrido en su libro ‘Escultura Tardorrománica en el Monasterio de Santa María la Real’, publicado por la Fundación Santa María La Real en 1995, los capiteles y el resto de las piezas fueron traslados al MAN pocos años más tarde de la declaración. «Desde septiembre de 1871 hasta diciembre del mismo año, se procede a la retirada de las diferentes piezas escultóricas de la abadía de Aguilar (…). En tales trabajos intervino favorablemente el Ayuntamiento de Aguilar por medio de su secretario Santiago Arroba, este funcionario facilitó los embalajes y condujo las esculturas hasta la estación del ferrocarril de Alar del Rey», narra Hernado.
«Se solicitaron y nos consta que se ha valorado la solicitud, espero que dealgún modo, los capiteles de de Santa María La Real puedan estar presentes en Aguilar durante la exposición, e incluso más, pero no puedo confirmar nada».
Una esperanza
También recuerda este traslado José María Pérez González ‘Peridis’ en su libro recién publicado ‘Hasta una ruina puede ser una esperanza’. El escritor y dibujante con su peculiar manera de contar la historia del convento cisterciense relata cómo no prosperó el intento de vender el cenobio porque «a nadie le interesó la compra del ruinoso y abandonado conjunto». Entonces, fue declarado Monumento para preservarlo de la venta y la demolición.
El arquitecto trascribe una parte de la obra publicada en 1861 de José María Quadrado enalteciendo la calidad del claustro y de sus capiteles de «riqueza y variedad de los follages, conchas, cintas, entrelazados, aves, serpientes, monstruos y figuras que componen pasages enteros, tales como el degüello de los inocentes y la presentación de Jesús en el templo, pero sobre todo la gentileza de las hojas de acanto eclipsa cuanto labró de más gracioso en la antigüedad el arte corintio y cuanto debió labrar el gótico más adelante». Según anota Peridis, este encendido elogio del claustro y sus capiteles despertó el apetito de los responsables del Museo Arqueológico Nacional.
Por su parte, el MAN explica asus visitantes que los restos aguilarenses proceden del «monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo (Palencia), conjunto que tras la desamortización de Mendizábal sufrió un progresivo estado de abandono que puso en peligro su preservación. Por ello, en 1871 un equipo de comisionados del Museo Arqueológico Nacional viajó hasta el monasterio para recoger una serie de piezas con el fin de evitar su pérdida».
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