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PILAR GIMENO
Palencia
Domingo, 13 de febrero 2022, 00:42
En junio de 2022 se cumplirán doce años de la apertura al público de la reserva Bison Bonasus en San Cebrián de Mudá, un municipio ligado durante más de un siglo a la actividad minera. En todo este tiempo ha ofrecido a familias, escolares, turistas ... y entusiastas de la naturaleza la posibilidad de observar algunos ejemplares de bisonte europeo en semilibertad, un animal histórico del que en el año 1927 no quedó ni un solo ejemplar pastando libre por el mundo.
Actualmente, el centro reúne 15 bisontes de la subespecie lowland, repartidos en dos manadas compuestas por ocho y siete animales respectivamente, aunque está prevista la integración a este espacio de ejemplares de lowland caucasian. «De momento tenemos que esperar. Depende de la pandemia, hay que dar tiempo para intentar meter caucasian; veremos a ver su procedencia, pero en principio estamos en conversaciones con Alemania», concreta el promotor y alcalde la localidad, Jesús González.
En esta reserva de 200 hectáreas de robledal y praderas se puede contemplar también una pareja de caballos salvajes de Przewalski y 18 caballos losinos, la única raza autóctona de Castilla y León. Mantiene vivo el deseo de introducir en sus instalaciones otra especie en peligro de extinción, el buey almizclero, el último entre los grandes herbívoros que habitan los territorios más al norte del planeta como el Ártico. «Está pendiente, claro. Lo que pasa es que cuando empezamos a moverlo teníamos contactos en Noruega, pero se jubiló la persona que conocíamos allí y se volvió a retrasar», asegura González, a la vez que incide en que sería un aporte interesante, «no solo en cuanto a biodiversidad, que lo es, sino en atractivo».
La reserva se ha convertido en un reclamo turístico de innegable valor, «uno de los principales atractivos de la provincia», destaca. No en vano, el año pasado movilizó a 7.092 visitantes. Al respecto, González lo tiene claro: «Lo primero que tenemos que tener en cuenta es quiénes somos, cómo somos y dónde estamos. No es un proyecto turístico. Es un proyecto contra la despoblación y de desarrollo rural. Hay personas de aquí que quieren vivir aquí y nos aplicamos la máxima de crear actividad económica para que la gente, realmente, se pueda quedar», asevera. La mayoría de los visitantes proceden de Castilla y León, sobre todo de Palencia y Valladolid, aunque también de Cantabria, y responden a un perfil muy heterogéneo que incluye a familias, escolares o universitarios.
Quienes aún no conozcan este singular enclave, pueden visitarlo hasta el 22 de marzo los sábados, domingos y festivos formalizando su reserva en los teléfonos 979 605 823 y 666 229 574. El recorrido se realiza siempre acompañado por un guía y existe la posibilidad de hacerlo andando, en bicicleta o en todoterreno.
Minero durante años, González emplea sus esfuerzos en la defensa del municipio, en impulsar su desarrollo económico y poner la vista en un modelo de transición justa. En su día, cuando concibió el proyecto, algunos le tacharon de loco. «Ahora hay 17 niños, un montón de jóvenes que sin bisontes tal vez estarían igual», reflexiona. «Eso nunca lo sabremos, sabemos lo que hay con los bisontes: cinco personas trabajan en la reserva. Si no hubiéramos hecho esto, yo me hubiera dedicado a hacer una pista de pádel y no tendría gente», asegura. Cuando cerraron las explotaciones mineras del municipio, la localidad censaba a alrededor de 200 personas. Hoy son 268 los vecinos empadronados. La cifra contradice una tendencia que va sumiendo en el abandono y la despoblación a muchas pequeñas localidades del norte palentino, vaciadas de oportunidades y futuro.
El regidor de San Cebrián de Mudá no descarta la posibilidad de ampliar en un futuro la superficie de la reserva. Lo hará, aclara, «en tiempo y forma, pero sobre todo en equilibrio. Si vamos a intentar introducir caucasian, haremos todo lo posible», defiende. A pesar del alto porcentaje de consanguinidad de estos animales, que roza el 90 %, y de que la mortalidad de la especie en sus primeros días de vida es alta, el futuro de la reserva parece asegurado a corto y medio plazo: «Trajimos siete, de los que todos, menos uno, siguen vivos; tenemos ahora mismo nueve crías que son de Palencia y seis que son de fuera. La adaptación ha sido muy positiva porque veían de una situación salvaje y muy dura en invierno y han mejorado mucho».
La pasión de Jesús González por su trabajo no termina aquí. Tras la puesta en marcha del Mirador de las Estrellas, un observatorio astronómico emplazado en unas antiguas instalaciones mineras readaptadas para esta nueva vida, el alcalde trabaja en la creación de la oficina del Corredor Biológico Mundial. «La oficina ya la tenemos, pero queremos que no solo opere como una oficina al uso, sino que permita impulsar estudios dentro del Corredor coherentes con los objetivos de desarrollo sostenible. Este proyecto tiene un fondo: demostrar que los pueblos también se pueden desarrollar con cultura, que el medio rural no solo vive del sector primario y que, través de la cultura, podemos formar a nuestros jóvenes para la construcción del territorio. Nos llevará tiempo este proyecto. A largo plazo, queremos crear el primer banco mundial de semillas salvajes», refiere.
González recuerda que ha cumplido 65 años y que la reserva puede «garantizar la subsistencia» del pueblo. «Si nos dedicamos a hacer lo que yo llamo reasilvestramiento, si conseguimos reasilvestrar a la gente para cuidar los territorios y que ésta sea capaz de gestionarse a sí misma en la conservación de la naturaleza, tenemos trabajo para toda la vida, pero si queremos tener los pueblos para jugar al pádel…». La pregunta queda abierta.
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