Perder casi una treintena de aparcamientos no es fácil de justificar, ni aun cuando la actuación permita una mejora evidente en la imagen de esa zona concreta de la ciudad. Y este es uno de los grandes problemas con el que se está encontrando el ... Ayuntamiento de Palencia en su proceso de implantación de las llamadas Zonas de Bajas Emisiones, que se quieren impulsar desde la Unión Europea para reducir el envío de gases contaminantes a la atmósfera y combatir de esta manera los efectos del cambio climático, especialmente, mediante la reducción del uso de combustibles fósiles.
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El objetivo no es ningún caso la eliminación de esas plazas de estacionamiento, sino limitar el tránsito de vehículos por esas calles determinadas con el fin de ir descarbonizando el aire que se respira. No se trata tampoco de cerrarlas al tráfico por completo, mediante una peatonalización absoluta, sino de crear espacios de uso compartido tanto para los viandantes como para los vehículos, por lo que la transformación urbanística también es fundamental. Se acaba con la separación de espacios, es decir, se eliminan los bordillos y se limita al máximo la velocidad permitida a los vehículos. Asimismo, en buena parte de esta zonas se eliminan también los aparcamientos, de tal forma que el conductor no se sienta invitado a circular por esos espacios a no ser que se vea en la obligación de pasar por ellos.
Esas Zonas de Bajas Emisiones que está diseñando el equipo de gobierno municipal se extienden por diferentes vías del centro de la ciudad, con el fin de que el casco histórico de Palencia soporte cada vez menos tráfico.
De esta forma, se han programado intervenciones en la plaza de León y las calles que convergen, como Antonio Maura y Eduardo Dato; hay estudios, también, para algunas otras vías, en las que todavía no se ha dado ningún paso, y, además, hay calles en las que ya ha comenzado a trabajarse por fases, como en Mayor Antigua, en donde se ha actuado en el tramo inicial, desde el arranque en Santo San Pedro hasta el Palacio Episcopal, y en la que se ha comenzado también una intervención de importante calado, precisamente en el extremo contrario, desde la iglesia de San Miguel hasta la plaza de Pío XII.
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El objetivo del Ayuntamiento de Palencia no es únicamente el de impulsar la creación de las llamadas Zonas de Bajas Emisiones, sino la de dignificar una de las principales calles del centro de la ciudad, que resulta fundamental como eje de tránsito longitudinal, cuenta con algunos de los principales monumentos de la capital palentina, y que, por el contrario, ofrece una imagen muy pobre, con embaldosados muy diferentes de unas zonas a otras y aceras que no respetan ninguna de las actuales normativas de accesibilidad.
Se pretende homogeneizar la estética de la calle, resolver los problemas relativos a las barreras arquitectónicas, además de renovar todo el circuito de canalizaciones y redes de saneamiento, que se encuentran ya en un pobre estado de conservación.
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«Es una actuación muy amplia, lo que se ve es el pavimento, pero hay mucho más en el subsuelo, y también es muy necesario porque las redes de saneamiento están ya muy anticuadas y todas las canalizaciones de los servicios básicos. Y vamos a aprovechar que se levanta totalmente la calle para que se renueven por completo», explica el edil de Obras, Facundo Pelayo, quien reconocía que un plazo de ejecución de cinco meses puede parecer muy largo, especialmente para los residentes en la zona, que son los que mayores molestias sufrirán, pero que resulta necesario para acometer todas las modificaciones que están programadas.
En cuanto a esa parte más llamativa, la que afecta al pavimento, el Ayuntamiento ha previsto un cambio total de la imagen con respecto a la actual, puesto que desaparecerá la diferenciación de nivel entre las aceras y la calzada, que quedarán en el mismo plano, como se ha realizado ya en la parte inicial de la calle.
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Así, se tiene previsto demoler toda la calzada y las aceras para colocar un nuevo pavimento prefabricado de hormigón descontaminante, similar al que ya ha sido utilizado en la reurbanización del primer tramo de la calle, hasta la confluencia con Juan XXIII (Palacio Episcopal). Se trata un material prefabricado de hormigón que, mediante un proceso parecido a la fotosíntesis, convierte los gases nocivos en compuestos inocuos, con lo que se reduce la contaminación ambiental.
El hecho de que la calzada y las aceras queden al mismo nivel conlleva también modificaciones en las normas de tráfico, puesto que se prevé una reducción de la velocidad permitida para reducir el riesgo de atropello, dado que los viandantes no estarán ya separados físicamente de los vehículos.
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Además, el proyecto fomenta aún más esa imagen de calle compartida por vehículos y peatones, dado que en algunos de los tramos se elimina la posibilidad de aparcar, debido a su estrechez, y en otros desaparece una de las actuales hileras de estacionamiento en línea, con lo que el número de plazas que se pierden se sitúa en torno a la treintena.
El proyecto de obras contempla transformar la zona de carga y descarga más próxima a San Miguel en aparcamientos en batería, con lo que se ganaría alguna plaza, pero se eliminan el resto de aparcamientos hasta la calle Panaderas.
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Además, desde ese punto hasta el final de la calle, cuando enlaza con la plaza de Pío XII, está prevista una gran reducción de estacionamientos, ya que se suprime toda la hilera de aparcamientos que ahora existen en la acera de los números impares (la más próxima a la Casa del Pueblo de la UGT).
Esta medida permite ganar amplitud para la acera de los pares, junto a las vallas del antiguo Parque de Maquinaria, dado que ahora esa acera es tan estrecha que apenas cabe una sola persona, con lo que prácticamente no puede utilizarse. Esa falta de anchura también se encuentra en algunos tramos de la acera de los impares entre San Miguel y la calle Panaderas. Del mismo modo, se corregirá al quedar la calzada al mismo nivel y suprimirse los aparcamientos.
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Las obras se extenderán además al tramo más bajo de la calle Marqués de Albaida, el que va desde Mayor Antigua hasta la avenida de Castilla. En esta parte las aceras son de reciente factura, por lo que no se tocarán, pero sí está previsto levantar la calzada hasta el mismo nivel, para ofrecer una imagen de mayor homogeneidad en la zona.
Está previsto, en el tramo final, la construcción de diez alcorques para la plantación de ciruelos rojos, árboles ornamentales, que ayudarán también a mejorar la calidad del aire.
Las actuaciones tiene un plazo de cinco meses y un presupuesto de algo más de 473.000 euros.
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Para limitar las molestias y perjuicios a los residentes y usuarios habituales de la calle se han programado las actuaciones por tramos, con el fin de que diferentes partes de la vía puedan seguir utilizándose mientras se trabaja en otras.
Asimismo, se ha previsto que durante la primera quincena de diciembre la mayor parte de las tardes se mantenga abierto el tráfico en todo el trazado, así como durante las fechas más señaladas de la Navidad.
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