Secciones
Servicios
Destacamos
CARMEN AGUADO
Lunes, 11 de octubre 2021, 09:03
El pasado lunes 4 de octubre se ponía en marcha el nuevo curso de la Universidad Popular de Palencia (UPP) que, tras las serias dificultades con las que contó el año pasado, recupera un gran número de alumnos tras el relajamiento de las restricciones sanitarias ... impuestas.
Un total de 2.700 personas van a poder disfrutar aprendiendo historia, artes escénicas, fotografía, música tradicional o nuevas tecnologías. Aún la cifra es mejor que antes de la pandemia, sí, pero también son más de 1.000 más que el curso pasado.
Aunque aún no se ha podido recuperar el total de alumnos que se tenía en el curso 2019, lo cierto es que son unos números que animan a la dirección del centro, que lleva trabajando incansablemente durante meses para poder sacar este año adelante en las mejores condiciones posibles.
«Creo que este curso va a ser un renacer después de todo lo que desgraciadamente ha pasado. Esta es la sensación que podemos tener a pesar de que sigue habiendo momentos de pesimismo. De ahora en adelante se va a imponer una vuelta a vivir cosas de nuevo», explica Cándido Abril, director de la UPP.
Aunque económicamente la UPP no pasa por su mejor momento ya que los profesores siguen siendo los mismos, aunque tengan menos alumnos, Cándido Abril confía en poder ir recuperando poco a poco la senda del año 2019 cuando el centro contaba con más de 3.700 alumnos.
El aforo establecido actualmente varía entre el 75% y el 80% con aulas que cuentan con un número de estudiantes de entre 12 y 18. A pesar de poder haber aumentado la capacidad de personas en cada clase, desde la UPP se ha optado por priorizar la comodidad de los alumnos para que cuenten con la máxima sensación de seguridad posible.
Este mes de octubre, concretamente el día 13, comienzan las actividades en los centros sociales y en las aulas de mayores. Estas fueron suprimidas durante el curso pasado y, aunque la perdida de esta actividad afectó mucho tanto al personal como a los alumnos, se puso por delante la seguridad de las personas.
En estas actividades se mantiene también un 75% de aforo y aunque el período de matriculación ya ha pasado, se puede seguir solicitando plaza a lo largo de todo este mes en los diferentes Ceas de la ciudad.
El perfil de los alumnos es muy variado, aunque hay personas de todas las edades, el público de por encima de 50 y 60 años es el que más se repite en las aulas y, la gran mayoría de ellos, son jubilados que invierten su tiempo en aprender disciplinas que antes, por diferentes motivos, no habían podido cursar.
Elisa Hernando es profesora de estos cursos impartiendo clubes de lectura y también distintos talleres como cultura, inglés o aulas de mujer. Aunque el curso pasado sí que se siguió en continuo contacto con el alumnado a través de vídeos, después sí se le pudo ir recuperando, pero en exteriores, en la calle con paseos por la ciudad.
De sus alumnos destaca este año las ganas con las que vuelven a poder hacer cosas y empezar y moverse, a pesar de la situación complicada que se sigue viviendo. «Volver a caminar», afirma Hernando.
De entre el gran número de cursos que oferta la UPP, hay más de 50 que ahora mismo cuentan con lista de espera para poderse incorporar a ellos. La demanda supera con creces a la oferta como ocurre en formaciones de arte y pintura, música o idiomas.
Este curso también se recuperan las actividades de ejercicio físico, que tan afectadas se encontraron el curso pasado. Gracias al ofrecimiento de la Diócesis de Palencia, la UPP ha podido doblar el número de alumnos al trasladarse estos talleres hasta el Seminario.
Dentro de la amplia oferta de cursos que hay, no todos tienen la misma capacidad de alumnos para albergar en sus aulas, ya que algunos como los de informática se ven limitados por el número de ordenadores con los que cuentan. De 16 ahora mismo solo hay plaza para 12 estudiantes.
Otros como el de cultura de dulzaina o el ajedrez han vuelto a ser relanzados debido a las solicitudes que el centro ha recibido. «La demanda es la justa y necesaria para poder llevar a cabo todos y cada uno de los cursos», agrega el director de la UPP.
Las medidas de seguridad sociosanitarias siguen siendo las mismas que en el curso pasado, siendo obligatorio el uso de mascarilla, la distancia de seguridad, la ventilación de las aulas y el refuerzo de la limpieza. A pesar de ello, desde la dirección de la UPP se espera que durante el curso se puedan llegar a relajar estas normas pudiéndose ampliar el número de alumnos por clase.
A diferencia del curso pasado, ya se pueden realizar actividades como excursiones -muy importantes como complemento educativo y no como turismo meramente-. Abril anuncia que próximamente se podrán llevar a cabo, sobre todo, en lugares abiertos como las salidas que realizan los talleres medioambientales.
Para el centro, la participación de los alumnos es algo esencial en la correcta marcha, ya que además de acudir a aprender conocimientos también lo hacen a compartir tiempo y momentos con el resto de los compañeros.
El director destaca como valor el haber tenido la experiencia de haber organizado el año anterior, que supuso todo un reto y que acabó siendo un completo éxito. Además de no producirse ningún contagio ni ningún brote, la puesta en marcha del curso supuso un factor muy positivo en la vida de muchos de los alumnos que se refugian en estas formaciones como evasión de la rutina o también como forma de poder socializar.
El director de la UPP destaca el alto compromiso que tienen todos los alumnos del centro. «Hacemos lo que aprendemos y si aquí enseñamos a respetar o a ser tolerante, fuera también vas a ser respetuoso y tolerante y ese es uno de nuestros compromisos y retos cada día», indica. Desde el centro aseguran estar viviendo unos días muy bonitos ya que son muchos los alumnos que les están haciendo llegar su más sincero agradecimiento por poder volver a una rutina que se sesgó hace más de mes y medio.
Más de 135 cursos para el gusto de todos aquellos que quieran invertir su tiempo en retomar una pasión olvidada o de aprender algo que siempre han tenido pendiente. Cándido Abril insiste en que este es el lugar ideal para hacerlo, ya que se prioriza la formación del alumno individualmente a diferencia de otras educaciones obligatorias.
«Nuestro reto es impartir una educación que se actualiza continuamente, que nos sirve para el presente y transformamos para el futuro. Vemos que es lo que a la gente le interesa. Aunque hay un gran contenido teórico que se repite siempre se hace desde una mirada nueva», explica.
Merche Albillo es profesora de dibujo técnico y de arte. Para ella, este curso es un reencuentro entre todos aquellos que, siendo alumnos habituales hasta marzo de 2020, no se vieron con el ánimo de volver el curso pasado y que este, tras la vacunación, se han animado a retornar a las aulas. «De alguna manera hemos aprendido a gestionar esta situación y este año vuelven con mucha energía. La gente tiene ganas de verse y eso se está notando mucho estos últimos días. Están felices y nosotros también», explica Albillo. Particularmente, en su clase hay tanto personas que no tienen ni idea de pintar como otros que sí cuentan con conocimientos avanzados. «Es un proceso de aprendizaje individual y nos adaptamos al nivel de cada uno», agrega.
El perfil de sus alumnos va desde los 35 hasta los 75 años y, aunque son más las mujeres que acuden a sus clases, sí ha visto cómo en los últimos tiempos el porcentaje entre hombres y mujeres se ha ido igualando casi hasta la totalidad. «Hace unos años los hombres eran muy reticentes a la participación», indica.
Caridad Gutiérrez de 60 años es una de las alumnas de Merche Albillo. Tras haber seguido acudiendo durante el pasado año a la UPP, afronta este nuevo curso con mucha ilusión. Para ella, esta actividad le sirve de evasión y como forma de romper la rutina del día a día y del trabajo, además de hacer lo que le gusta. «Es algo que le recomiendo a todo el mundo como forma de autodemostrarte que eres capaz de hacer las cosas y que tienes algo dentro de ti», explica.
Javier Mediavilla es profesor en el centro de la UPP desde hace casi una década de música, guitarra española, guitarra eléctrica, aula de viento, coro de ronda y tres grupos de percusión de ritmos étnicos. Antes de profesor fue alumno por lo que su vinculación con la Universidad se remonta a hace años.
En sus clases tiene alumnos que cuentan con una media de edad de 60 años, que es cuando la mayoría de ellos tienen el tiempo necesario y desean poder desarrollar todas esas quietudes que antes no habían podido llevar a cabo. Aún así, asegura, también hay mucha gente trabajadora que busca un hueco para tener ese espacio para sí misma.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
A la venta los vuelos de Santander a Ibiza, que aumentan este verano
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.