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Puente de Hierro de Palencia. Marta Moras
El Puente de Hierro de Palencia reclama un lavado de cara para festejar sus 110 años

El Puente de Hierro de Palencia reclama un lavado de cara para festejar sus 110 años

El Ayuntamiento destinará alrededor de 130.000 euros a la restauración de uno de los principales pasos sobre el río Carrión

Lunes, 24 de septiembre 2018, 08:05

Aunque no entró en funcionamiento hasta marzo de 1911, el proyecto de construcción del denominado Puente de Hierro (su nombre oficial sigue siendo Abilio Calderón) arrancó oficialmente en mayo de 1909, cuando se contrató la obra con la fundición vascongada Astilleros del Nervión, por un presupuesto cercano a las 360.000 pesetas, siguiendo el proyecto de los ingenieros Luis Morales y Eduardo Jungairiño. Las piezas de hierro y acero se fundieron en el País Vasco y se trasladaron a Palencia, ensamblándose en la zona que ahora ocupa la plaza de Pío XII, desde donde se hizo rodar hasta el río, colocándose sobre unas pilastras construidas con las piedras del desaparecido Arco del Mercado, el último resto que quedaba de las antiguas murallas medievales.

Han pasado casi 110 años desde el comienzo de las obras y el Puente de Hierro se ha convertido en la actualidad en una de las infraestructuras más utilizadas a diario por los palentinos. Ya no se trata solo de un medio de paso construido a petición de los hortelanos de Allende el Río y de los vecinos de Villamuriel, como lo fue en sus orígenes, sino que se trata del principal medio de acceso al Hospital General Río Carrión, además de un puente por el que transitan diariamente los escolares del instituto de Secundaria Alonso Berruguete, los clientes y empleados del hotel Rey Sancho y también los numerosos aficionados al deporte que lo cruzan para acercarse a las pistas de Isla Dos Aguas.

Pero debido precisamente a estas circunstancias, su antigüedad y el uso continuado de los palentinos, su imagen como estructura de corte modernista deja en estos momentos mucho que desear, y un simple vistazo permite apreciar un notable deterioro, no solo en los adornos que pueblan sus entradas y barandillas, sino en prácticamente cualquiera de los rincones, en donde el óxido parece haberse hecho especialmente fuerte.

El mayor deterioro se aprecia en su parte inferior y qué decir de las pilastras de piedra, realizadas con aquellos sillares del Arco del Mercado. Apenas puede ya apreciarse el material original por la intensa capa de pintura vandálica que se ha cebado con ellas. Asustan también otros elementos, como los cuadros eléctricos al aire o los cables con riesgo de desprenderse.

Asimismo, la terrible moda exportada de las novelas de Federico Moccia de colocar un candado en un puente para sellar un amor también ha provocado importantes daños en los ornamentos, ya que muchos de los enamorados que han querido colocar su candado han deteriorado aquellas escasas zonas en las que pueden colocarse.

Por ello, el Ayuntamiento de Palencia, aprovechando que disponde de fondos extraordinarios por la llegada desde Europa del plan DUSI, para el desarrollo urbano sostenible integrado, sacó a contratación pública un proyecto de rehabilitación y restauración, con el que está previsto que se haga la empresa Osepsa, que, según acordó el pasado viernes la Junta de Gobierno Local, ha presentado la mejor oferta, reduciendo el presupuesto de intervención de 157.000 euros, con los que salió a licitación, a 125.603.

El proceso de adjudicación todavía no se ha cerrado, pero si la empresa aporta toda la documentación en tiempo y forma, el contrato podrá firmarse en las próximas semanas. Después, Osepsa dispondrá de un plazo de tres meses para completar los trabajos.

Según el proyecto de obras elaborado por el ingeniero Roberto Puertas por encargo del Ayuntamiento de Palencia, los trabajos deben centrarse en la rehabilitación de las aceras, la protección con pintura del puente y la adecuación del alumbrado ornamental del mismo. Para ello, se plantean una serie de intervenciones que obligarán a que esta infraestructura quede fuera de servicio durante algunas semanas. Entre las medidas que se establecen, figura, por ejemplo, la sustitución de las chapas metálicas del suelo de la zona reservada a los peatones, puesto que debido al uso están combadas y presentan resaltos entre ellas que provocan tropezones entre los viandantes. Se colocará, así, un nuevo suelo metálico antideslizante y se actuará a lo largo de toda la estructura para reparar desperfectos.

Está prevista también la limpieza de toda la parte metálica mediante equipo de chorro de arena para eliminar totalmente el óxido y la pintura existente. Posteriormente, se pintará de nuevo y se utilizarán resinas para las reparaciones.

Además, se ha previsto una intervención en las estructuras de piedra y hormigón de todo el connjunto, que se limpiarán, eliminando todas las pintadas, y se sanearán las zonas que presenten daños y humedades.

La última fase de la actuación será la sustitución de los proyectores existentes, ubicados en los estribos, por modelos de tecnología LED, el cambio de las cajas de conexión y el saneamiento de toda la instalación eléctrica.

De esta forma, si las obras avanzan según las previsiones del Ayuntamiento de Palencia, el Puente de Hierro podrá llegar a sus 110 años con todo su esplendor recobrado, puesto que este aniversario se cumplirá en el mes de mayo, fecha en la que, como se recuerda, en las propias columnas del puente, comenzaron las obras.

Y no fue un proceso fácil, a pesar de tratarse de una demanda continuada de los laboradores palentinos, que mantenían gran parte de sus huertas en la margen derecha del río Carrión. También lo demandaban los vecinos de Villamuriel, que ansiaban una zona de acceso a la capital mucho más cercana que el Puente Mayor. Y el lugar en el que se ubica esta centenaria estructura metálica se sabía que era el adecuado. No en vano, hacia 1874, se levanta en ese mismo emplazamiento un puente de madera, siguiendo el diseño de vigas americanas, que finalmente solo se mantuvo abierto hasta 1883, debido a que en poco menos de diez años entró en un avanzado estado de ruina.

Se comprendió así que era necesaria una estructura más duradera, metálica, y fue el político palentino Abilio Calderón, el que, desde su puesto en el Ministerio de Fomento como director general de Obras Públicas, el que impulsó la construcción, aunque ello le supusiese a partir de ese momento continuos ataques políticos de sus opositores, en los que le acusaban de haber planificado el puente para acceder a sus propias fincas. Quizá por ello, Abilio Calderón tardó siete años en cruzar este puente, que evitaba siempre, aunque fuera al más cercano a sus tierras.

La historia del Puente Mayor ha estado también íntimamente ligada al desarrollo de la ciudad de Palencia y ha sido escenario de acontecimientos notables, como la riada que en diciembre de 1909 destruyó los cimientos, los clandestinos juegos de las chapas o las peligrosas apuestas juveniles para cruzarlo sobre las vigas.

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