Secciones
Servicios
Destacamos
Entró en un aula el 1 de octubre de 1977 y el pasado 4 de julio despidió toda una vida como docente. Una trayectoria que no solo ha sido profesional, ya que la implicación de Enrique Delgado ha sido mayor, haciendo de su faceta laboral ... un verdadero estilo vital. Ahora, llegado el momento de decir adiós, confiesa que lo hace con una mayor tranquilidad que la que ha sentido durante estos últimos meses en los que el final de etapa le hacía temer este punto y aparte. Su vinculación con el campus de La Yutera continuará, aunque ya no sea como profesor titular sino unido a diferentes proyectos.
Noticia relacionada
Delgado ha sido profesor titular de Geografía Humana, doctor en Geografía, director de la Escuela Universitaria de 1988 a 1994, vicerrector del campus de Palencia de 1998 a 2002, vicesecretario general de la UVA de 2002 a 2006, adjunto a la Defensoría de la Comunidad Universitaria para el Profesorado desde 2016 y secretario del Comité del grado de Educación Social de 2008 a 2014 y coordinador del grado de Educación Social desde 2016.
–¿Cómo ha sido esta despedida?
–Este año me ha costado porque estaba llevando realmente mal la perspectiva de que en unos meses esto se terminaba. Bueno, ahora ya cuando ciertamente ya no hay vuelta atrás, pues lógicamente tengo que mirar con mejor cara que lo que viene, otra etapa, otras actividades, otros planteamientos distintos. Pero si miro hacia atrás, me queda la satisfacción de haber contribuido, aunque sea un poquito, a mejorar la universidad.
–¿El balance es positivo?
–El balance es positivo porque tengo esa sensación de haber contribuido a la formación de mis estudiantes, a la mejora y a la modernización de la universidad, al estudio y el conocimiento del territorio, de los espacios, de la creación de materiales didácticos, etc. Ese balance, no cabe la menor duda, que produce satisfacción. Si además lo miro a los ojos de la gente que ha estado conmigo, pues lógicamente la satisfacción crece. Eso me hace mirar de otra manera este momento justo al que tenía tanto miedo hace nueve meses.
–Y ahora, ¿qué proyectos tiene?
–Tengo ya dos compromisos. Uno es en el campus, por un lado, realizar la señalización y el aprovechamiento didáctico del arboreto del campus. Vamos a hacer ahí un trabajo de señalización, de referencias a aplicaciones informáticas para que los proyectos puedan rastrear la vida de los árboles. Bueno, es francamente bonito. Luego, tengo otro que hemos iniciado hace cuatro años, que es el de un campus con árboles. Es un proyecto que yo amo enormemente porque me parece que nos pone un punto distintivo y nos da una sensación de vivir en un sitio agradable y bello, y, en fin, todo lo que uno pueda decir, hay que seguir trabajando, seguir apostando por él. Pero además es que nos entramos en obras y, entonces, el aulario se verá afectado totalmente porque poco a poco se va a ir cambiando toda la cubierta y entonces habrá que retirar las obras, guardarlas en sitios seguros...
–Y todavía hay más...
–Y luego, tengo un tercer proyecto, que es un proyecto que surge de la asociación de amigos de la Díaz Caneja, que es una especie de laboratorio ciudadano, que queremos llamar 'La ciudad con memoria', en el que vamos a ir registrando testimonios de la gente de todas las edades en relación con la ciudad. Cuando llegaron, si es que vivieron de fuera, las relaciones buenas y las malas, los lugares que prefieren y los lugares que identifican como no afectables, y vamos a ir considerando una especie de mapa urbano en el que se refleje esa memoria. Queremos terminar con una exposición con los retratos de la gente que ha participado, los rincones de la ciudad a la que la gente hace referencia. Y es un proyecto para dos años o tres, pero que yo entiendo que puede prestar un servicio a la ciudad muy importante. A la ciudad en su conjunto, pero a la identidad de los ciudadanos con su propia ciudad, pues vamos a intentar favorecer esa relación. Que la relación de la gente con la ciudad no sea la de un simple lugar donde vivo, sino un lugar al que le prestó atención y tengo amor por él.
–No va a tener mucho tiempo libre…
–Bueno, espero que sí. Hace unos años, dedicaba hasta 11 y 12 horas de trabajo, ahora había bajado un poco el pistón por razones obvias, pero estábamos entre 8 y 9 horas diarias. Los nuevos proyectos tendrán que venir con más tranquilidad.
–¿Cómo valora la falta de relevo en el decanato de la Facultad de Educación?
–Con mucha preocupación. Ha habido un momento que nos ha sido completamente desfavorable, que ha sido un momento en el que una parte del profesorado migró a Valladolid, porque vivía allí y fueron solicitando poco a poco el traslado, y su reemplazo no se hizo con profesorado permanente, sino con profesorado precario y temporal. Y claro, con profesorado precario y temporal no puedes construir un centro. La gente debe tener una perspectiva de años para decir, bueno, este es mi hogar laboral, y voy a dedicarme en todos mis mejores afanes para que esto vaya bien y para que a mí también me vaya bien. Yo creo que el centro, tenemos gente ahora mismo con capacidad sobrada para poder dirigir, con tacto, con inteligencia. A lo mejor les puede faltar ganas, pero tiene todos los requisitos para poder dirigir un centro que tiene que mirar al futuro. Es decir, que es el centro mayor de todo el campus, tenemos 3 titulaciones completas, tenemos 2 másteres localizados en el propio centro y tenemos, por tanto, educaciones docentes y científicas con una perspectiva magnífica. No podemos de ninguna manera someternos a la posibilidad que el otro día nos anunciaba el actual decano, Jesús Valero, de que fuéramos intervenidos por la universidad y colocados como una gestora para seguir funcionando. Eso sería, desde luego, la peor de las noticias que podríamos recibir.
–¿Falta alguna titulación en la Facultad de Educación?
–Ahora mismo, tenemos la suerte de tener grados históricos como el título de Educación y también Educación Social, que cuando se implementó pensábamos que iba a ser un grado minoritario. Y nada de eso. Es decir, un grado que tiene una salud potentísima y que ha ido poco a poco consolidando su nicho y que cuenta con un nivel de inserción laboral elevadísimo. También contamos con Antropología que es una titulación que tiene que acabar por despegar.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.