

Secciones
Servicios
Destacamos
«Soy auxiliar en el Edificio Rondilla de Valladolid y sé lo qué es verles sufrir. Mi hermano tenía calidad de vida y no le tocaba morir, pero la covid se lo ha llevado antes de tiempo, es algo antinatura. Cuando veo a dos o tres familias juntas.... Me parece bien que salga el núcleo familiar, pero no que se reúnan todos, les llevaría a un hospital para que vieran lo que hay allí». La reflexión es de Petri, hermana mayor de Carlos Ausín Diez, una de las últimas víctimas mortales del coronavirus en Palencia, en unos días de Semana Santa en los que la cuarta ola viene a alejar la desescalada pese a que las calles y terrazas parecen hacer suponer lo contrario. Petri pide conciencia ante el riesgo y las consecuencias de contraer la covid-19, que en su familia ha hecho estragos con la muerte de su hermano el pasado 23 de marzo, cuando solo tenía 49 años y mucho camino todavía por recorrer.
Carlos Ausín Diez falleció ese día víctima del virus en la UCI del Hospital Río Carrión de Palencia, centro donde llevaba ingresado desde el pasado 12 de febrero. Deja mujer y dos hijos de 19 y 13 años, Alba y Aarón, y un vacío muy grande entre los suyos. «Mi hermano y yo estábamos muy unidos, hemos estado toda la vida juntos. Yo le quería con toda mi alma», señala emocionada Petri, que recuerda como su 'Carlitos', aunque 'Tano' para el resto, tuvo que ingresar en el hospital el 12 de febrero, dos días antes de su cumpleaños.
«Estuvo en el cribado masivo en el pabellón de Campos Góticos y dio negativo. Su hijo también, pero el niño empezó con fiebre a los pocos días y dio positivo, igual que mi cuñada Yolanda, de 42 años. Mi hermano les aisló y les cuidó hasta que ingresaron a mi cuñada en el hospital y al niño, cuando dio negativo, le llevaron con la madre de mi cuñada. Mi otra sobrina, Alba, estudia en Oviedo y no se contagió. ACarlos empezó a costarle respirar y fue a Urgencias, ingresó en el hospital el 12 de febrero y estuvo en la misma planta que mi cuñada, en la décima. Yolanda estaba muy fatigada, se cansaba comiendo, Carlos estaba muy preocupado por ella. El 14 de febrero fue el cumpleaños de mi hermano y a todos les daba las gracias por felicitarle, yo le decía que no lo hiciese, que no podía ni hablar», apunta Petri, que recuerda cómo el 16 de febrero tuvieron ya que bajar a su hermano a la UCI.
«Los dos estaban graves, pero decidieron bajar a mi hermano a la UCI porque tenía patologías de riesgo, hipertensión y sobrepeso. Le intubaron y no reaccionaba a los tratamientos, aunque los médicos no tiraban la toalla, no perdían la esperanza, para ellos es un reto», añade Petri.
«Mi cuñada siguió en planta y a mí me daba miedo contarle lo de mi hermano, hasta que ella me dijo que ya lo sabía. Cuando salió del hospital se recuperó en casa, me dijo que yo le cuidara hasta que ella ya pudo ir a verle y nos dejaban entrar a las dos. Le hablábamos porque dicen que el oído es lo ultimo que se pierde, pero no se pudo hacer nada por mi hermano. Probaron con tres tratamientos distintos pero tenía los pulmones como piedras», hace hincapié la hermana mayor de Carlos Ausín Diez, rota por la pérdida de su ser querido sin ni siquiera haberle podido dar «un entierro digno»
Especiales coronavirus
«No se les puede velar ni se les puede despedir como Dios manda. Ha sido muy duro, mi padre está todavía en 'shock' y mis sobrinos necesitan apoyo psicológico. Alba era la mitad de mi hermano, han estado siempre muy juntos, iban a los conciertos de La Cueva... Mi hermano estaba muy unido con sus hijos», señala Petri al hablar de Carlos Ausín Diez, empleado de la empresa CAT, auxiliar de Renault, y afiliado a Comisiones Obreras como representante de transportes en la empresa. «Carlos se leía hasta las tantas los convenios de los trabajadores, él era muy dado a defender a sus compañeros», agrega Petri, que incide en cómo la familia desciende del pueblo palentino de Villaviudas.
«De allí proceden mis padres, mis abuelos, mis bisabuelos... Nos llaman 'los locos de Villaviudas'. Mis padres tenían una tienda de fruta en el pueblo, mi madre se quedaba en la tienda y mi padre se iba a repartir por ahí, a Venta de Baños, a Cevico de la Torre, Villamuriel, Torquemada... Iban con un altavoz ofreciendo fruta y les decían '¡calla loco, que me despiertas a los chiguitos!'», hace memoria Petri Ausín Diez, que define a su hermano como «muy amigo de sus amigos» y «muy transparente», y recuerda cómo 'Tano' (el apodo viene de 'gitano', según comenta) era un trasto de pequeño.
«Con 6 o 7 años, en el pueblo con unos amigos, quemaron con unas cerillas las pacas de paja de un ganadero que tuvieron que venir hasta los bomberos. Carlos era muy movido», comenta Petri en una vuelta mental al pasado, a su Villaviudas natal, donde, al igual que Carlos Ausín Diez, pasó su niñez y juventud hasta que, ya casados ambos, se afincaron en la capital palentina.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Álvaro Soto | Madrid y Lidia Carvajal
Cristina Cándido y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.