Alberto Reguera, artista abstracto
«Soy un privilegiado, siempre he sentido el cariño, apoyo y entusiasmo de mi tierra»El pintor, palentino de adopción, expone en una galería de Bruselas hasta el día 17 'El color físico', una muestra ecléctica formada por 32 obras
Exhibió su primera exposición individual fuera de España hace ya cuarenta años en Bruselas y, tras un periplo por medio mundo, el artista segoviano aunque ... palentino de adopción Alberto Reguera alcanzó su consagración como un reconocido artista, hasta el punto de recibir tal ovación con su colección 'Espacio y materia' (2011), montada en el Instituto Cervantes, que su fecha de clausura tuvo que se prorrogada. Ahora, tras catorce años de parón, Reguera inauguró el pasado 9 de enero en la galería bruselense Faider 'La couleur physique' ('El color físico'), una muestra ecléctica con 32 obras que desafían el concepto del espacio y el volumen y que podrá visitarse hasta el día 17.
-El público belga siempre ha aplaudido su abstracción lírica. ¿Qué ha significado Bruselas en su proyección pictórica?
-La primera exposición individual que realicé fuera de España fue en Bruselas, allá por 1987, creo recordar, después de haber participado ya en colectivas en esta ciudad. Entonces no era consciente de la trascendencia de esos primeros pasos, llenos de riesgo pero también de emoción, en el camino de asumir mi vocación como artista. Por poner solo un ejemplo: mis primeras apariciones en ARCO (Feria Internacional de Arte Contemporáneo de España), allá por 1992, vinieron de la mano de la galería belga Forni. Bruselas ha supuesto un respaldo esencial en Europa hacia mi estilo pictórico, siempre en evolución, gracias a la fidelidad del público belga y al seguimiento de la crítica del país.
-¿Qué otras ciudades han propiciado su consagración artística?
-París, en primer lugar, ya que fue la primera ciudad donde se expusieron mis obras en 1984 y donde, desde el principio, tuve la suerte de poder participar en colectivas como las del Gran Palais o recibir La Bourne Annuelle de Peinture, un premio de pintura joven concedido por la Academia de Bellas Artes de París. Creo que la sorpresa más inesperada en mi carrera viene desde una ciudad asiática, Hong Kong. En 2015 el UMAG Museum organizó mi primera retrospectiva con treinta obras y a partir de ahí fueron llamándome de diferentes museos. Una colaboración con museos que va creciendo a media que pasa el tiempo. Por poner un ejemplo, en 2019 participé en la Bienal de Pekín y en el National Art Museum of China.
-¿El reconocimiento en España le sabe a poco?
-Aunque algunas personas me insisten en que el reconocimiento de mi obra en España va lento, yo les comento que es una aceptación sólida y que va viniendo de manera natural, ha ido 'in crescendo', sin prisa pero sin pausa Un punto de inflexión fue recibir el premio Ojo Crítico hace ya unos años, pero luego vinieron pasos imborrables, como la exposición individual que en 2021 me organizó el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. Desde el punto de vista emocional y también profesional, cómo no recordar que una de mis primeras exposiciones fue en Palencia, en 1985, o la que el Museo Esteban Vicente de Segovia me dedicó en 2016. Quiero incidir en este punto, pues paralelamente a mi reconocimiento fuera, he sentido el interés y el cariño de mi tierra, que es Castilla. El apoyo y entusiasmo de su gente me ha llegado siempre, aunque esté fuera. Por todo ello, me considero un pintor privilegiado.
-'El color físico' repasa su proceso creativo de los últimos tres lustros: pintura plana, cubos tridimensionales, obra expansiva…
-Algunas de las obras actualmente expuestas en la Galerie Faider de Bruselas representan un hito en mi evolución. A partir de 2005 empecé a engrosar los bordes de mis paisajes abstractos, hasta tal punto que trasmitían un aspecto escultórico. El paso siguiente fue independizar estas 'pinturas-objeto' del muro y exponerlas en el suelo, en grupo, formando lo que yo llamo 'instalaciones pictóricas'. Todas ellas formando un paisaje de pinturas, donde el espectador puede interactuar, rodeándolas físicamente, así como imaginar, a través de su propio punto de vista, su particular escenario pictórico. El trabajo con estos paisajes tridimensionales me ha permitido, sin abandonar los volúmenes pictóricos, regresar al lienzo plano, pero añadiendo todo lo aprendido en estos años, donde el volumen, el espacio y el cuestionamiento del tradicional soporte pictórico han sido señas de identidad en la evolución de mi trabajo.
«El volumen, el espacio y el cuestionamiento del tradicional soporte pictórico son mis señas de identidad»
-¿Qué acogida está obteniendo esta muestra y qué repercusiones tendrá en su catálogo?
-Esta muestra ha supuesto un reencuentro profesional y emocional con el público belga. Las generosas críticas de Roger Pierre Turine en 'La Libre Belgique' y de Daniélle Guillemon en 'Le Soir' han generado una afluencia de público a la galería aún mayor, una tendencia que ya se notó desde los primeros días de su apertura. Me ha producido una especial alegría la presencia en la exposición de un nutrido grupo de castellanos y leoneses que trabajan en Bruselas, súper simpáticos, compartiendo agradables y distendidos momentos en la galería. Esta exposición va a repercutir muy positivamente en mi andadura, pues afianza mi trabajo en esta región, abriendo la posibilidad de otras nuevas colaboraciones en Bélgica.
-Esta exposición contiene piezas en las que se reconoce el paisaje de Castilla. ¿Sus raíces son fuente inagotable de su inspiración?
-He conversado mucho de Castilla con el público de Bruselas. Ellos reconocen en algunas de mis obras expuestas, en mis texturas de color dorado y de amarillos cálidos, las extensiones de cereales que se pierden en el horizonte castellano. Desde el comienzo de mi andadura estoy pintado una serie sobre Castilla tan interminable como las perspectivas sin límites que nos regala nuestra Tierra de Campos.
«El reconocimiento de mi obra en España ha ido 'in crescendo', sin prisa pero sin pausa»
-¿Qué distingue a Reguera del resto de los artistas abstractos?
-Quizás una visión diversiforme de la abstracción, que asume el espacio como un instrumento más de trabajo, como pudiera ser el lienzo o el pincel. Y que cuestiona el tradicional soporte de la pintura, al tiempo que se nutre de diferentes momentos de la historia del arte.
-¿Qué recuerdos guarda de los años vividos en Palencia?
-Guardo los mejores recuerdos que uno puede tener después de tantos años vividos en Palencia. Allí pasé parte de mi infancia y adolescencia. Estudié entre Palencia y Valladolid e hice mis escapadas a Segovia. Tuve una infancia preciosa. Siempre me consideré un privilegiado por la maravillosa familia que tuve. También recuerdo con mucho cariño a los amigos de mis padres, así como a tantos amigos míos, con los que pasé momentos estupendos y divertidos y con los que sigo manteniendo lazos estrechos.
-Su última visita a nuestra tierra se produjo en 2019 con motivo de la presentación de 'El horizonte desbordado'. ¿Volveremos a verle por aquí?
-El equipo de la Diputación de Palencia hizo un trabajo impecable, de altísimo nivel, cuando organizó esta exposición. Fue un momento de reencuentro, al tiempo que me permitió mostrar mi evolución. Efectivamente, el tiempo pasa rápido y me encantaría volver a exponer en Palencia y realizar un proyecto concreto para un lugar específico, que, como antes mencionaba, entra dentro de mi actual método de trabajo.
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