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JEsús garcía-prieto
Palencia
Domingo, 19 de enero 2020, 08:41
La historia corre por cada centímetro del Teatro Principal. Por sus tablas han pasado algunos de los grandes nombres de la escena española. Un «teatro de bolsillo», como algunos actores lo han bautizado, que ha hecho las delicias de espectadores y cómicos a partes iguales. ... Carmelo Gómez o Lola Herrera, actores consumados y muy queridos en la ciudad, –sobre todo el primero, que residió en ella–, pero también nombres como el de Juan Luis Galiardo o José Sacristán, que quedarán unidos para siempre a las tablas de este emblemático teatro. El Principal cumplirá en julio 27 años desde su remodelación.
Un año, 1993, en el que el país sufrió la peor crisis económica desde la llamada crisis del petróleo en los años 70. El PSOE de Felipe González lograba ganar las elecciones por cuarta vez consecutiva, Paco Rabal, uno de los grandes actores españoles de todos los tiempos, recibía la medalla de oro de la Academia del Cine español, Michael Jordan se retiraba y Bill Clinton llegaba a la Casa Blanca. Acontecimientos nacionales e internacionales a los que el 1 de julio se sumaba con letras grandes la ciudad, gracias a la visita de la reina doña Sofía, tal y como lo recuerda Pilar Alcalde, técnico de Cultura del Ayuntamiento de Palencia, que solo llevaba dos años trabajando para el Ayuntamiento y acababa de llegar al teatro. «Recuerdo aquella reforma como algo muy nuevo para todos. Además, las obras se retrasaron y todo fue una locura porque queríamos tenerlo todo a punto para cuando llegase la reina. El impacto protocolario que se provocó fue increíble, no solo en el Ayuntamiento, sino en la ciudad por las grandes medidas de seguridad que se tomaron», explica Pilar Alcalde, que recuerda que la calle Burgos estaba completamente cortada desde horas antes de la llegada de la reina. «Teníamos policías en los tejados del teatro, pero también en el monasterio de Santa Clara. Cuando estuvimos haciendo el último recorrido, la policía metió a los perros en el teatro para hacer una batida. Inmediatamente después, cerraron el teatro y nadie pudo entrar o salir del mismo», remerora.
La reina llegó a la capital palentina pasadas las 19:00 horas, después de haber aterrizado en la antigua Balastera y de atravesar la calle Mayor y la calle Don Sancho, donde miles de palentinos aplaudieron y saludaron a la soberana. «Tuvimos que enviar a la seguridad de la Casa Real los carnets de identidad de todos los invitados aquel día. Todos teníamos que estar sentados, esperando en el teatro bastante tiempo antes de que llegase la reina. Estaba todo muy medido y controlado por el protocolo de la Casa Real. Nos sentíamos como marionetas haciendo lo que ellos nos decían», explica.
Poco tiempo llevaba también trabajando en el teatro Salvador Gil Gil, que recuerda aquella fecha como la de una jornada muy laboriosa, en la que se trabajó para que no hubiese ningún error. «Todos teníamos que estar acreditados. En ningún momento pudimos ver a la reina, ya que el protocolo exigía que cada trabajador no se moviese de su sitio», afirma.
El presidente de la Junta aquel año, Juan José Lucas; el presidente de las Cortes, Manuel Estella; el delegado del Gobierno, Arsenio Lope Huerta y el alcalde en aquel 1993, Heliodoro Gallego, esperaban a la reina en la puerta del auditorio, en medio de una multitud de palentinos y de fuertes medidas de seguridad. El resto de los 431 invitados esperaban ansiosos, esperando la llegada de la reina para que diese comienzo el espectáculo. La encargada de volver a poner en marcha la programación teatral tras la inauguración fue la bailaora María Rosa, que presentó 'El concierto de Aranjuez, el zapateado 'A palo seco'; 'Asturias' de Albéniz, y la 'Jota', durante la primera parte del espectáculo, mientras que en la segunda, los palentinos disfrutaron de las coreografías inspiradas en poemas de Antonio Machado, Miguel Hernández y Federico García Lorca, como homenaje a los tres poetas nacionales. «La reina es una apasionada de todos los espacios escénicos y el Teatro Principal la encantó. Era como estar viviendo un sueño», afirma Alcalde.
El Principal sigue escribiendo su historia ahora, en 2020, y el Festival de Teatro Ciudad de Palencia acaba de cumplir su cuadragésimo aniversario, en el que el Ayuntamiento ha decidido premiar a los galardonados del certamen con una placa en una de las butacas del teatro, que inmortaliza el momento. «La idea surgió de ver lo que ocurre también en otras ciudades, otros espectáculos, además me gusta leer también las críticas y ver las entregas de premios. Le sugerimos la idea a la nueva concejala y le gustó mucho. Nuestra intención era darle un carácter distinto a la entrega de premios y que no fuese siempre lo mismo», explica Pilar Alcalde, que ha vivido varias de las diversas etapas por las que ha pasado el festival. «En un primer momento no había entregas de premios, después se instauraron los galardones entregados por el público. El primer premio tenía forma de letra 'T', de la que colgaban dos telones, algo que se cambió a continuación para dar opción a los alumnos de la Escuela de Artes para que hiciesen un diseño. El ganador del proyecto fue el que se ha proyectado para entregárselo a los premiados. En la actualidad hemos decidido premiar a los ganadores con la placa en las butacas», añade.
El festival ha situado a Palencia como una de las ciudades imprescindibles dentro del circuito de teatros españoles y por la que pasan algunas de las compañías más importantes a nivel nacional. «El de Palencia es el festival más antiguo de Castilla y León, y me atrevería a decir que uno de los más antiguos de España. Estamos entre los seis más longevos del país, pero eso no es lo más importante, sino que no ha desaparecido en ningún momento», explica Pilar Alcalde, que confiesa que por las tablas del teatro han pasado compañías que «a lo mejor no son tan conocidas, pero que son impresionantes como Atalaya o La Zaranda. Pese a no tener caras conocidas entre sus actores, están muy consideradas dentro de las programaciones teatrales dentro de la escena española», señala.
Alcalde considera que ese tipo de compañías triunfa entre los palentinos y repiten con asiduidad. «Precisamente, Atalaya ha vuelto varios años. Ricardo Iniesta, su director, es para mí uno de los mejores directores que tiene España en estos momentos. Le da un toque diferente a las obras clásicas y tiene un elenco de actores maravilloso. Cada dos años se acercan hasta el Principal y tienen mucho público detrás», asegura.
Uno de los actores que tiene más vinculación con la ciudad es Carmelo Gómez. «Conservo recuerdos muy bonitos de Palencia, porque es un lugar donde estuve estudiando durante casi tres años de mi vida a los pies del Cristo del Otero», afirmó la última vez que visitó la ciudad, el pasado mes de septiembre con motivo de la entrega de los premios. «Carmelo tiene una relación importante con Palencia porque estudió aquí. Además, regresa a la ciudad en marzo con una obra que podemos considerar un reestreno llamada 'A vueltas con Lorca', que tendrá como punto de partida para todo el territorio nacional a Palencia», destaca Pilar Alcalde.
Además de Carmelo Gómez, un sinfín de actores aprecian la ciudad y el trabajo de los técnicos del teatro. «Blanca Portillo, al acabar su monólogo, se quedó con nosotros hablando hasta las dos de la madrugada. Una mujer encantadora», afirma Salvador Gil Gil, quien señala que «a algunos actores casi no da tiempo ni a saludarles porque está todo muy medido. Recuerdo a Adolfo Marsillach como una persona con mucho carácter, al estilo de Fernán Gómez». Pilar Alcalde afirma que el 90% de las compañías que llegan por primera vez al teatro se quedan prendadas. «Todos lo definen como la 'bombonera'. Lo que más les gusta a los actores es algo que nosotros consideramos un defecto: su tamaño. A ellos les encanta porque les da una cercanía con el público que no tienen en un auditorio mayor».
El Principal es, en palabras de Laura Lombraña, concejala de Cultura, «el espacio cultural más representativo de la ciudad. Oferta una programación diversa y con unos estándares de calidad muy elevados. Hay cabida para teatro clásico y contemporáneo, pero también para la música o para géneros quizá más minoritarios, como la danza o el nuevo circo», explica Lombraña, que reconoce que el público palentino es cada vez más exigente. «Es un desafío muy estimulante. Debemos diseñar programaciones de calidad, traer compañías y obras de primer nivel. El cartel de este Invierno Cultural es un buen ejemplo», destaca Lombraña. El teatro estará de celebración este mes de julio y por sus tablas seguirán actuando un sinfín de actores, que formarán ya parte de su historia particular.
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