Maripaz Martínez, Julia Rodríguez, Silvia Zapatero y Sandra Cieza (de i a d) en el Sofía Tartilán. Marta moras

Los primeros días en el aula

Los jóvenes depositan vocación y expectativas en esta experiencia de observación y aprendizaje

Lunes, 30 de noviembre 2020

Un puñado de niños enmascarados se asoman por encima del murete, entre las rejas que delimitan el patio del colegio Pan y Guindas. Ríen cada vez que alguien les mira, chillan de emoción o se esconden a todo correr. Juegan: no deja de tratarse del ... recreo, a pesar de las mascarillas y de los mil cuidados que cumplen. Solo el propio personal puede entrar a los colegios. Eso sí, hasta el 5 de febrero tienen 'nuevos profes' y les han recibido con la ilusión de siempre.

Publicidad

«Que vengan alumnos en prácticas es un soplo de aire fresco, son un grandísimo apoyo, un comodín para todo», coinciden Sandra Cieza Antolín y Maripaz Martínez Centeno, tutoras a las que acompañarán, respectivamente, Silvia Zapatero Arija y Julia Rodríguez López. La primera de esas dos jóvenes estudia el doble grado, la segunda se dedicará exclusivamente a Infantil, y ambas pasarán lo que les queda de cuatrimestre rodeadas de pequeños de cinco años del colegio Sofía Tartilán, que enseguida se han aprendido sus nombres y ya las esperaban. «Quería dedicarme a esto desde que era pequeña», confiesa Silvia Zapatero. «Creo que si quieres arreglar algo, la solución es la educación, y qué mejor manera que dedicarse a ello desde dentro», añade. Julia Rodríguez dibuja una pincelada sobre su propia vocación: «También supe pronto que quería ser profesora, creo que a los cinco años, se asienta la base de la persona», cuenta. Ella ya venía con ciertas tablas a raíz de ejercer de monitora de ocio y tiempo libre, y eso mitigó los nervios de la primera vez, que venían más del «tema covid». Cuenta que de momento todo va muy bien y que el ambiente que ha encontrado le trasmite seguridad.

Con segundo de Infantil, pero en el centro escolar Pan y Guindas, se desenvuelve Andrea Ramos Ferreras, que cursa los estudios conjuntos. En la misma escuela también se forman Isaac Bermejo Muñiz, que ha conseguido plaza con un tutor que se dedica a la educación compensatoria; Francisco Ortiz Prieto, que se prepara para ser generalista con una clase de 3º de Primaria; y Andrés de la Cruz Valdehornillos, que ha comenzado el seguimiento de una clase de 6º. La posibilidad de tener que unirse a las clases a través de una webcam no ha dejado de estar ahí. «Ha habido un momento en el que pensábamos que iban a confinar Palencia, y creíamos que podía haber sido el lunes anterior al miércoles en el que hemos empezado, o que quizás ni siquiera sacasen prácticas», admite Andrés de la Cruz.

Variedad de centros

Otro tema ha sido escoger y ser escogido: Isaac Bermejo apunta a que en ciertos casos ha notado que otros aspirantes no solo expresaban preferencia por la localización geográfica del centro, sino que valoraban su reputación. «No me fiaba mucho de los estereotipos de la gente respecto a este colegio, creo que puedo aprender más de él precisamente por su diversidad, por lo distintos que son los alumnos que tiene», resuelve, y confirma su decisión: «A nosotros nos están tratando muy bien nada más llegar».

Los alumnos Andrés de la Cruz, Isaac Bermejo, Francisco Ortiz y Andrea Ramos (de i a d) entran en el recinto del centro Pan y Guindas. Marta Moras

Cada centro tiene sus virtudes, y los alumnos parecen dispuestos a aprovecharlas todas, ya se trate de un colegio público, concertado, bilingüe, adaptado o rural, entre otros muchos rasgos. «En un colegio más pequeño hay más unión, y eso favorece un modo de trabajo muy diferente, también entre el profesorado», señala Andrea Ramos. Los 113 estudiantes pasarán un tiempo observando el hábitat de la clase, pero a medida que ganen soltura intervendrán más. Estos seis hablan de personalizar contenidos, fomentar el aprendizaje en proyectos, usar la gamificación adaptada, hablarles del otoño mostrándoles alimentos típicos o estimular su autonomía y su espíritu de superación. Ellos también se llevarán experiencia o cariño, y ojalá, el recuerdo. «Normalmente a los profesores de Primaria los recuerdas muy bien», afirma Francisco Ortiz, «y yo espero no pasar desapercibido, no quiero irme sin marcarles de alguna manera».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad