La Policía Local de Palencia investigó el año pasado cuatro denuncias por delitos de odio. «Eso no quiere decir que existan más delitos que no se denuncian, porque es un tema complicado. Y luego hay que saber diferenciar hasta qué punto es tipo delictivo, infracción ... administrativa o nada», asegura el jefe de la Policía Local, Isidoro Fernández Pita, que este jueves ha participado en una jornada en el Centro Cultural Lècrac dentro del Proyecto Europeo de Cooperación Interpolicial y Social contra los Delitos de Odio (CISDO), cuyo objetivo es mejorar las capacidades de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para prevenir, identificar, mediar y luchar contra los incidentes racistas y xenófobos, y en especial contra los discursos y delitos de odio que amenazan la convivencia pacífica en las ciudades.
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Uno de los objetivos específicos de este proyecto es aumentar la cooperación y el intercambio de información entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado con las organizaciones de la sociedad civil especializadas en atención a víctimas de delitos de odio. Por ello, una treintena de agentes de la Policía Local, Policía Nacional y Guardia Civil realizarán diez sesiones de trabajo junto a técnicos de Servicios Sociales del Ayuntamiento, Cruz Roja, Cáritas Diocesana, Fundación Secretariado Gitano, Asociación 'Hechos' y Oficina de Atención a la Víctima. Se reunirán en el edificio EFIDES una vez al mes, cada una de estas sesiones con una duración aproximada de seis horas.
Serán sesiones prácticas con metodología participativa donde se fomentará la cooperación, las puestas en común y el trabajo en grupo, «donde trabajaremos, plantearemos y debatiremos diversas líneas de trabajo para prevenir y luchar eficazmente contra los delitos de odio en nuestra ciudad», añade Isidoro Fernández Pita, que incide en cómo en la Policía Local de Palencia tres agentes llevan formándose ya dos años en este ámbito en la Unidad de Acción Social, que también se encarga del seguimiento de víctimas de Viogén. «Nos dedicamos a los menores porque es la base donde deben aprenderse esos valores de tolerancia y respeto, y también a colectivos en situación de vulnerabilidad que también demandan esa atención. Cogiendo una buena base desde el principio, evitamos que, cuando seamos mayores, caigamos en estos errores. El número de denuncias es bajo, pero hay que seguir trabajando», agrega el jefe de la Policía Local.
Silvia Ávila es uno de los tres agentes de la Unidad de Acción Social de la Policía Local. «Concha Antón, psicóloga de la Universidad de Salamanca, nos ha explicado muy bien en las presentaciones que más que de odio, hay que hablar de prejuicios. Todos los tenemos, aunque digamos que no. En el momento en que actuamos de cierta manera con una persona por una característica suya, porque sea mujer, de cierta etnia, con cierta identidad sexual..., ya estamos teniendo un prejuicio. De ahí, el paso al odio es qué tipo de actuación tengamos hacia esa persona, una agresión física, verbal, psíquica...», señala Silvia Ávila.
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«Hay que diferenciar también entre incidente de odio y delito de odio. El incidente acarrea unas consecuencias que pueden ser administrativas y el delito puede acarrear consecuencias penales. El incidente podría ser un insulto o tener algún tipo de altercado que no fuera tipificado como delito penal. En la Policía Local, cuando por ejemplo nos avisan de que hay una pelea entre dos sudamericanos y dos vecinos de Palencia, nosotros como policías no es que no veamos ese incidente como de odio, lo que vemos es una agresión y actuamos ante la agresión. Si no nos dicen que le han llamado sudamericano de mierda, por ejemplo, nosotros no reparamos en ello. Eso hace que las estadísticas no reflejen la realidad. Y luego están las infradenuncias, porque no denunciamos todos los delitos, ni de odio ni de otro tipo», subraya Silvia Ávila.
«Con este proyecto se pretende la cooperación entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y las asociaciones civiles para que esa barrera que existe entre nosotros pueda quitarse. En estas jornadas cada uno de nosotros vamos a poner encima de la mesa cuál es nuestra forma de trabajo, qué recursos tenemos, hasta dónde nos dejan hacer por la ley y por la Administración, qué necesidades tenemos... Y, entre todos, tomar decisiones para que se pueda trabajar la prevención de estos delitos de odio», afirma la agente de la Unidad de Acción Social de la Policía Local, que junto a sus compañeros ha trabajado en un 'mapeo' el que se ha investigado cuántos habitantes tiene Palencia, cuántas nacionalidades hay en ella, cuál es la mayoritaria, qué tipo de problemas se han detectado, si hay segunda generación, si hay población flotante... «Todo eso lo hemos investigado con el padrón y diferentes herramientas y lo vamos a exponer en estas jornadas para ponernos en situación. Hay una población que también está metida en el racismo que no se contabiliza, que es la comunidad gitana. No hay una cruz que marques cuando te empadronas para poner si eres gitano», incide Silvia Ávila.
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«Hay que trabajar con los menores la prevención en todas las materias, pero no solo con los chavales de 15 años, porque tenemos una sociedad en la que, lo que hacíamos antes con 16 años, ahora lo hacen con 13. Hemos pasado de hacer esa prevención solo en el instituto, a hacerla en los colegios», añade Silvia Ávila, que subraya la dificultad de trabajar en las redes sociales «para recoger información, hacer una investigación y buscar indicios, porque son muy escurridizas».
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