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Técnicos de sonido, de iluminación, pirotécnicos, cámaras de televisión, un sinfín de cables por todas partes, equipos electrónicos, fuegos de artificio, pantallas gigantes, vallas, policías. Todo un enorme revuelo a pocas horas de la llegada de los Reyes Magos.
La Plaza Mayor se ha vuelto esta mañana una especie de camarote de los hermanos Marx, en el que entraban y salían incontables personas, aunque, en este caso, con una clara organización a sus espaldas y unos cometidos concretos en cada caso. Sin embargo, la imagen de frenética actividad resultaba todo un espectáculo, que se engrandeció aún más cuando hizo su aparición una de las gigantescas carrozas del desfile previsto para la tarde.
Era la estrella de Belén, un compendio de varios metros de luces led, que luchaba por entrar en la Plaza Mayor, peleándose con cada giro y cada esquina, y son muchos, porque debía acceder al principal foro de la ciudad a través de la pequeña travesía del Secretario Vázquez y salir por la plaza de San Francisco, ya completita de vehículos cargados de material o reservados para la Cabalgata. Y eso, sin contar con el trenecito navideño, que también arañaba parte del protagonismo.
Pues la estrella entró, con dificultades pero entró, y salió, todavía con más problemas, por lo que finalmente, y a pesar del éxito de la operación acceso, la concejala de Cultura, Laura Lombraña, que no se perdió ni un detalle, acordó con los organizadores y con la Policía Local que era mucho más seguro que por la tarde la estrella de Belén pasase de largo y siquiese su camino Calle Mayor adelante, sin intentar alumbrar la fachada del Ayuntamiento.
Y no será la única carroza que siga este mismo itinerario, hay otra, con 22 metros de largo que ni siquera lo ha intentado, dado que estaba claro que no podría girar y también seguirá hacia delante al llegar a Villandrando, como la estrella. Las restantes cinco carrozas que participarán en la Cabalgata de los Reyes Magos, incluidas las tres de sus Majestades de Oriente, sí podrán acceder a la Plaza Mayor para depositar en ella a sus ilustres ocupantes.
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