'La Crucifixión' del artista flamenco Juan de Flandes, que trabajó a las órdenes de Isabel La Católica, fue pintado en Palencia entre 1510 y 1518 para presidir la calle central del retablo de la Capilla Mayor de la Catedral. La obra de óleo sobre tabla, que tiene unas medidas de 123x169 centímetros, solamente estuvo expuesta de 1524 a 1559, año que se trasladó a la sala capitular, a la que solo el propio cabildo tenía acceso. El resto de sus pinturas se mantuvieron expuestas.
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Esther Bengoechea
El libro 'Juan de Flandes en Palencia', de Antonio Cabeza Rodríguez, profesor de la Universidad de Valladolid y académico de la Tello Téllez de Meneses, se enmarca en la conmemoración del séptimo centenario de la Catedral y hace una nueva lectura de este cuadro, una de las obras más importantes de la pintura castellana del siglo XVI, y lograr explicar todo lo sucedido. Esta obra no pertenece a la seo palentina desde 1944, que fue vendida a Manuel Arburúa, director del Banco de España y posterior ministro de Franco, para más adelante pasar al Museo del Prado.
Antonio Cabeza centra su estudio desde «la razón histórica». Y ahí es donde destaca el personaje de la derecha del cuadro, el de la armadura. Otros especialistas en Juan de Flandes fueron descartando distintos personajes como Longinos (al llevar la media luna del Islam) y finalmente solo determinaron que era un soldado. Pero el investigador palentino fue más allá. «Es la primera representación pictórica conocida que se hace en la historia del arte europeo del soldado cristiano de Erasmo de Rotterdam. Y esto para Palencia es muy importante», subraya.
El profesor de la UVA argumenta que la jerarquía venía de familias judio conversas y que es a ellas a las que está representando este personaje, de ahí la media luna. «La otra media luna en el cielo representa la sinagoga que va a quedar vacía y está mirando a Cristo, se está convirtiendo. Es un converso de cualquier religión porque es de piel blanca y la armadura es europea», señala.
Destaca otros símbolos en este personaje como las espuelas. «Los soldados rasos no llevan espuelas y además destaca por la elegancia en la armadura de estilo flamenco. También lleva un paño azul, que le cruza por delante del pecho, de hombro a hombro, y eso un soldado no lo lleva. Se refiere a la ciencia de Erasmo, que es solo Cristo, solo el evangelio, sin añadidos», sentencia.
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El cuadro fue ocultado en 1559, año en el que en Valladolid se llevaron a cabo dos autos de fe, organizados por la Inquisición. «Por eso lo esconden en la sala capitular y en el retablo quedó el hueco para esperar a ver si lo volvían a poner», rememora, para explicar que posteriormente terminó en la sacristía antes de ser vendido en 1944.
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